
Día 6: La historia de cancerbero
El sexto día del Mundial fue el día del arquero. Julio César, Ochoa y Akinfeev, las dos caras del puesto.

Fotos: facebook.com/fifaworldcup
El jugador que se para delante del arco y usa guantes tiene varios nombres por el mundo: portero, arquero, guardameta, golero, guardavallas. Pero el que más me gusta, por su significado, es cancerbero.
Cerbero era en la mitología griega el perro cuidador de la puerta del infierno. Justamente el prefijo 'can' responde a perro. Cerbero tenía a su espalda el mundo de los muertos y delante el de los vivos, y su misión era que ninguno pasara al otro mundo.
No hay nada que defina mejor la función de un arquero: a su espalda la portería, la línea de gol, la muerte para él. Pero si la pelota no pasa, su equipo seguirá vivo, delante de él.
Guillermo Ochoa y Julio César fueron unos verdaderos cancerberos. No hubo Heracles, Orfeo ni Hermes que pudieran atravesarlos. El portero mexicano se lució un poco más porque sus tapadas fueron a boca de jarro, salvo el cabezazo de Neymar que fue una gran salvada que conjugó velocidad de reacción y fuerza de piernas y espalda.
El resto de las atajadas fueron mérito de su buena ubicación en la portería. Incluso debemos decir que en la tapada en el segundo tiempo a Neymar, los brazos no están en una buena postura y termina salvando con la cadera, gracias a que estaba parado cerca del primer palo. De cualquier manera nada quita que México lo vea como un héroe.
Julio César tuvo intervenciones muy buenas también. Demostró estar muy bien físicamente, cada tiro de afuera del área que se iba rozando el travesaño tenía una mano de él muy cerca. Con buen despegue y salvando a Brasil de un golpe fatal, él sabe que si falla en su tarea, como Cerbero, se abrirán las puertas del infierno.
Pero al igual que el perro de Hades fue engañado en algunas ocasiones, existen porteros que recuerdan que el puesto suele ser muy ingrato. Akinfeev, el golero ruso, no estaba transmitiendo buenas sensaciones, parecía no sentirse cómodo, rechazó un par de disparos de manera poco ortodoxa, demostrando que quedarse con la pelota no era una opción.
Todo se entiende luego del gol, una pelota a la cual le quita la vista antes de agarrarla, baja las manos unos instantes antes de tiempo, lo que ocasiona que lo que parecía un tiro sencillo termine siendo gol.
Por suerte para Rusia, Capello reaccionó poniendo a Kerzhakov, que al igual que Orfeo y su arpa, se metió al infierno y rescató a Rusia del mundo de los muertos, que vendría a ser la eliminación tempranera.
Bélgica es otro que reaccionó a tiempo, luego de un pésimo primer tiempo. Argelia demostró que no será un rival fácil para nadie.
Cerbero era en la mitología griega el perro cuidador de la puerta del infierno. Justamente el prefijo 'can' responde a perro. Cerbero tenía a su espalda el mundo de los muertos y delante el de los vivos, y su misión era que ninguno pasara al otro mundo.
No hay nada que defina mejor la función de un arquero: a su espalda la portería, la línea de gol, la muerte para él. Pero si la pelota no pasa, su equipo seguirá vivo, delante de él.
Guillermo Ochoa y Julio César fueron unos verdaderos cancerberos. No hubo Heracles, Orfeo ni Hermes que pudieran atravesarlos. El portero mexicano se lució un poco más porque sus tapadas fueron a boca de jarro, salvo el cabezazo de Neymar que fue una gran salvada que conjugó velocidad de reacción y fuerza de piernas y espalda.
El resto de las atajadas fueron mérito de su buena ubicación en la portería. Incluso debemos decir que en la tapada en el segundo tiempo a Neymar, los brazos no están en una buena postura y termina salvando con la cadera, gracias a que estaba parado cerca del primer palo. De cualquier manera nada quita que México lo vea como un héroe.
Julio César tuvo intervenciones muy buenas también. Demostró estar muy bien físicamente, cada tiro de afuera del área que se iba rozando el travesaño tenía una mano de él muy cerca. Con buen despegue y salvando a Brasil de un golpe fatal, él sabe que si falla en su tarea, como Cerbero, se abrirán las puertas del infierno.
Pero al igual que el perro de Hades fue engañado en algunas ocasiones, existen porteros que recuerdan que el puesto suele ser muy ingrato. Akinfeev, el golero ruso, no estaba transmitiendo buenas sensaciones, parecía no sentirse cómodo, rechazó un par de disparos de manera poco ortodoxa, demostrando que quedarse con la pelota no era una opción.
Todo se entiende luego del gol, una pelota a la cual le quita la vista antes de agarrarla, baja las manos unos instantes antes de tiempo, lo que ocasiona que lo que parecía un tiro sencillo termine siendo gol.
Por suerte para Rusia, Capello reaccionó poniendo a Kerzhakov, que al igual que Orfeo y su arpa, se metió al infierno y rescató a Rusia del mundo de los muertos, que vendría a ser la eliminación tempranera.
Bélgica es otro que reaccionó a tiempo, luego de un pésimo primer tiempo. Argelia demostró que no será un rival fácil para nadie.