​Manual para un Mundial saludable III

Tomo III - Niños, plaga nacional. Mucho peor que las palomas.

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En la primera entrega (Tomo I - Sustentabilidad de la Pareja durante el Mundial) introducimos sobre el final del espacio un concepto preocupante, el de los hijos. Transcribimos con exactitud la frase a la cual hacemos mención, para dedicarnos luego en profundidad a combatir este problema: “Luego de semanas, meses o años de relación, surge un inconveniente que produce aún mayor desgaste para ambos integrantes de la pareja, un obstáculo difícil de sobrellevar y que en muchas ocasiones termina en la ruptura definitiva: los niños”.  
 
En eventos de clase mundial, entiéndase Copa del Mundo, Juegos Olímpicos, o similares, al nene siempre se le da por llamar la atención manifestándose a través de cualquiera de los siguientes síntomas: gritar, patalear, imitar animales o fingir ser superhéroes, llorar o enfermarse en pos de buscar cariño y afecto. ¿Cuál es la mejor forma de sobrellevar estas situaciones?
 
Hagan que sus hijos crezcan con el rechazo de los padres ya desde pequeños. De esta forma, su hijo transitará la adolescencia y continuará hacia la adultez con una actitud y una personalidad desarrollada en base a la robustez, la rudeza, la dureza de su alma y probablemente termine odiando a sus padres; pero al fin y al cabo terminará siendo un hombre hecho y derecho (esta última frase no aplica a los hijos mujeres, o sea “hijas”, pero si su hija decide ser un hombre hecho y derecho, no la/lo detenga, recuerde que pregonamos por la igualdad y la inclusión social).
 
Si ustedes piensan que rechazar a sus borregos, solamente por estar tranquilos para ver un partido del Mundial es exagerado, esperen a que su hijo/sobrino/nieto pase corriendo por delante del televisor y desenchufe todo cuando Luis Suárez está a punto de patear un tiro libre.
 
Respecto a esto último y según estudios de una universidad del primer mundo, de esas que hacen estudios sobre todo, se llegó a afirmar que un buen método para evitar las molestias que causan los borregos chicos, es encerrarlos en el cuatro poniendo canciones de Guns and Roses, Metallica o AC/DC a todo volumen para no escuchar su llanto y esperar hasta que se queden dormidos, ungidos en sus propias lágrimas.
 
Esto último tomando en cuenta que según otros estudios (pero menos serios ya que fueron realizados en universidades de psicología), sus gritos, llantos y pataleos pueden afectar seriamente su psiquis, desencadenando su lado psicópata. Sentirá entonces la obligación de olvidar su ética y moral para frotarle la lengua al pibe con un ají puta parió, mientras usted masculla entre dientes ¡´ta que lo parió!.
 
Así que recuerde, durante el Mundial manténgase lejos del alcance de sus niños, preferentemente a x metros de distancia (X=distancia a la casa de los suegros). Y pensándolo bien, también manténgase lejos del alcance de sus suegros para poder matar dos pájaros de un tiro. Y por qué no, mande a su cónyuge a vivir con sus padres durante el Mundial, de esa forma los tendrá a todos en cuarentena y usted, señor o señora, dispondrá de todo lo necesario, es decir: el sillón, el frigobar y la TV. 
 
En el amor, la distancia no siempre es negativa, a veces ayuda a evitar hechos de sangre. Haga caso y respete aquella vieja frase tantas veces repetida en la lucha contra la violencia: “que sea una fiesta y que termine en paz (“Paz” en tanto concepto y no Paz Cardoso y sus cupcakes o la ciudad de La Paz)”