Día 13: Deseo y realidad

Una mirada diferente al decimotercer día del Mundial. Los sufridos triunfos de Uruguay y Grecia, y sus puntos en común.

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Fotos: facebook.com/fifaworldcup

Los griegos presentan mayor brecha entre deseo y realidad que el común de los mortales, dice el escritor Nikos Dimou. Y bien podría estar hablando de Uruguay también. Ambos consiguieron la clasificación a octavos este martes con un denominador común: el sufrimiento.

En el fútbol los uruguayos son expertos en borrar las distancias entre deseo y realidad, o mejor dicho, les importa muy poco la realidad a la hora de entrar a un terreno de juego. Por eso son capaces de plantarle cara a rivales mucho más superiores y complicarse con los más débiles.

El mismo escritor decía sobre los griegos: “Cuando todo va bien, se sienten incómodos e inquietos”. Eso también le pasa a los uruguayos. El escenario que mejor les cabe es el de la adversidad, el de las mínimas chances de triunfo. Y esa cuestión es casi genética, no se entrena y mucho menos se planifica.


En lo que va del Mundial, lo que más han destacado los entrenadores y la prensa internacional es el compromiso que tienen los jugadores celestes con la selección. Este viene siendo un Mundial donde avanzan los equipos comprometidos, por ahora predomina lo grupal por sobre lo individual.

En el handball existen varias maneras de defender. A veces los equipos lo hacen 6-0, donde cada defensa ocupa una posición, una especie de marca en zona. Pero en otras ocasiones la marca es 5-1, donde un jugador se sacrifica para anular la pieza clave del equipo rival.

Así salió Uruguay a marcar a Italia, 5-1. Ese uno era Cavani sobre Pirlo, que -al igual que en el handball- por momentos decidía no participar de la jugada y abrirse exageradamente para también quitar un jugador de Uruguay de la zona del medio.

Sea como fuere, Italia nunca conectó el mediocampo con la delantera, y para colmo cuando la pelota llegaba a los de arriba, Giménez y Godín se encargaban de que nada prosperara.


Como dijo el periodista español Toni Padilla, el partido abandonó rápidamente el terreno de lo racional para pasar a lo visceral, lo emotivo, y en ese terreno pocos rivales están a la altura de Uruguay. El grupo de la muerte lo pasaron dos equipos que vinieron a Brasil a sobrevivir: Costa Rica y Uruguay.

La realidad griega en el Mundial venía siendo muy pobre, y parecía que no tenían ni siquiera deseo. Un taxista en Atenas me dijo que en realidad lo de Brasil eran unas vacaciones, que no tenían chance.

Se ve que los jugadores griegos, al igual que aquellos aficionados que adoran este deporte, no conocen mejores vacaciones que jugar al fútbol, por eso las extendieron un poco más.

Y si es como dice Dimou, que “la felicidad es el estado pasajero en que la realidad coincide con nuestros deseos”, griegos, uruguayos, costarricenses y colombianos están más que felices. Por lo menos hasta el próximo fin de semana.