"Cuesta cambiar el chip"

Fernando Martínez, el capitán de Malvín, habló con PDA del momento del equipo y de cómo pegó la eliminación en la Liga Sudamericana.

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Luego de la eliminación en la Liga Sudamericana, Malvín cayó ante Trouville y perdió la punta de la Liga Uruguaya.

Ya al día con el fixture, PDA conversó con Fernando Martínez, el capitán de Malvín.

¿Cuesta venir desde atrás e ir poniéndose al día?
No, cuesta cambiar el chip. Nos sigue doliendo la forma en la que quedamos eliminados en la Liga Sudamericana. Pero ahora nos centramos en lo local, hay que dar vuelta la página.

¿Y cómo se cambia ese chip?
Tenemos un plantel largo. Tratamos de ayudar todos en lo que podemos, cuando nos toca. Nuestro plantel es competitivo y lo alternamos bien.

Es cierto que aún está latente la eliminación en la Sudamericana, pero fue muy buena su participación…
La participación fue muy positiva. Hicimos las cosas prácticamente del todo bien. Esa última jugada con Uniceub no, porque nos eliminó. Estaban igual que nosotros. Da el pase a la final con esa jugada de segundos. Siempre te queda el sabor amargo. Más ahora, porque vimos que quedó eliminado el favorito (Mogi das Cruzes) y pasó San Martín a la final. Da bronca que el club hizo un esfuerzo tremendo para ser sede, y quedar eliminados de esa forma.

¿Por qué el club siempre está en la pelea?
Porque el club mantiene una base de jugadores hace mucho tiempo. La estructura de trabajo y la forma se hace de muy buena manera. A la larga eso da frutos. Tenemos cuatro títulos en prácticamente diez años, eso es brutal. A nivel de la región, hace unos años venimos compitiendo a la par de todos los equipos. Sabemos que los equipos brasileros están por un escalón encima de nosotros. Los argentinos parecían inalcanzables, pero demostramos que estamos iguales, o por encima.

¿Qué cosas se mantienen en Malvín tras un proceso que viene desde hace tiempo?
La memoria, el conocer a los compañeros, saber lo que puede dar cada uno. El sentido de ubicación, el rol de cada jugador. Eso te lo da el tiempo. Es importantísimo. Tenemos una base de jugadores mantenida.

¿Y en eso vos qué aportás?
Lo que puedo. Trato de, cuando entro, hacer lo mejor posible para liberar al equipo en ataque. Aprovecho los minutos y hago lo que me dice Pablo (López).

¿Qué te dice Pablo?
En la Sudamericana siempre me tocó entrar unos puntos abajo, era para cambiar los vientos y el ánimo del juego. En lo local hago lo de siempre, aporto mi juego y tranquilidad. Aunque ahora tengo otro ritmo, por estar jugando mucho tiempo de base, al no estar Silvarrey. Quizá no es mi puesto, pero me acostumbro.

¿Con qué expectativa personal estás?
Salir campeón, nada más.

¿Sabés hasta cuándo le vas a dar?
Tengo unos cuantos años más para dar (ríe). Tengo 35 años, y tengo bastante aún. Tomo de espejo al Nico (Mazzarino), que tiene 40. Estoy muy sano, toco madera, y voy a seguir dándole un buen tiempo más.

¿Ves cambios en el básquetbol uruguayo?
Pienso que este año se intentó hacer un cambio en la selección mayor y fue positivo. Otros años competimos con todos los jugadores y no tuvimos el salto de calidad que precisábamos. Estuvimos a la par de otros años esta vez, era un cambio, y ojalá eso dé frutos más adelante.

¿Qué destacás de este Malvín?
Las ganas, la solidaridad del plantel. Entrenamos con muchas ganas. Vamos a tratar de ser campeones. Jugar en Malvín es eso, si no sería un fracaso. Hay objetivos que se van trazando a medida que avanza. Pero si no salimos campeones no nos achacamos. Porque hay equipos a los que les pasa eso: se desmoronan. La directiva de Malvín hace un esfuerzo por una columna de jugadores y hay que ir a ser campeón. Lo destacable es que todos los años se apuesta a ser campeón. Se puede dar, o no, pero se apuesta a eso.