Una selección que no es de todos

La selección de fútbol de Siria continúa compitiendo, a pesar de que el país que representa hace tiempo que ya no es un único territorio.

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La selección siria

Libia está dividida en dos y nadie es capaz de gobernar en todo el país, su territorio es a donde van a esconderse los yihadistas del norte de Malí y Nigeria, porque saben que nadie vigila mucho el sur de Libia. Con todo esto, los libios avanzaron a la fase final de la eliminatoria africana con el español Clemente de entrenador.

El año pasado Israel permitió que un equipo de Gaza cruzara su territorio para ir a jugar la final de la Copa Palestina a Cisjordania porque la FIFA presionó y amenazó con sanciones. El fútbol eludió el aislamiento de Gaza.

Siria lleva cinco años de conflicto, cuatro millones de refugiados y siete millones de desplazados internos, la mitad de un país que antes de la guerra tenía una población de 22 millones de habitantes.

Siria es un hormiguero, el régimen de Al-Asad gobierna en Damasco y la costa mediterránea, los rebeldes sunitas tienen cierto grado de autoridad en el centro y sur de Siria y DAESH -acrónimo árabe para ISIS- tiene presencia en el oeste, en la frontera con Irak. Por si faltaban actores, en el norte los kurdos pelean para no caer en manos de DAESH.

En los últimos cinco años, solamente se suspendió la Premier Siria en su temporada 2010/2011, en el momento que estalló el conflicto. Reducida a equipos de Damasco y Latakia, la liga siria se sigue jugando.

El fútbol es parte activa del conflicto. El gobierno sirio lo usa para demostrar normalidad y los partidos se transmiten por televisión como para demostrar que el conflicto no afecta tanto. Los rebeldes por su parte ven en el fútbol una opción de lograr cierta visibilidad, y para algunos futbolistas es la manera de demostrar su desagrado al régimen gobernante.

El fútbol suele reflejar a la sociedad que lo juega. En Siria también se enfrentan rebeldes y gobierno con una pelota de por medio.

Homs vs Damasco

Los equipos más ganadores en la historia de Siria son Al-Jaish de Damasco y Al-Karama de Homs. Los de la capital tienen 13 títulos de liga, aunque dos de ellos los ganaron post-conflicto, cuando ya no jugaban equipos de otras ciudades. El equipo de Homs suma ocho campeonatos, cuatro de ellos ganados de forma consecutiva entre el 2005 y el 2009.

A estos dos equipos los sigue el Al-Ittihad de Aleppo con seis títulos. Homs, Damasco y Aleppo, tres ciudades que mucho tienen que ver con el conflicto actual.

Homs era la tercera ciudad más grande de Siria, tenía cerca de un millón de habitantes. Ahora se calcula nada más que en 300 mil su población, y decirle ciudad es ser bastante optimista. Convertida en un bastión por los rebeldes, ha sufrido constantes bombardeos y fue uno de los primeros escenarios donde se enfrentó el ejército regular sirio con los insurgentes.

Homs (Foto: The Guardian)

Cuando comenzaron las protestas exigiendo una mayor apertura democrática, respeto a las libertades individuales y más tolerancia religiosa, los manifestantes parecían una hinchada de fútbol.

Khaled. un refugiado en Beirut, en nota a El Confidencial cuenta: "Gracias a la afición futbolera, los manifestantes supimos cómo organizarnos en las protestas de 2011. Coreábamos las mismas canciones con las que solíamos animar a nuestros equipos. El fútbol también nos enseñó cómo lidiar con las fuerzas antidisturbios".

En Al-Karama jugaba un arquero juvenil de gran proyección en Siria. Fue parte de la selección nacional sub 17 y sub 19, pero en cuanto comenzaron las protestas colgó los guantes, primero para tomar un micrófono y más adelante para empuñar las armas.

Abdul Baset al Sarut cambió los entrenamientos por las manifestaciones, y luego que el ejército regular bombardeara su casa matando a su familia, decidió fundar la brigada "Los Mártires de Al Bayada". Combatió primero en Homs y en la actualidad lo hace desde las montañas, donde ha jurado lealtad a DAESH.

