​Historia reciente de la camiseta celeste. Parte II

Hoy: Azul como el lucero de nuestra pasión.

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A alguien se le ocurrió. Corría el año 1991 y a alguien se le ocurrió. Si alguien lo sabe que lo diga. Luego de la Copa América de ese año (esa famosa competición en la que cosechamos tres empates y un triunfo y un tal Peter Méndez marcó la misma cantidad de goles que Otero cuatro años más adelante en la misma competición) se instrumentó un plan marketinero en la AUF.

Nada del otro mundo. Simplemente, una organización de beneficios llamada "El club de la celeste", que auguraba varios premios y abonos a una serie inagotable de partidos amistosos que se vendrían.

También se le pidió a Jaime Roos que compusiera una canción un poco más uruguaya y artesanal que la notoriamente publicitaria "Te queremos ver campeón". Así salió, con letra de Raúl Castro, "Cuando Juega Uruguay", y el paquetito ya estaba bastante armado. Había una intención de posicionar a la marca "selección" a un nivel vendible y competitivo. Pero a nivel de jingles y colores, algo pasó y a alguien se le ocurrió algo.


Uruguay en la Copa América de Chile. 

Acá se pueden ver los números pensados por la misma persona que usaba los esténciles para numerar vagones en AFE. Último a la derecha, Daniel Felipe Revelez. El último sobreviviente del mostacho en el fútbol. Debe ser recordado en plena moda donde la juventud sin tener mucha idea se pone buzos con bigotes.

Luego de jugar el certamen continental, aún con la marca Puma y unos números muy feos, con los que también dimos fiebre en el Mundial Sub 20 perdiendo con Siria, comiéndonos seis con España y empatando a cero con Inglaterra, alguien se ve que propuso que el pantalón negro no corría más, comenzando así una etapa tan fea como los números de las camisetas de ese año.

¡Vaya vaya! ¿Cuál será el nuevo color? ¿Blanco, como la alternativa? Sería lo lógico. ¿Gris, como color neutro? Podía ser. ¿Celeste, como vistió Egidio en ese pase por la derecha para que Forlán destilara magia en Puerto Elizabeth? No señora, no señor. Un desequilibrado mental tenía preparado para nuestra blusa un short azul eléctrico inspirado quizá en un envoltorio de Blue Patna. Miren que duró. No fue una locura pasajera.

El pantalón azul debutó con triunfo, haciendo justicia al axioma "pantalón horrible y deshonroso con la historia de nuestra selección que debuta, no pierde" y con gol de Adrián Paz (que luego jugó en Huracán con el compatriota Hugo Guerra y que El Gráfico homenajeara haciéndolos una nota vistiendo al ex Boca de Rambo y al ex Peñarol de hippie)* contra nada más ni nada menos que Brasil. Bah! un Brasil "B" en realidad. Y un Brasil "B" de esa época es como un Brasil "J" de ahora. Fue en el Estadio y uno a cero. Pero hay más.

¿Qué puede ser peor?, dijo la Coca Sarli en el camión luego de que saliera de la caja el primero de la barra mientras catorce esperaban ansiosos, entre ellos un infantil Pablo Codevila.

Se firma con la empresa Ennerre. Italiana ella. Del blog de Henry López Báez saqué unas fotos buenísimas, una de ellas una foto con Ferro de golero titular, nuestro amigo Henry y otros rostros reconocibles y otros que no. El logo de la empresa gigantesco y el escudo sin las estrellas. Quizá la última camiseta sin ellas. Una joya (!).

Las estadísticas no reflejan ningún partido donde fueran titulares el "Gallego" Ferro, "Samantha" Rodríguez y López Báez, entre otros. Pero acá están luciendo la más linda sin estrellas en épocas donde Chele podía pautar en el estadio y donde podíamos conseguir Vodka Stolichnaya en el Manzanares de Comercio y Rivera, a media cuadra del Diamantis Plaza, la fábrica de cristalerías.

