
Yo te vi correr
La crónica del corredor PDA sobre la Maratón de Montevideo. Parece que llegó y todo.

El pasado domingo 26 de abril y sobre las siete de la mañana se largó la segunda edición de la Maratón de Montevideo. Los conocedores, allegados y aficionados a esta página sabrán que nuestras coberturas periodístico-deportivas no son como las habituales.
Desde este humilde espacio no queremos, ni vamos a hacerles saber, quién ganó la maratón en sus respectivas categorías ni con qué tiempo. Esa información la podrán encontrar en cualquier lugar. En Por Decir Algo hacemos coberturas y participamos desde el corazón, porque lo sentimos así.
Es así que, para no estar ajenos al evento más importante de running del año, seleccionamos a un enviado especial: Luis "Speedy" González (ver foto en la nota para reconocerlo por la calle y saludarlo) para que nos cuente su experiencia en el evento.
La noche previa
Existen diferentes formas de asimilar la noche previa al desenvolvimiento de un evento importante, ya sea para un deportista o un ser humano común. Algunos prefieren alivianar tensiones en pubs y boliches de dudosa reputación.
Sin embargo nuestro corredor nos dijo lo siguiente: "Me sentí muy nervioso y ansioso. Preparé la ropa, coloque el chip en el champion y me puse el número de corredor en la espalda de la remera para intentar dormirme lo antes posible. 4:30 AM sonó el despertador. Pensé que era una joda, pero no, había sonado en enserio. Con menos de tres horas de sueño, me levanto rápido y trato de comer algo que no me caiga pesado".
La comida
"Es fundamental comer de dos horas y medio a tres antes del evento. En mi caso hice una mezcla de almuerzo con desayumo, le entré a una manzana, capeletis y una galletita ___ de salvado que las compré en ___, tomé mucha agua y Gatorade intercalando estos últimos".
Nota de redacción: los guiones bajos corresponden a que nuestro corredor nombró la marca de las galletitas y la reconocida cadena de supermercados donde las compró, las cuales de ninguna manera daremos a conocer ya que ninguna de las dos marcas es sponsor de nuestra página. A Gatorade sí lo mencionamos ya que a pesar de no ser un auspiciante, tras haberlo nombrado esperamos que lo sea dentro de poquito. ¡Te queremos Gatorade!
La familia es la familia
"La concentración para encarar la misión y cumplir con el objetivo estaba firme y a las 6:15 arranqué con mis señores padres hasta el Palacio Legislativo. Ellos siempre me acompañan en estos eventos, pero esta vez me llevaron y luego se fueron a dormir. Mi objetivo era tratar de correr por debajo de las cuatro horas, así que les dije que me pasen a buscar a las 11".
La carrera
"Con clima fresco, algo ventoso y con mucha gente alentando, empecé la carrera. Solo para esperar durante 30 segundos a que mi reloj localice la señal, y ahí sí, arranqué. El primer kilómetro me preocupé por esquivar a la masa hasta que en el segundo veo al Pacer de 3:30 y, cual garrapata, me quedé junto a su grupo.
Lo seguí hasta el kilómetro 22, a la altura del Hotel Carrasco, donde estaba el retorno de la carrera. No sé si habrá sido la tentación de tirar una fichita en el casino o qué, pero mi cuerpo empezó a bajar revoluciones y a decaer mi promedio".
La vuelta
"A partir del kilómetro 27 empecé a sentir que la zancada era más corta, pero igualmente estaba bien y todavía estaba lo suficientemente lúcido y consciente como para disfrutar la carrera. En el 33 pude diagnosticarme a mí mismo y verificar que no sentía las piernas y ya estaba contando los kilómetros para terminar.
De acá en adelante mi promedio era el de una señora con chismosa un domingo al mediodía después de comprar en la feria. Los kilómetros se sufrieron demasiado, pasaban muy lentos y sentía que no tenía reservas. Sentía la presión de tener que terminar por ser el corredor PDA y un poco de vergüenza si abandonaba y otro poco también por ser el corredor PDA, pero lo importante era llegar".
Últimos metros
Llegó el momento de dar todo lo que resta de uno. De llegar con la frente en alto. Los últimos metros se corrieron en una especie de pasaje angosto pero muy motivador, donde la gente aplaudía y daban fuerzas.
Se me puso la piel de gallina, me ericé y traté de hacer un sprint final para venderles humo a esa gente, sprint que igualmente hice a media máquina, ¡pero llegué!
No se puede describir la felicidad y los diversos sentimientos que uno siente al cumplir el objetivo de una maratón. Me faltó entrenamiento, pero fue más que satisfactorio y se logró el objetivo.
El corredor PDA cumplió y corrió la II Maratón de Montevideo en 3:58.52, llegando en la posición 257. ¡Éxito!