"Fénix me marcó mucho"
Jorge Daniel Puglia, un histórico de Fénix, contó su particular historia y el estrecho vínculo que tiene con el club de Capurro.
Jorge Daniel Puglia es el nombre de un delantero que sonó bastante por los años 90, pero que hoy quedó en el olvido. Tuvo un fugaz pasaje por Nacional, luego de tener un año excelente en la B con Fénix, en el que batió el récord histórico de goles en una temporada del ascenso (27).
Se retiró joven y hoy trabaja de electricista. Y, claro, sigue al Fénix de sus amores, ese del que se hizo hincha a muerte él y toda su familia.
Con motivo del centésimo aniversario de Fénix, PDA fue a buscar a Puglia, a esta altura un apellido ilustre en Capurro.
¿Jorge o Daniel?
En mi familia siempre me dijeron Daniel, Jorge me decían en el fútbol.
¿Cómo llegaste a Fénix? ¿Hiciste formativas en el club?
Yo hice todas las inferiores en River. Ahí me ponían siempre de punta, y por capricho de pibe yo quería jugar de nueve. Había un técnico que siempre me ponía de punta, Jesús Rodríguez. Yo siempre le hacía el juego al nueve, la tocaba para el costado y pum, la empujaba.
Entonces llegó un momento que me aburrí; octava, séptima, sexta, y dije "no, quiero jugar de nueve". El técnico me decía "no Puglia, usted me sirve de punta". "Pero yo quiero jugar de nueve, si no no juego más", le dije, bien de caprichoso. Y no jugué más; no jugué más al fútbol.
¿Eso cuándo fue? ¿A fines de los 80?
Sí, por ahí. Exactamente no me acuerdo bien. A todo esto, entré a trabajar en una fábrica de calzado enfrente a la sede de Fénix, con el "Petiso" Lafourcade. Ahí había una banda espectacular. Yo era un gurí, entré con catorce o quince años. Y había unos cuantos que eran hinchas de Fénix. Teníamos un cuadrito en la fábrica, hacíamos amistosos.
Y Hugo Gentile, que es un hincha fanático de Fénix, armó un campeonato en la sede del club. Donde están las canchitas ahora, había una cancha de nueve y se hizo un campeonato.
Yo venía de inferiores, y jugando contra gente que trabaja, estaba sobrado. Entonces Hugo me dice: "¿por qué no te vas a practicar a Fénix?". Fénix en ese entonces estaba en la C, creo. Y le digo que no, que yo ya no estaba para jugar al fútbol. Yo trabajaba para ayudar a mi viejo y para tener una platita para mí.
Y Hugo me dice "yo hablo con el patrón". Y el patrón, que hasta el día de hoy lo veo, Lafourcade, me dice "Danielito, yo te doy permiso. Andá nomás, practicás y venís, no te hagas drama".
Él (Gentiles) es quien me llevó a una práctica de Quinta. Había un técnico, finado ya, que me pone; entré e hice tres goles en veinte minutos. El técnico me dice "bueno, te fichamos hoy". Me ficharon, arranqué en Quinta y salí goleador aunque ya había arrancado el campeonato.
Yo salía del trabajo y me iba a entrenar con el técnico, cuando estaban haciendo la ruta. O sea, ni siquiera entrenaba con mis compañeros. Después jugaba los fines de semana. Salí goleador en Quinta y en Cuarta, y el Pepe”Urruzmendi fue el que me subió a Primera. Eso fue en el 90, por ahí, no recuerdo bien. Lo que sí me acuerdo es que fue en la cancha de Bella Vista en una Liguilla de la B.
Ahí seguí en Fénix y dejé de trabajar. Cuando llegué a Primera me dijeron que dejara los zapatos y que entrara a jugar al fútbol. Me acuerdo que ahí estuve un par de años que jugaba y no jugaba, porque antes era al revés que ahora, antes los que tenían nombre y los que eran veteranos hacían esperar a los pibes.
Ahí fue que conocí al "Negro" Acosta, a unos cuantos que me ayudaron un montón. Y en el 95, cuando salí goleador, Fénix no tenía plata para muchos contratos y se decidió jugar con los del club y algún refuerzo, y tuve la posibilidad de jugar los 22 partidos y metí 27 goles.
De alguna manera saltás al fútbol importante después de esa campaña en el 95. ¿Cómo fue tu llegada a Nacional?
Fui en el paquete con el "Chino" Recoba, Néstor Correa (Liverpool) y Ricardo Bitancort (Danubio). Y ahí la verdad es que jugué medio año.
¿Fuiste con Miguel Puppo a Nacional?
No. Fui con el "Chino" Salvá. Yo lo conocía porque estaba en Miramar, y él me conocía también. Ahí, creo que a la primera semana de haber llegado a Nacional ya quedé concentrado. Debuté e hice un par de goles después. Pero luego vino Miguel Puppo, y él tenía otra idea de nueve; le gustaban los nueves grandotes, de 1.90… Yo mido 1.76. Estuve medio año prácticamente sin jugar.
Después fui a Defensor, que salimos campeones y después perdimos la final con Peñarol. Me fue bien. Después Villa Española; gratos recuerdos ahí, con el "Chacho" Porcal. Un club parecido a Fénix: mucho sacrificio y con una gente bárbara. Luego estuve medio año en China. Y ya en el 99 y 2000 de vuelta en Fénix.
Históricamente, Fénix ha sido un equipo más de la B que de Primera. Pero del 2000 para acá uno piensa en Fénix y lo piensa como un equipo de Primera División...
A mí hasta ahora me cuesta, siempre con "el Fénix no baja", que permanezca tanto en Primera. Porque Fénix después de 16 o 17 años subió, en Rivera, en el 2000. Tuve la suerte de salir goleador también y hacer el gol del ascenso a Primera. Fue en Rivera con Frontera, que tenía un cuadrazo, estaba Ruben Paz todavía.
Fénix me marcó mucho. Mi madre no sabe mucho de fútbol. Mi padre sí, de toda la vida; él jugó en Liverpool hace muchos años. Y se hicieron hinchas de Fénix. Yo soy hincha de Fénix. Mis hijos, la mayoría, son hinchas de Nacional, mi señora también. Pero yo soy hincha de Fénix.
Es más, me tatué el escudo. Me hice hincha de Fénix por la gente que conocí ahí. Más allá de los dirigentes,que yo quise retirarme ahí y no pude. A la gente de Fénix le agarré un cariño tremendo.
¿Por los hinchas, por el barrio, por los funcionarios del club, los utileros?
Por todo. Por lo que pasamos. En el 2000 para subir no sabés lo que fue. Ese año a veces íbamos y no teníamos agua caliente para bañarnos. Dos meses atrás con los sueldos, a veces practicábamos en el Prado solos. No fue fácil. Pero yo le pude retribuir en algo a Hugo Gentile y a Lourdes, su señora, con ese ascenso.
Ese ascenso fue con Puppo de técnico. Ahí te ponía...
Sí, sí. Cuando subimos contra Frontera de Rivera fue un martes o un miércoles, un día de semana. Quedamos mano a mano con Frontera en un repechaje (NdeR: Frontera estaba en Primera y se jugó una promoción con Fénix). Jugamos en el Viera el partido de ida y empatamos 0 a 0. Y teníamos que jugar la vuelta en Rivera un miércoles. ¡Imaginate! ¿Quién iba a ir hasta allá? Sabíamos que estábamos nosotros, el utilero, Miguel Puppo, el cuerpo técnico y no mucho más.
Recuerdo que antes de esa final yo estaba jodido de un ligamento, y vienen el doctor y Miguel como a las dos de la mañana en la concentración y me dicen "Jorge, ¿cómo estás?". Y yo les dije que quería jugar. Y ahí el doctor, Danilo, me infiltra y jugué así. Después estuve un mes con la rodilla a la miseria (risas). Y tuve la suerte de hacer el gol en ese partido, fue 1 a 0.
Creo que hicimos el gol a los doce o quince minutos y después aguantamos como pudimos. Me acuerdo que Mauricio Caro, que era el golero, hizo el partido de su vida. ¡Nunca lo vi atajar tanto! Porque él las que iban afuera se las mandaba para adentro, pero ese día se atajó todo (risas).
¿Vas a ver a Fénix?
No voy muy frecuentemente porque ahora trabajo, soy electricista, y a veces los tiempos no me dan. Pero siempre que puedo voy. Aparte mi hermano (Miguel Puglia) jugó ahí, estuvo en un ascenso también.
¿Y en qué plan vas? ¿Vas tranquilo o te ponés mal?
Me pongo mal si pierde, como todo hincha. Pero voy siempre tranquilo, como cuando voy a ver a mis hijos, igual. Me llevo el mate, que es mi compañero, me siento en la tribuna y solo a observar, no soy de gritar. Obviamente que como hincha de cuadro chico me gasta todo el mundo, aunque ahora no tanto, ahora estamos disfrutando (risas).
No sé si estás metido en la interna del club ahora, pero en 2000 no tenían agua caliente a veces. ¿Hoy cómo ves al club, a las formativas?
Mucho mejor, mucho. Ni bien subimos, en el 2000, tuve un pasaje por Europa, en Grecia estuve. Y con parte de eso creo que Fénix pudo arreglar un poco la infraestructura y hoy por hoy está muy bien, el complejo está espectacular, la cancha cómo la tienen. Tengo un hermano que es enfermo de Fénix.
¿Miguel?
No. Miguel es hincha de Fénix sí, pero tengo otro que es enfermo, el "Pocho". Después hay otro, Marcelo, que me siguió a todos los partidos.
¿Y todos se hicieron hinchas de Fénix porque vos jugabas en el club?
Sí, sí. Yo podría haberme hecho hincha de Progreso (NdeR: vivió y sigue viviendo en La Teja, a pocas cuadras de la sede de Progreso). Pero después que me fui para Fénix, Progreso era mi archirrival (risas). Lo que pasa es que yo trabajé mucho en Capurro, entonces conocía más allá que La Teja. Y Fénix me brindó la oportunidad de jugar.
Y es como todo, vos vas a tu trabajo y te hacés de buenos compañeros y empezás a tomarle cariño, más allá que sea un trabajo, que todo es por plata. Después mis viejos empezaron a ir a verme, algún hermano, algún amigo. Obviamente que todos los de la fábrica, los sábados, estaban ahí.
"Los mugrientos" eran mis compañeros, porque iba así nomás, sin cambiarse, a verme. Para ellos era un placer que un compañero jugara, y más para un enfermo de Fénix como Hugo, que si llovía le hablaba hasta el sol para que saliera y los partidos no se suspendieran. Imaginate lo que era la cancha de Fénix cuando llovía, un barrial; imposible.
Te retiraste joven, después de pasar por El Salvador. ¿Te quisiste volver antes de allá para retirarte en Fénix o fue cuando terminaste el contrato en Alianza?
Fue cuando volví. Había tenido una lesión importante, pero ya me había recuperado. Tenía 33 o 34 años, más o menos. Pero no se dio. Estuvo Miguel Puppo ahí, en uno de sus pasajes, él fue el que me llamó. Pero no pudimos arreglar los términos y ahí fue que dejé el fútbol.
Con respecto al récord de más goles en una temporada en la B, ¿te fijás cada vez que algún jugador pasa los veinte goles y se te acerca? En 2008 "Bigote" López en Villa Española estuvo cerca, hizo 25...
No, no. El récord queda en uno. Yo disfruté mucho ese año; no sé si fui buen jugador o no, pero fue redondito. La pelota me pegaba en la espalda y entraba. Pero eso de que jugando en la B pasás y no quedás registrado para mí sí. Cuando salí goleador le batí el récord a otro. Todo récord está para batir, hoy nada es imposible.
¿Y el tatuaje, cuándo te lo hiciste?
Me lo hice en el 2000, cuando ascendimos. Ahora está viejazo. La gente siempre me asocia con Nacional, pero no, yo soy hincha de Fénix.
¿Alguna vez en tu carrera jugaste contra Fénix?
No, amistosos nomás. Oficiales hubiera sido diferente, por la gente sobre todo. Pero una vez que sos profesional, o semi profesional como este medio en esa época, es por plata. Es un trabajo y tenés que cumplir, y obvio que si tenés un gol para hacer lo hacés. Igual en algún amistoso le hice un par de goles, pero ahí no duele nada porque no es por los puntos (risas).
--
Entrevista publicada en la revista digital La Fatídica del mes de mayo, en ocasión de un informe especial por los 100 años de Fénix. El informe completo y diversos contenidos más pueden leerse en esta publicación exclusiva para socios de PDA. Hacete socio acá.