
La carta de aliento de Rodrigo Muñoz
El "Popi" le escribió una carta al pueblo oriental previo al partido ante Colombia.

"Cada Copa del Mundo nos sirve para darnos cuenta que los uruguayos no somos ni como los argentinos, ni como los alemanes, ni como los brasileños, ni como los de ningún otro país. Eso es porque somos uruguayos y eso de ser uruguayos determina tautológicamente que no somos como ningún otro país.
Aunque el otro día en el descanso de la concentración vi un documental en portugués en el History Channel sobre Luxemburgo y algo caché ahí, en algunas cosas nos parecemos. Pero no. Tampoco somos como los de Luxemburgo. Pero ellos, por ejemplo, tienen problemas con la frontera con Bélgica y no pueden entrar por una cuestión de trámites. A mí me pasa un poco eso, porque me parece que nunca voy a entrar.
Nosotros tomamos mate, viajámos en ómnibus y saqueamos locales comerciales con buena financiación cuando ganamos. Pero nuestra pasión son los sueños y los desafíos. Mi sueño es, por ejemplo, poder calzarme los guantes con la celeste.
Somos un poco porfiados, soñadores, irreflexivos y utópicos. Por eso cuando sacás número en el BPS y te toca, ponele el 54, y van por el 50, pero tu número es violeta y las series se rigen por el órden de los colores del arcoíris y la serie que está corriendo es naranja, tenés que saber que en algún momento te va a tocar y va a renacer la esperanza. Hay que esperar.
Porque el que sabe esperar, sabe comer. Eso lo leí en un restaurante de Punta del Diablo donde la comida demoraba tanto como Muslera en sacar del arco en el segundo tiempo contra Italia.
Es que nosotros no somos como los italianos. Tampoco somos como los chilenos. Menos mal, porque ¿quién nos banca hablando finito resbalando por todas las sílabas? Perdón, me fui de tema.
¡Los uruguayos somos una familia! ¡Y qué familia! Ojo, ese argumento es metafórico. Esa compañera de trabajo no va a aceptar ducharse contigo bajo la premisa de que puede ser tu hermana.
Me refiero a que somos pocos, y nos conocemos, y nos queremos. Nosotros, los uruguayos, podemos ser una familia. Los chinos, por ejemplo, no. ¡Bah! Sí pueden, pero poner, por ejemplo, la mesa en Nochebuena para toda esa familia puede llegar a demorar cuatro meses en tiempo neto. Debe ser por eso que los chinos no festejan Nochebuena. Nosotros no somos como los chinos, en conclusión.
Queremos ganar los partidos fáciles, pero los convertimos en difíciles. Forlán dice que eso es por la mística, el Tata dice que es porqué somos así y Egidio no tiene ni idea. La cosa es que difícil, lo que se dice "difícil", me dijo el Maestro, es que entre.
El Tata me consoló un poco diciendo que si Fernando se desgarra y Martín se agarra una mano con una sierra eléctrica tengo algo de chance. Igual, el kinesiólogo me dijo que Martín no tiene problema en atajar con una mano sola. Así que la veo brava.
La otra opción me la tiró el Mota. Dice que espere unos 18 años para ser convocado y que el técnico de ese momento (me dijo el Mota que para ese entonces puede ser Curutchet) me haga entrar con 44 años para el mundial de Surinam en 2034 y batir el record de Mondragón. Eso sí, al siguiente partido volvería al banco. No entendí de qué se reía. No me pareció gracioso.
La cosa es que nos jugamos una parada importante contra Colombia el sábado. Hay que creer, confiar y ser perseverantes hasta el último segundo. No dejen de alentar y de gritar: "Vamos la Celeste", "Con todo Uruguay" "Arriba muchachos", "Poné a Muñoz la puta madre que te parió". No. Mejor digan: "Rodrigo Muñoz" porque como estan las cosas, capaz que entra a la cancha el relator uruguayo de ESPN Radio Rivadavia.
Aunque el otro día en el descanso de la concentración vi un documental en portugués en el History Channel sobre Luxemburgo y algo caché ahí, en algunas cosas nos parecemos. Pero no. Tampoco somos como los de Luxemburgo. Pero ellos, por ejemplo, tienen problemas con la frontera con Bélgica y no pueden entrar por una cuestión de trámites. A mí me pasa un poco eso, porque me parece que nunca voy a entrar.
Nosotros tomamos mate, viajámos en ómnibus y saqueamos locales comerciales con buena financiación cuando ganamos. Pero nuestra pasión son los sueños y los desafíos. Mi sueño es, por ejemplo, poder calzarme los guantes con la celeste.
Somos un poco porfiados, soñadores, irreflexivos y utópicos. Por eso cuando sacás número en el BPS y te toca, ponele el 54, y van por el 50, pero tu número es violeta y las series se rigen por el órden de los colores del arcoíris y la serie que está corriendo es naranja, tenés que saber que en algún momento te va a tocar y va a renacer la esperanza. Hay que esperar.
Porque el que sabe esperar, sabe comer. Eso lo leí en un restaurante de Punta del Diablo donde la comida demoraba tanto como Muslera en sacar del arco en el segundo tiempo contra Italia.
Es que nosotros no somos como los italianos. Tampoco somos como los chilenos. Menos mal, porque ¿quién nos banca hablando finito resbalando por todas las sílabas? Perdón, me fui de tema.
¡Los uruguayos somos una familia! ¡Y qué familia! Ojo, ese argumento es metafórico. Esa compañera de trabajo no va a aceptar ducharse contigo bajo la premisa de que puede ser tu hermana.
Me refiero a que somos pocos, y nos conocemos, y nos queremos. Nosotros, los uruguayos, podemos ser una familia. Los chinos, por ejemplo, no. ¡Bah! Sí pueden, pero poner, por ejemplo, la mesa en Nochebuena para toda esa familia puede llegar a demorar cuatro meses en tiempo neto. Debe ser por eso que los chinos no festejan Nochebuena. Nosotros no somos como los chinos, en conclusión.
Queremos ganar los partidos fáciles, pero los convertimos en difíciles. Forlán dice que eso es por la mística, el Tata dice que es porqué somos así y Egidio no tiene ni idea. La cosa es que difícil, lo que se dice "difícil", me dijo el Maestro, es que entre.
El Tata me consoló un poco diciendo que si Fernando se desgarra y Martín se agarra una mano con una sierra eléctrica tengo algo de chance. Igual, el kinesiólogo me dijo que Martín no tiene problema en atajar con una mano sola. Así que la veo brava.
La otra opción me la tiró el Mota. Dice que espere unos 18 años para ser convocado y que el técnico de ese momento (me dijo el Mota que para ese entonces puede ser Curutchet) me haga entrar con 44 años para el mundial de Surinam en 2034 y batir el record de Mondragón. Eso sí, al siguiente partido volvería al banco. No entendí de qué se reía. No me pareció gracioso.
La cosa es que nos jugamos una parada importante contra Colombia el sábado. Hay que creer, confiar y ser perseverantes hasta el último segundo. No dejen de alentar y de gritar: "Vamos la Celeste", "Con todo Uruguay" "Arriba muchachos", "Poné a Muñoz la puta madre que te parió". No. Mejor digan: "Rodrigo Muñoz" porque como estan las cosas, capaz que entra a la cancha el relator uruguayo de ESPN Radio Rivadavia.
Vamos Uruguay,
Rodrigo Muñoz"