Nunca nadie había levantado un 1-3 en contra en finales de NBA. Desde 1978, nadie había ganado el anillo en un séptimo partido jugando de visitante. Los Cavs, nunca habían ganado un anillo y Cleveland hacía 52 años que no veía a un equipo de su ciudad campeón. Nadie, nunca, ni Michael Jordan, ni Magic Johnson, Tim Duncan, Larry Bird, Kareem Abdul-Jabbar o Shaquille O'Neal, habían logrado liderar en la cinco estadísticas más importantes a un equipo. Todo esto, hasta que llegó Lebrón James…

“The King” lideró a los suyos en la cuarta y decisiva victoria en Oakland por 89-93 ante los favoritos Warriors, que en temporada regular habían perdido 9 de 82 partidos, con un triple doble de 27 puntos, 11 rebotes, 11 asistencias, 2 robos y 3 tapones. Los 208 puntos (29,71 por partido), 79 rebotes (11,28), 62 asistencias (8,86), 18 robos de balón (2,57), 16 tapones (2,28) y 31 pérdidas (4,43) conseguidos en los siete juegos, le dieron su tercer MVP de finales.

"¡Cleveland, esto es para ti!", dijo Lebron entre lágrimas al terminar el partido. Es que en su primer pasaje, cuando el de Ohio fue drafteado por los Cavs, estuvo cerca pero no pudo conseguirlo. Se fue a Miami para conseguir sus primeros dos anillos pero con la promesa de volver para conseguir uno. En el primer año perdió la final, pero el domingo se sacó la espina y le sacó una espada atravesada tan grande como la de un caballero a toda una ciudad.

Lo mejor del partido: