La casa queda chica
La Liga Uruguaya y sus problemas de infraestructura. La casa nos está quedando chica.
La participación de los equipos más populares del básquetbol en la Liga Uruguaya, ha hecho de este comienzo de torneo un furor en cuanto al público presente en los diferentes escenarios. A su vez, la poca capacidad de la mayoría de los escenarios, algunos problemas con las habilitaciones, relojes de 24 segundos que no funcionan correctamente y cambios de cancha a último momento, lo han hecho un tanto desprolijo en cuanto a lo organizativo.
La presencia de los equipos más populares de nuestro básquetbol, ha hecho que esta Liga tenga un nivel de concurrencia estupendo desde el arranque, sin tener en cuenta que esto es muy largo y que recién en el mes de abril se estará definiendo el torneo.
Pero ante esta situación, el básquetbol debe darse cuenta que la infraestructura que posee no está preparada para albergar un campeonato con tanta gente y con la presencia de equipos tan populares. Menos de la mitad de los escenarios tienen capacidad para más de mil espectadores, lo que indica que en buena parte de los partidos, mucho público quedará afuera por no poder adquirir su entrada.
No solamente el aforo de las canchas es un tema preocupante, también las instalaciones lo son. Jueces que ni siquiera tienen vestuario independiente para cambiarse, canchas en donde los relojes no funcionan acorde a lo que merece un espectáculo profesional por el que se pagan $ 150 de entrada, partidos que hasta horas antes no se sabe si se diputan o no por habilitación de bomberos. Todos estos son hechos que sin dudas empañan una Liga que promete, además de muy popular, ser muy pareja en lo deportivo.
Está claro que muchos clubes han apostado a renovar sus gimnasios con la colocación de piso flotante, agrandando sus rectángulos a las medidas reglamentarias, pero lamentablemente en un montón de aspectos, se mantienen estructuras que no pueden sostener la cantidad de público que hoy quiere ver básquetbol.
Lamentablemente tampoco existe un apoyo del estado para grandes emprendimientos y salvo algunos clubes que han ganado el Presupuesto Participativo para realizar obras, en algunas ocasiones el Estado ha puesto palos en la rueda, sea por parte del Ministerio del Interior y la Policía como de la Intendencia con las inhabilitaciones de bomberos.
Organizativamente se ha buscado un vuelco en varios aspectos, pero es una realidad que pretendemos jugar una liga profesional con una infraestructura amateur.
Otro de los temas que ha despertado opiniones encontradas en esta edición de la Liga Uruguaya ha sido el de los partidos jugados solamente con hinchada locataria, algo que también está encadenado con todo lo expuesto anteriormente.
En varios de los casos se esgrimen temas de seguridad para esa determinación, pero va totalmente en contra del espíritu deportivo y no estoy para nada de acuerdo con que se prive al público de poder ver a su equipo. Hay que prevenir, controlar y castigar, pero de ninguna manera llegar al punto de que en nuestro básquetbol los partidos llamados de “alto riesgo” terminen contando solamente con hinchada locataria.
Por suerte y teniendo en cuenta los clubes que participan de esta Liga, no han existido grandes hechos de violencia, algo que resulta sumamente positivo. El único episodio que generó la suspensión de un partido fue el coletazo de la infausta foto que se sacaron algunos jugadores en el homenaje de Peñarol y que tuvo un mal manejo de medios y dirigentes tricolores. Ese hecho le costó muy caro a Nacional: dos puntos muy valiosos en la tabla y quedar al borde de la desafiliación.
La sanción fue sumamente dura y un tanto desmedida, pero lo que marca el Tribunal de Penas es un umbral muy bajo de tolerancia, marcando la cancha desde el vamos y generando que todos los clubes abran bien los ganchos y busquen controlar lo mejor posible a sus hinchas.