Ya empezamos
El partido entre Biguá y Nacional se suspendió por decisión de los árbitros a falta de 7:42 para el final, cuando ganaba Biguá.
La noche lluviosa no fue impedimento para que mucha gente se acercara a la cancha de Biguá a disfrutar del debut de su equipo en la temporada. Desde temprano, hinchas locales y visitantes llenaron las tribunas, pero la fiesta no se dio de la mejor forma.
En la previa del partido algunos parciales de Nacional accedieron en avalancha sin pagar su entrada ante la pasividad del único guardia de seguridad que había en la puerta. Con los equipos en la cancha se desató la lluvia, una gran marea de insultos hacia Joaquín Osimani por el tristemente célebre incidente del fin de semana pasado en el Palacio Peñarol. La insistencia de los hinchas tricolores en sus referencias hacia este jugador enrarecieron de a ratos un clima que en la cancha fue tranquilo.
No todas son notas negativas, ya que el apoyo de ambas parcialidades hacia sus equipos, recibiéndolos con globos y papel picado, le dieron a la antesala del juego el tinte de fiesta que merecía.
El partido transcurrió con normalidad, con un inicio muy parejo. Fue Nacional quien tomó la iniciativa en el juego y logró estar cinco puntos arriba durante algunos pasajes del primer cuarto. Sin embargo, pese al buen arranque de sus dos extranjeros con varias volcadas y algunos tiros exteriores, llegó la mala noticia en lo deportivo. Mc Coy sufrió un esguince de tobillo izquierdo que lo marginó del resto del partido y podría derivar en su recambio.
Ya en el segundo cuarto Biguá tomó el liderazgo, ajustó la defensa y con el joven Brause sobre Muro consiguió contener de mejor forma al veterano del elenco albo. En el juego ofensivo sus extranjeros fueron importantes y el equipo permanentemente jugó a partir de situaciones de pick and roll con Vidal. El base consiguió dar juego al resto del equipo y sobretodo a sus internos.
Ya en la segunda mitad Nacional probó con una zona 2-3 en defensa, buscando evitar el juego interno del pato y las cortinas sobre el defensor de Vidal. Consiguieron buenos resultados debido a los malos porcentajes de tiro exterior que tuvo el rival en esos momentos, pero la defensa mostraba falencias. Esas falencias tricolores quedaron en evidencia cuando el botija Brause pasó factura y encestó un triple para empezar a ampliar ventajas.
Desde entonces la diferencia para Biguá fue tranquilizadora, y en la hinchada de Nacional el nerviosismo creció. En una incidencia de juego Osimani se aproximó a la línea de costado para reponer y fue insultado, salivado y agredido con proyectiles de pequeño tamaño. Es cierto, lo que cayó a la cancha no fueron proyectiles de gran porte, sino alguna que otra moneda, pero alcanzó para que el árbitro suspendiera el juego.
Si la decisión fue exagerada o no como reclamaron los dirigentes tricolores, deberá ser evaluado en los correspondientes ámbitos, lo cierto es que pese a que no sucedió ningún infortunio, el juez tuvo elementos para considerar que las garantías no estaban dadas para continuar y por tanto está en su derecho de dar por terminado el encuentro. Es de esperar que el pico se juegue, resta saber cuándo.