La naranja de hierro

Auburn ganó el Iron Bowl, un partido clásico, de la forma más increíble e impensada. De atrás y en la hora. Mirá el video.

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Los hinchas invadieron el terreno de juego para festejar la victoria de los tigres.
Una de las situaciones más increíbles se vivió en uno de los partidos con mayor tradición y rivalidad. Año a año, las dos universidades públicas más grandes de todo Estados Unidos, Alabama y Auburn, se enfrentan en el Iron Bowl. Este partido es un clásico en el fútbol americano universitario y los equipos se sacan chispas cada vez que se juega.

El pasado domingo, el marcador estaba igualado y pocos segundos faltaban para el final. Alabama (dominador del récord de victorias con 42 sobre 35 de Auburn), decidió ir por el gol de campo desde una larga distancia, corriendo el riesgo de no llegar a anotar. Esta jugada era lógica, ya que en caso de conseguir los tres puntos, la victoria sería para ellos.

Lo increíble fue lo que sucedió luego. El equipo de Auburn, ante la posibilidad de que el pateador no tuviera la fuerza necesaria para alcanzar el gol de campo, decidió poner un jugador debajo de los palos para devolver la patada si la pelota seguía en juego. Eso fue lo que ocurrió. El balón nunca salió de la cancha y por tanto Auburn tuvo la posibilidad de devolver la patada con el reloj en 0, prolongando la jugada iniciada por sus rivales. 

Bastaba con que capturaran al corredor, es decir, que lo tacklearan y tiraran al piso o hacia afuera de la cancha, para que el partido se fuera al alargue, pero no fue así. El muchacho corrió 109 yardas y ganó el clásico, de atrás y en la hora, como le gusta al hincha.