Durante fines de la década del 80 el fútbol inglés se encontraba en crisis. Debido a la fatídica tragedia de Heysel, sucedida cuatro años atrás, los cuadros ingleses habían sido suspendidos de las competencias europeas, generando no solo pérdidas millonarias para los clubes tanto en ingresos como en sponsors, sino viendo como sus mayores estrellas poco a poco se iban a otras ligas más valoradas.

A pesar del profundo prejuicio que existía en Europa acerca de los hinchas ingleses, denominados despectivamente como "hooligans", ni la Federación inglesa ni el gobierno decidieron tomar medidas profundas para evitar nuevos incidentes.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y así fue en este caso. Tuvieron que sufrir una nueva tragedia, esta vez en su propia casa, para decidirse a cambiar la realidad.

Corría el año 1989 cuando Liverpool se enfrentaba por semifinales de la FA Cup al Nottingham Forest. El partido decidía quién pasaba a la final, por lo que se jugó en un estadio neutral, y el elegido fue Hillsborough perteneciente al Sheffiel Wednesday.

Con el fin de evitar cruces entre las parcialidades se decidió que los hinchas del Liverpool, mucho más numerosos, ocuparan la tribuna con menor parcialidad, dándole a sus rivales la tribuna mayor. El planteo se basaba principalmente en la procedencia de la mayor parte de los hinchas de cada equipo que llegarían de uno u otro sector de la ciudad.

Como los incidentes entre hinchas eran comunes en el fútbol inglés, la tribuna que debían ocupar los hinchas del Liverpool estaba dividida con vallas de metal, volviéndose verdaderas cárceles hecho que terminaría siendo decisivo en la sucesión de hechos que se darían a posteriori.

Debido a que había ciertos problemas en la ruta, los hinchas de Liverpool llegaron sobre la hora del partido. Esto no hubiera sido problema si no se hubieran sobrevendido las entradas. En aquella época, la sobrepoblación de gente en las tribunas era algo normal.

La policía no podía controlar a la gente y en busca de dar una solución decidió abrir una puerta lateral para que los hinchas pudieran pasar a la tribuna. Ese tunel se llenó de personas que rápidamente empujaron sobre una tribuna ya llena, provocando una avalancha que afixiaría a muchos contra las vallas de los costados y las rejas del estadio.

Simultáneamente el partido se comenzó a jugar, pero a los seis minutos se decidió parar, ya que la gente que estaba contra las rejas de la cancha decidió intentar entrar al campo de juego para salvar su vida. La policía, creyendo que era un acto de holliganismo, resistió hasta que entendieron cuál era la situación.

Se  demoró el ingreso de personal médico en grandes cantidades ya que una vez más, la policía se negaba a darle asistencia a los "holligans". De haber actuado con mayor rapidez se podrían haber salvado más vidas, pero la respuesta del personal policial aquella tarde fue realmente muy pobre.

El saldo total fue de 96 muertes, entre ellas el primo de Steven Gerrard, quien falleció cuando el mítico mediocampista de Liverpool tenía solamente 9 años. El jugador siempre dice que la muerte de su primo le sirvió de inspiración para su carrera de futbolista.

El estadio de Hillsborough días después de la tragedia
 

Mientras en lugares como Anfield se homenajeaba a las victimas, el gobierno amparado en la tendencia violenta que habían tenido los hinchas, buscaban echarles la culpa a ellos y defender a la policía. Las investigaciones conseguirían contradecir esta teoría, ya que el "Reporte Taylor" entre otros, concluyó que la principal causa del desastre fue el mal dispositivo policial. A pesar de eso, la justicia nunca encontró culpables ya que no hubo pruebas suficientes para avalar procesamientos.

En el 20° aniversario de la tragedia, el gobierno de Inglaterra ordenó que se desclasificaran archivos sobre la tragedia que hasta ese momento habían sido secretos. Esto destapó muchos hechos que ya suponían, teniéndose que crear a su vez un órgano estatal independiente que volviera a investigar lo sucedido aquella tarde.

Este órgano concluyó, no solo que la actitud de los hinchas no fue la principal causa para que sucediera la tragedia, sino que la mayoría de las muertes se podrían haber evitado si la policía hubiera actuado de manera acorde. David Cameron, primer ministro inglés en ese momento, pidió perdón en nombre del Estado por la actuación de antiguos mandatarios.

A punto de cumplirse 25 años de la tragedia las víctimas y familiares siguen luchando por justicia. Lo sucedido anteriormente fue un gran paso para que se conociera la verdad, pero ahora han logrado reabrir el caso en la justicia. Se estima que en un año más se podrá dictaminar el nuevo tribunal, pero en Liverpool se tiene esperanza de que por fin se hará justicia.