El español Rafael Nadal sigue demostrando que no solo sobre polvo de ladrillo puede reinar. En la final del Masters 1000 de Cincinnati superó a John Isner por 7-6 7-6, ganado así si quinto Masters del año, noveno título de las 11 finales disputadas en 12 torneos. 

Con esta victoria, Nadal sube al segundo puesto del ranking, relegando a Murray al tercero y quedando a menos de 2000 puntos de Djokovic. Invicto sobre cancha dura, el español llegará al US Open como uno de los favoritos –sino el máximo candidato- a llevarse el título. De ser así, salvo que “Nole” llegue a la final, Rafa será el 1 del mundo en su retorno a las canchas luego de más de siete meses ausente por lesiones.
Hace una semana derrotaba a Raonic en la final del Masters de Montreal para ahora vencer a Isner en la de Cincinnati. En casi dos horas de partido, el español no logró quebrar ni tener chances de quebrar Isner –que venía de dejar afuera a Djokovic y Del Potro- pero la diferencia la hizo en los tie-break. En el primero de ellos un “mini break” le bastó para adueñárselo 10-8 pero en el segunda la historia iba a ser ya más holgada, 7-3. 

Implacable y perfecto en los momentos que hay que serlo. Rafa comete errores (16 frente a los 31 de su rival) pero son tan escasos y casi inexitentes en situaciones críticas que quitarle un set parece ser ya algo casi imposible de lograr –algo que hace resaltar lo hecho por Federer en cuartos de final. Fueron tres las veces que el local tuvo oportunidad de quebrar a Nadal pero los nervios, la garra, la intensidad, la confianza que tiene el español lo llevaron a ganar esos puntos. 

Isner, de gran semana, logró presionarlo más que muchos otros porque al todo definirse por detalles la tensión a la hora de sacar es mayor, tensión que el máximo ganador de Masters (26) parece no tener problemas en controlar. 

Así Nadal sigue amoldando la increíble historia de su carrera que todavía tiene mucho futuro por delante.