Según recoge la agencia EFE, Abdul Baset ha explicado que la razón de su decisión se debe a "la debilidad de la comunidad internacional respecto a Siria y el corte de los suministros (a los rebeldes) en Homs".

Abdul Baset

Otro jugador formado en Al-Karama, Firas Mohamad Al-Khatib, también renunció a la selección nacional por razones políticas. Al-Khatib actualmente juega en el Al-Arabi de Qatar.

Pero quizás la deserción más importante en términos deportivos sea la de Omar Al-Somah, delantero del Al Ahli de Arabia Saudita. La temporada pasada este delantero anotó 31 goles en 33 partidos jugados, y en lo que va de este campeonato lleva siete goles en siete partidos.

Al-Somah nació en una ciudad llamada Deir ez-Zor, a orillas del Éufrates, un enclave leal al régimen de Al-Asad en el medio de un territorio hostil. Si bien el jugador formó parte de la selección nacional siria cuando en 2012 ganaron el Campeonato de Asia Occidental, luego de ese torneo -que no es oficial para FIFA- nunca más fue parte de una convocatoria.

Antes de comenzar estas eliminatorias rumbo a Rusia 2018, dejó en claro en una carta que las razones por la que no es parte de la selección son políticas.

Una selección que no es de todos

Que los jugadores y el entrenador de Siria fueran a la conferencia de prensa previa al partido contra Singapur, por la segunda fase de la eliminatoria asiática, usando una remera blanca con la foto de Bashar Al-Asad en el pecho, deja claro de qué lado del conflicto están.

Pero por si quedaba alguna duda, Fajr Ibrahim, seleccionador sirio, declaró en esa conferencia: "Es el mejor hombre en el mundo (...) Estamos tan orgullosos de nuestro presidente porque lucha contra los terroristas en el mundo y también por ustedes".

Bashar Al-Asad, el presidente de Siria

La actual selección juega de local en Omán, un país que tiene buenas relaciones con Irán (que apoya al gobierno sirio) y también con los saudíes (que apoyan a los rebeldes sunitas y un poco al Estado Islámico, aunque no lo digan).

Comentan los jugadores que toman como modelo la selección iraquí que salió campeona de Asia en 2007 en plena guerra civil. Por el momento les está yendo muy bien, lograron una histórica clasificación a la tercera ronda eliminatoria para Rusia 2018, donde comparten grupo con China, Irán, Corea del Sur, Qatar y Uzbekistán. 

Pero como la selección no es de todos, surgieron por lo menos dos equipos que aspiran a ser selecciones no oficiales. En Beirut, capital de Líbano, el país que tiene la mayor tasa de refugiados sirios cada 1000 habitantes (unos 252), se formó la selección nacional de Siria Libre.

Este es un equipo formado por jugadores que han escapado de su país y es dirigido por Khaled. "Estos jugadores, que dejaron a sus equipos en Siria y se sumaron al equipo de la oposición, son como los soldados que desertaron del ejército sirio y se sumaron a los rebeldes", comparó el entrenador.

Los jugadores refugiados consideran que aquellos que siguen jugando en Siria son unos traidores. "Ellos no están jugando para su país y su gente. Están jugando solo para el régimen", dijo Ibrahim Akkar, un delantero de 18 años que previo al conflicto fue parte de una selección juvenil siria. "Jugamos por nuestro pueblo, y a pesar de que no tenemos apoyo, jugamos por una Siria libre".

También existe otra selección informal en la ciudad de Mersin, en Turquía. Marwan Mona es el director técnico de esta escuadra, que tiene pretensiones mayores. "Estamos esperando una respuesta positiva de la FIFA (para que los reconozca). En las cárceles sirias todavía tenemos a jugadores, y al menos 150 futbolistas cayeron mártires. Espero que tengamos una respuesta", dijo Mona a EFE.

El conflicto sirio también se juega en una cancha de fútbol.


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Nota publicada en La Fatídica de febrero 2016, revista digital para los suscriptores de PDA. Si querés asociarte y recibir esta publicación con más contenidos exclusivos, seguí estos pasos.