"Cuando disfrutás, las cosas salen solas"
Entrevista con Diego García.
Con 15 años debutó en la Liga Uruguaya y, sin ser muy tenido en cuenta, llegó a ser vicecampeón y luego campeón. Su mentalidad ya era la de un profesional.
Con apenas 20, fue figura en el campeonato que llevó a Atenas nuevamente a Primera. Luego de eso, disputó dos finales con Defensor Sporting, siendo ya parte fundamental del equipo. Hace tres años que dentro de su entrenamiento incluye la psicología del deporte.
Conversamos con Diego García en nuestra columna.
¿Cómo arranca el básquetbol en tu vida?
Tengo dos hermanos mayores, y como todo hermano menor quise hacer lo que hacían ellos. Arancaron para el baby fútbol, yo arranque con ellos, y cuando fueron para el básquetbol, yo fui también. Entré en Welcome a los 5 años. Se suponía que tenía que arrancar a los 6 pero fui todo el tiempo hasta que me dejaron practicar, y estuve en Welcome hasta los 12. De ahí me fui para Defensor y seguí hasta ahora.
¿En qué momento decidiste dedicarte para buscar ser profesional?
La verdad que de chico pensaba más en disfrutar, pero siempre me lo tomé en serio. Era el que más en serio practicaba. Si bien de chico no pensaba en ser profesional, apuntaba al profesionalismo. Trataba año a año de ser más profesional. A los 15 o 16 años me empecé a dar cuenta realmente de las cosas que tenía que hacer para llegar, y que decididamente quería jugar al básquetbol y vivir de eso.
¿Cuáles fueron esos esfuerzos que tuviste que hacer para llegar?
Primero, darme cuenta dónde estaba parado. Me ayudó el tema de las selecciones formativas. Obviamente las evaluaciones de los partidos de los domingos no son la realidad, porque no tenés tanta oposición muchas veces. El aspirar a más, el querer destacarme en un nivel más alto, me llevó a tratar de mejorar los puntos débiles que tenía. Considero que soy un jugador que sabe hacer un poco de todo, pero tengo que mejorar todo para estar a un nivel más alto.
Leía una entrevista que hicieron a Fitipaldo, donde habla de su trabajo con el profe Barrios. Él me lo recomendó y yo arranqué a ir a Maldonado, un esfuerzo que no cualquiera hace, a entrenar la parte física. Desde el punto de vista de nutrición, alrededor de los 15 ya arranqué con nutricionista. Obviamente los cuidados personales, el trabajo invisible de no salir cuando tenés fiestas porque hay partido al otro día es normal, pero a esa edad no cualquiera lo deja de hacer. No sé si son sacrificios, pero sí complementos. Hace 3 años que trabajo con un psicólogo deportivo, son cosas que le trato de ir sumando para tratar de llegar al máximo de mi rendimiento.
Hoy es tu día libre y estabas acá tirando...
Trato siempre de hacer algo todos los días. Obviamente si tuvimos partido, al otro día hay que descansar, trato de dormir lo suficiente. Pero de tarde trato de ir al gimnasio, a tirar, siempre me gusta tratar de hacer un poco más. Yo me siento bien viniendo a tirar todos los días, es como que no me gusta perder días. Siempre trato de mejorar, más haya que haya que descansar, siempre trato de dar un poquito más.
¿Pudiste conciliar los estudios con el básquetbol?
Hasta el liceo sí, en la Facultad la verdad que no. No lo puedo hacer como una persona normal. En el liceo me complicaba el tema de los viajes con la selección, no me lo facilitaban tanto en mi liceo. En la Facultad me coincidió mucho el tema de los parciales con las finales los últimos dos años y fui quedando por el camino. Ahora estoy tratando de reenganchar en otra modalidad, en una Facultad privada porque antes iba a la Facultad de Economía pública. Estoy tratando de retomar en la privada o por Internet porque no me ha dado.
Yendo más al básquetbol, ¿cuáles son tus principales características como jugador?
Por imposición, tengo que ordenar el juego, trato de hacerlo lo mejor posible y creo que lo hago bastante bien. No sé si es bueno o malo, pero hago un poco de todo. Capaz que tendría que especializarme en algo más puntual desde el punto de vista técnico, pero siento que lo que hago mejor es el dominio del juego.
¿Cuánto de un jugador crees que nace y cuánto te parece que se hace con el entrenamiento?
La verdad no sé, calculo que bastante nace, pero si no te hacés no vas a llegar. El mismo jugador que nace, si no se hace, es difícil saber hasta dónde llega. Para mi cabeza, considero que es fundamental hacerse. Incluso de partido a partido, si en esos tres días no descanso y no voy a tirar ya me siento diferente. Me parece que está mejor hacerse.
¿Qué jugadores tenés como referentes?
No tengo uno que mire solo a ese, trato de buscar de todos lo mejor. De chico, lo poco que lo vi, me encantaba Capalbo, que tuve la suerte de tenerlo como entrenador en selecciones formativas. Más contemporáneo, miraba mucho a Osimani, me encanta como base, el carácter y la forma de llevar los partidos. Y técnicamente el "Panchi" Barrera. A nivel internacional, últimamente miro bastante a Ricky Rubio, que es un jugador con una visión de cancha impresionante, a Nash. A jugadores que pueda tratar de imitarles algo. No tanto otros como Derrick Rose que físicamente explotan y no puedo sacarles tanto, sino a los que están más cerca de mi realidad.