Pero se venía un nuevo diseño. Sensacional. Un satinado más medido, el escudo nacional bordado, las cuatro estrellas. Todo parecía volver a la normalidad. Pero no. A una mente enferma se le puso en el marote decorar la casaca con una franja diagonal hecha de dameros azul y blanco. A lo taxi yanqui. ¿El pantalón? Azul. Sigue azul. ¡Pero hay más! Un dibujo en rombos blanco sobre fondo celeste. Todo ese Guernica en la manga derecha. En la otra: Nada. Equilibradito.

 
¿Me vas a decir que no te gusta? Probablemente sí. Y te creamos.

Recuerdo que de niño me gustaba el damero. Lo cual no justifica ya que también de niño vi toda "María Mercedes" entera y me gustaba una compañerita del club que ahora ya no me gusta (el dato de que se haya operado en Noruega y se llame actualmente Eduardo no es para ignorar).

Otro dato más que interesante: Se dejó la vieja camiseta blanca, tan poco usada y tan asociada a derrotas mundialistas, entre otras (los triunfos en el 87 y el 89 ante Argentina son excepciones) y aparece la camiseta roja, que se quedará hasta el 2009. ¡Ah! La camiseta roja conserva el mismo damero con los mismos colores. Los hinchas de Nacional, agradecidos.


La selección de Lietchenstein se mostró muy interesada en el remanente de 800 camisetas de éstas, en ocasión de la falta de combustible para su Fiesta Tradicional de los Fogones Medievales.

El damero nos ubica en la peor crisis con los repatriados. A los jóvenes: para que entiendan la crisis de los repatriados, es como si Suárez, Cavani, Gargano, Josema tatuado, Godín, Lugano, Muslera, Fucile, Forlán, Egidio, el “Ruso”, “Palito” y Stuani estuvieran peleados con Tabárez y no jugaran. ¿Entendiste? ¿Feo...eh?

También proyecta grandes jugadores. Seguro que Kanapkis y el "Indio" Morán son capaces de derramar una lágrima al ver ese diseño. No sabemos todavía una lágrima de qué.

A lo concreto: Copa América en Ecuador, afuera en cuartos y dos meses después afuera de USA 94'. Veo ese damero y veo a Cubilla y a Charly Batista. El psicólogo me recomendó que esta parte de la nota la hiciera otro.

 
Esta foto no tiene absolutamente nada que ver con esta nota. Pero me pareció graciosa.

Al mes de quedar afuera, los Damero Boy's (me pintó llamarlos así, es un mecanismo de defensa que me recomendó el Lic. Petraglia, que me analiza) sin sus estrellas (¿?¿?¿?¿¿) y con Cubilla despedido teniendo al gran Roberto Fleitas en un fantástico (¿?) interinato van a jugar (¿?) a Alemania con la famosa anécdota de la citación a Jacinto Cabrera que estaba pintando la casa y a los 20 minutos estaba en Carrasco con restos de IncaMate en el pasaporte.

Mientras se raspaba con aguarrás las extremidades se ponía la del damero y junto con otros 10 amigos se comía cinco con Klinsmann, Mathaus, Voeller, Berthold, Sammer y otras divinuras del balompié que quizá no tengan garra pero si un teléfono de pintor a domicilio.


¡Histórico! Álvaro Recoba, que debuta en Enero del 95' se puso la histórica camiseta de cuadritos. Ta, no te importa. Le estás mirando el peinado. Como todos. ¿Qué feo, viste?

Pasó el 94 sin pena ni gloria y llegaba la Copa América. ¡Nuevo diseño! Volaron los cuadraditos al cielo de las camisetas horribles junto a la de Peñarol con el signo de interrogación y la de Wanderers que tenía rayas hechas de las palabras "MONTEVIDEO WANDERERS". Ahora la cosa venía de unas rayas (Una azul y una blanca = celeste*) y el mismo celeste. La parte baja sigue color Facebook y primer título internacional en ocho años.


Francescoli besa la medalla, una gatúbela (que ahora debe estar contando los años para jubilarse) mira las rayas de la celeste, extasiada. Leoz se hace pis y lo disimula con garbo.


*¡Es buenísimo! Pero ta. Me da vergüenza ajena igual (Hay otros asteriscos, la idea es básicamente la misma)

Próxima entrega: La vuelta del pantalón negro, la era "meta" y el mundial del loguito tapado.