
Negro el 11
A raíz del arribo del peruano Hurtado a Peñarol, recordamos al jugador de ese país más emblemático de los aurinegros: Juan Joya.

Foto: elpais.com.uy
Si hablamos de jugadores peruanos en el fútbol uruguayo, no ha habido jugador más influyente que Juan Joya Cordero.
Nació en Lima el 25 de febrero de 1934, y a la temprana edad de 18 años, gracias a su velocidad y habilidad para regatear rivales, logró hacerse un lugar en el primer equipo de Alianza Lima. Allí consiguió ganar los campeeonatos peruanos de los años 1954 y 1955.
Su actuación en la temporada de 1957, donde logra el premio al goleador del campeonato, lo lleva a trascender fronteras y ser objetivo a fichar por los grandes equipos de Sudamérica.
Con esas credenciales Joya pasa una temporada en Buenos Aires defendiendo a River Plate, para desembocar en Montevideo en el año 1961 para jugar por Peñarol.
Eran otros tiempos, ya que equipos como Peñarol podían hacerse de los servicios de los mejores jugadores del contiente y lograr formar uno de los mejores planteles en América.
En ese entonces, el equipo carbonero ya era campeón de la Libertadores y el puesto de centrodelantero ya estaba ocupado por el ecuatoriano Alberto Spencer. Por lo que el peruano no tuvo más opción que, tras indicaciones del técnico Roberto Scarone, replegarse a la punta izquierda, donde lograría el mejor rendimiento en su carrera.
Con la incorporación Peñarol lograría el bicampeonato en la Copa Libertadores, tras vencer a Palmeiras en la final. En ese torneo el peruano brilló, anotando tres goles en seis partidos.
Tras el título continental, la frutilla de la torta fue conseguir la primera Copa Intercontinental, al derrotar a Benfica. Con una gran actuación de Joya en el partido de vuelta, anotando dos goles, Peñarol había logrado forzar una tercera final que le daría el título de campeón.
Ese equipo de Peñarol no se destacó solamente por lograr éxito internacional, sino que en el Campeonato Uruguayo arrolló ganando seis títulos en nueve años.
Peñarol vovlvió a ser campeón de América en 1966, tras vencer en agónica final a River Plate, lo que permitiría repetir el titulo de campeón del mundo, solo que esta vez venciendo a Real Madrid en su propio campo, tomándose revancha por lo que había sufrido Peñarol seis años antes, cuando había caído en la primera Intercontinental.
Joya se retiró de Peñarol con el título de campeón de la Copa de Campeones en 1969. Luego volvió a Perú para jugar una temporada en calidad de jugador-entrenador en Juan Aurich.
Defendió la selección peruana en la Copa América de 1959, y fue partícipe de la histórica goleada del conjunto del Pacífico sobre Inglaterra por 4 - 1. Esa tarde Joya anotó el tercer gol y asistió a Seminario en el cuarto. En la selección inglesa se destacaba Bobby Charlton, que siete años mas tarde sería referente del título mundial ganado como locales.
Además, Joya tuvo la oportunidad de defender la camiseta de Uruguay en dos oportunidades.
Luego de retirarse del fútbol, tuvo varios pasajes como técnico de distintos cuadros, sin mucho éxito. Falleció el 29 de marzo de 2007, causando una gran conmoción tanto en Perú como en Uruguay.
En el conjunto mirasol será recordado siempre por sus dos apodos: "Negro el 11" y "Dueño de la Olímpica".
En tiempos de mayor segregación racial y discriminación, recibió, gracias a su número de camiseta, el apodo por parte de Heber Pinto de "Negro el 11", recordando el número de la ruleta. Parece que al delantero no le gustó nada y, fiel a sus códigos, resolvió el asunto a los puñetazos.
El segundo apodo nació por su tendencia a mejorar su rendimiento en los segundos tiempos, cuando le tocaba atacar por el lado de la Olímpica. Dicen las malas lenguas que era gracias a estar distanciado del banco de suplentes y no poder escuchar las indicaciones que le daba Roque Máspoli desde allí.
Como todo histórico, cuentan las crónicas que era directo y humilde, no se achicaba en ninguna cancha y cuanto más complicado era el partido, mayor era su rendimiento. Tuvo la suerte de coincidir en la época de mayor bonanza del equipo carbonero, para dejar su granito de arena que permitió aumentar la gloria y pasar a la historia.
Nació en Lima el 25 de febrero de 1934, y a la temprana edad de 18 años, gracias a su velocidad y habilidad para regatear rivales, logró hacerse un lugar en el primer equipo de Alianza Lima. Allí consiguió ganar los campeeonatos peruanos de los años 1954 y 1955.
Su actuación en la temporada de 1957, donde logra el premio al goleador del campeonato, lo lleva a trascender fronteras y ser objetivo a fichar por los grandes equipos de Sudamérica.
Con esas credenciales Joya pasa una temporada en Buenos Aires defendiendo a River Plate, para desembocar en Montevideo en el año 1961 para jugar por Peñarol.
Eran otros tiempos, ya que equipos como Peñarol podían hacerse de los servicios de los mejores jugadores del contiente y lograr formar uno de los mejores planteles en América.
En ese entonces, el equipo carbonero ya era campeón de la Libertadores y el puesto de centrodelantero ya estaba ocupado por el ecuatoriano Alberto Spencer. Por lo que el peruano no tuvo más opción que, tras indicaciones del técnico Roberto Scarone, replegarse a la punta izquierda, donde lograría el mejor rendimiento en su carrera.
Con la incorporación Peñarol lograría el bicampeonato en la Copa Libertadores, tras vencer a Palmeiras en la final. En ese torneo el peruano brilló, anotando tres goles en seis partidos.
Tras el título continental, la frutilla de la torta fue conseguir la primera Copa Intercontinental, al derrotar a Benfica. Con una gran actuación de Joya en el partido de vuelta, anotando dos goles, Peñarol había logrado forzar una tercera final que le daría el título de campeón.
Ese equipo de Peñarol no se destacó solamente por lograr éxito internacional, sino que en el Campeonato Uruguayo arrolló ganando seis títulos en nueve años.
Peñarol vovlvió a ser campeón de América en 1966, tras vencer en agónica final a River Plate, lo que permitiría repetir el titulo de campeón del mundo, solo que esta vez venciendo a Real Madrid en su propio campo, tomándose revancha por lo que había sufrido Peñarol seis años antes, cuando había caído en la primera Intercontinental.
Joya se retiró de Peñarol con el título de campeón de la Copa de Campeones en 1969. Luego volvió a Perú para jugar una temporada en calidad de jugador-entrenador en Juan Aurich.
Defendió la selección peruana en la Copa América de 1959, y fue partícipe de la histórica goleada del conjunto del Pacífico sobre Inglaterra por 4 - 1. Esa tarde Joya anotó el tercer gol y asistió a Seminario en el cuarto. En la selección inglesa se destacaba Bobby Charlton, que siete años mas tarde sería referente del título mundial ganado como locales.
Además, Joya tuvo la oportunidad de defender la camiseta de Uruguay en dos oportunidades.
Luego de retirarse del fútbol, tuvo varios pasajes como técnico de distintos cuadros, sin mucho éxito. Falleció el 29 de marzo de 2007, causando una gran conmoción tanto en Perú como en Uruguay.
En el conjunto mirasol será recordado siempre por sus dos apodos: "Negro el 11" y "Dueño de la Olímpica".
En tiempos de mayor segregación racial y discriminación, recibió, gracias a su número de camiseta, el apodo por parte de Heber Pinto de "Negro el 11", recordando el número de la ruleta. Parece que al delantero no le gustó nada y, fiel a sus códigos, resolvió el asunto a los puñetazos.
El segundo apodo nació por su tendencia a mejorar su rendimiento en los segundos tiempos, cuando le tocaba atacar por el lado de la Olímpica. Dicen las malas lenguas que era gracias a estar distanciado del banco de suplentes y no poder escuchar las indicaciones que le daba Roque Máspoli desde allí.
Como todo histórico, cuentan las crónicas que era directo y humilde, no se achicaba en ninguna cancha y cuanto más complicado era el partido, mayor era su rendimiento. Tuvo la suerte de coincidir en la época de mayor bonanza del equipo carbonero, para dejar su granito de arena que permitió aumentar la gloria y pasar a la historia.