Tuviste la oportunidad de trabajar con la psicología del deporte… ¿cómo te resultó?
La verdad, excelente. Tenía ese prejuicio de que al psicólogo vas porque tenés un problema. Cuando Hebraica salió campeón, leí una entrevista con el psicólogo que trabajaba ahí y me interesó el tema. Considero que soy inteligente para jugar, pero que mi cabeza a veces me juega malas pasadas. Muchas veces tenés pensamientos negativos adentro de la cancha, o bajones después de partidos que hay que sobrellevar. Probé y me gustó. Me ayudó mucho a descomprimirme, yo me sobrepresionaba todo el tiempo. Aprendí a manejar frustraciones y errores, a veces cuando los cometía me quedaba mucho pensando en esa jugada. Considero que es importante y lo estoy aprovechando muchísimo.
¿Usás alguna estrategia para controlar la ansiedad antes de los partidos?
Trato de hacer siempre lo mismo, ya desde los días previos. En el día también, aunque a veces me cuesta manejar la ansiedad, sobre todo en los partidos más importantes. Creo que una cuota de esa ansiedad está buena y significa que te interesa lo que estás haciendo.
Uno de los tiros más psicológicos del básquet es el tiro libre, ¿tenés alguna rutina a la hora de lanzar?
Sí. La pico tres veces, y la giro en mis manos para sentirme un poco más. Siempre tiro con los gajos derechos. Hay veces que no pienso tanto, pero en los momentos más importantes me abstraigo de la presión y los gritos, y trato de pensar que lo hice miles de veces, sentirme bien y pensar “yo y el aro”. Hay veces que no sale, pero no por eso está mal lo que estás pensando, sino que simplemente errás.
¿Te cuesta en algún momento manejar la concentración en los partidos?
Me pasó cuando empecé en Primera, porque no estaba acostumbrado a entrar desde el banco. Parecía un principiante aprendiendo cómo meterme en un partido. Me costó muchísimo, era muy irregular. Lo fui trabajando para no entrar frío, ni falto de confianza. Desde el minuto que arranca el partido tengo que estar concentrado en el banco, ahora lo sé sobrellevar y las rutinas me ayudaron mucho.
¿Cuán importante creés que es tener un buen grupo para lograr buenos resultados?
Fundamental. No creo que sea tanto lo de afuera de la cancha, sino adentro. Si es afuera, que hay comidas, que en el grupo del año pasado nos pasaba, genial. Y se transmitía adentro de la cancha. Pero lo fundamental es hacerlo adentro. El tema de la comunicación, de ser solidario y entender los roles. Muchas veces un jugador puede pretender un poco más y pecar de egoísta, y eso no le hace bien al grupo. En los momentos malos hay que juntarse y hablar. Esas tres claves, pueden parecer tontas, pero hacen todo.
¿Cuál es el perfil de entrenador ideal para vos?
Primero, conocimiento de básquetbol. Transmitir, más del tema didáctico, que te enseñe todo el tiempo. En definiva, lo que buscás cuando entrenás no es solo jugar, sino mejorar todo el tiempo. Que sea exigente, que en la cancha no deje pasar las cosas, marque los límites, porque la realidad acá es que no todos los jugadores entrenan en serio y sino las prácticas se pudren un poco. Y además, que te dé mucha confianza, no porque sí, pero las temporadas son largas y hay bajones, es necesario que se preocupe por lo que a uno le pasa.
Hablabas del pasaje de Juveniles a Primera, ¿cómo te ganaste tus primeros minutos en Primera?
Haciendo lo que yo hacía mejor, tratando de poner mi cuota. Yo me caracterizaba por entrar y ordenar el equipo, entonces tenía que hacerlo. Cuando emepcé a subir, que todavía era juvenil y no me tenían en cuenta, entrenar siempre lo mejor posible para mostrar lo que yo sabía hacer. Una vez que apostaron en mí, que en mi caso fue luego de ir a jugar un Metropolitano, tratar de hacer lo que yo hacía, ser el que yo era pero en Primera.
¿Alguna vez dudaste de tus condiciones?
Y sí… no es que dude de mí, pero hay momentos malos, y pensás ¿qué me pasa? Eso es lo que trabajo con el psicólogo muchas veces. No sé si es dudar, pero sí poner los pies sobre la tierra y saber qué tenés que mejorar para seguir creciendo.
Jugás con un equipo competitivo, con otro base como Cabot. Podrías optar por ir a otro club en donde tener un rol distinto y más minutos. ¿Por qué decidís jugar en Defensor?
Primero que nada, por la competencia interna. Me parece fundamental. Todos los años me planteo qué me sirve más, si seguir siendo suplente o tratar de ir a otro cuadro para tener más minutos. Año a año me lo planteo, y creo que quedarme hasta ahora ha sido la decisión correcta. No siempre ser titular es jugar más. Jugar 20 o 25 minutos, pero de calidad, te termina sirviendo más. