¿En qué nos hemos transformado?

Comparamos la delegación del 2001 que enfrentó a Australia con la del 2013 que enfrentará a Jordania.

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Hubo un tiempo en el que los futbolistas eran hombres curtidos, de barba tupida y pectoral peludo. Eran personas capaces de compartir la barra del bar con amigos de manera normal, sin peinados raros, los vestuarios olían a linimento y hoy huelen a “superstar”. La metrosexualidad aún no había invadido los campos de juego.

Con el repechaje a la vuelta de la esquina, se nos ocurrió pensar qué clase de delegación estamos enviando a enfrentar a los recios jordanos. Al hacer una comparativa con las huestes que viajaron a Australia hace tan solo 13 años, nos preguntamos: ¿En qué fallamos?

Si bien por el 2001 ya no quedaban bigotes en el plantel, la virilidad de nuestros players era aún evidente en comparación con los calendaristas actuales. Mucho cambió en el fútbol desde que el primer secador de pelo entró al vestuario, que cada vez se parece más a un tocador de mujeres. Muchos futbolistas han comenzado a utilizar elementos netamente fabricados para el denominado “sexo débil”, por ejemplo caravanas.

En el avión que viajó a Australia con la ilusión de un país entero, nuestros guerreros viajaban mezclados con los pasajeros en clase económica. Así, usted amigo lector, podía viajar al lado del “Canario” García, el “Chengue”, dialogar con Víctor Haroldo Púa sobre cómo marcar a Viduka, o incluso tomar un tinto con el Mago.

En cambio, si usted llegara a compartir el vuelo que partirá a Jordania se encontrará con que los jugadores que portan la Celeste viajan con “jefe de seguridad” y operativos propios de estrellas de cine, por lo que le será prácticamente imposible dirigirles la palabra.

Hace 13 años, las botineras eran esos bolsitos de mano en los que se llevaban los botines. Hoy son esas chicas de vida fácil que acechan a estos émulos de David Beckham para acceder a su fortuna. Los tiempos han cambiado…

El plantel celeste de los héroes del 2002 reunía a algunos elementos con cara de prontuario policial, con los que podíamos estar tranquilos de que iban a imponer respeto. Los de hoy se compran cremas blanqueantes, se depilan y se regalan tratamientos de belleza.

"Mis amigos usan L'Oréal, pero a mí no me va bien, me pasé a Nivea". Este testimonio de un jugador de la selección actual cuyo nombre no pudimos averiguar, nos deja a las claras la grave crisis de valores en la que estamos inmersos.

Aquella recordada delegación tenía algunos elementos que incursionaban tímidamente en el teñido con agua oxigenada, hecho más atribuible a la terrajería bien entendida que a algo preocupante. La celeste 2013 destila olor a crema de enjuage, perfume francés, productos para laciado perfecto, y varios de sus jugadores han sido vistos en público diciéndole a un compañero: “Tenés el pelo divino, ¿cómo hacés, hijo de puta?”.

En el vuelo comercial que cruzó el Atlántico para ir a la tierra de los canguros, nuestros jugadores no eran asediados por las mujeres, que no sabían ni quiénes eran y además les parecían feos. Si usted llega a viajar a Jordania, le parecerá que viaja con Yastin Biber o como se escriba, con los griteríos en el aeropuerto, en el avión, y en el otro aeropuerto.

Montero, García, D. Silva, D. Rodríguez, O’Neill, Méndez, Regueiro, R. Morales, De los Santos, M. Romero y todo ese plantel de hombres no llevaban computadoras (ni siquiera sabían prender una), escuchaban a Los Fatales, vestían de forma clásica y en muchos casos le tenían miedo a los aviones.

Cavani, Forlán (un tímido infiltrado en el 2002), Gargano, Ramírez, Lodeiro, Muslera, Cáceres, “Palito” y compañía impregnarán el avión con su glamour tan alejado de la esencia de un team celeste.

"Manicure", piernas depiladas y horas frente al espejo, Ipods, tablets, notebooks y demás, con Mala Tuya y música electrónica. “Josema” Giménez y sus peinados, “Palito” y sus cambios de look, Cáceres y sus pantalones babucha, Abel y sus cadenas de oro “bling bling”, la “Tota” y sus sacones de cuero, Gargano y sus bolsos Louis Vouitton…

Y es que el mundo del fútbol ha involucionado mucho en muy poco tiempo. Cuando Paolo iniciaba una carrera de veinte metros para lanzarse al cruce contra un delantero, las señoras gritaban de terror y los caballeros les tapaban los ojos a los niños.

Ahora los defensas ya no comen achuras sino yogur descremado con fibra, para cuidar la figura y mejorar el tránsito intestinal. Si Dios Obdulio viviera y lo invitaran a bajar a un vestuario, vería horrorizado que los jugadores actuales tienen más cremas que Doña Cata en toda su vida. Así es señores, han pasado solo 13 años, pero en esto nos hemos transformado. 

Si querés dedicarte en cuerpo y alma al Dios Obdulio te invitamos a pasar al templo en el que se pregonan Viejos Valores ---> (apretá acá)