Entre las mujeres y el alcohol

PDA homenajea a uno de los más grandes jugadores de la historia que por la adicción al alcohol no pudo desarrollar todo su potencial.

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Foto: redcafe.net
"Si yo hubiera nacido feo, ustedes no habrían oído hablar de Pelé"

George Best nació el 22 de mayo de 1946 en Belfast, Irlanda. A los 11 años dejó la escuela para dedicarse al rugby. Esa aventura no duraría mucho, ya que un par de años después se inscribiría en una escuela secundaria local para dedicarse de lleno al fútbol.

Un ojeador del Manchester United instalado en Irlanda vería a George regatear a rivales como conos y mandaría al club el siguiente telegrama: "He encontrado un genio". Gracias a estas líneas,  llegaría la gran oferta para el futuro jugador, la posibilidad de ir a jugar en el Manchester.

El equipo inglés buscaba rearmar el equipo tras la tragedia aeronáutica en la cual había muerto gran parte de su plantel mientras volaban a Belgrado. George formaría parte de este rearmado, uniéndose a grandes jugadores como Bobby Charlton y Denis Law. Estos tres jugadores se harían llamar “la Santa Trinidad" y le devolverían la alegría a Old Trafford.

Con 17 años, Best debuta en el primer equipo de Manchester demostrando su rapidez para moverse con el balón y el olfato para marcar. Siendo figura lograría las Premier League de 1965 y 1967, y al año siguiente ganaría la tan ansiada Copa de Europa.

Hasta ese momento la Copa había sido esquiva para los ingleses, pero con la actuación de George, gol incluido, logra la victoria del Manchester en prórroga 4 a 1 sobre Benfica. Esta conquista lo capultaría a la fama internacional y logra en 1968 ganar el Balón de Oro entregado por France Football.

En la cima de su carrera comienza a corromperse. Dejaría de ser famoso por sus goles y pasa a ser tapa de diario sus affaires amorosos con modelos y sus problemas con el alcohol. Esta situación personal lo llevaría al declive de sus habilidades. Aún en el Manchester United, hace seis goles al Northampton el 7 de febrero de 1970, mientras que un año después es tercer clasificado para ganar el Balón de Oro.

Con 27 años decidió retirarse del fútbol y abandonar el Manchester. A pesar de los problemas que podría acarrear su contratación, muchos equipos querían contar con él por la calidad deportiva. Por nueve años anduvo por Inglaterra, Irlanda, Escocia y Estados Unidos, no estando en ningún equipo por algo más de un año.

Hubo un renacer de su carrera en Fulham en 1976 y en Hibernian en el 79, pero fueron amagues. Su talento no se extinguía, pero el físico, sin el cuidado adecuado, no respondía a las exigencias. En 1984 jugando en Irlanda del Norte por el Tobermore United, finaliza su carrera profesional al tener que cumplir tres meses de prisión tras conducir ebrio y agredir un policía.

Pese a que el alcohol fue su impedimento para continuar con el ascenso de su carrera, jamás abandonó la bebida. En 2002 fue sometido a un trasplante de hígado, pero siguió esclavo de la adicción.

Tres años después sería internado y sometido a un tratamiento buscando la rehabilitación, pero lamentablemente un mes después fallece en el hospital.

Sus últimas palabras se las dedicaría al partido que nunca pudo ganar, la lucha contra el alcohol. En una cama de hospital pronunciaría el mítico "Don't die like me" (No mueras como yo).

George, famoso no sólo por su habilidad como jugador de fútbol sino también por las declaraciones por su forma de vida, dejaba un mensaje al resto de la humanidad.

Hace años dije que si me daban a elegir entre marcar un golazo al Liverpool o acostarme con Miss Mundo iba a tener una difícil elección. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de hacer ambas cosas”.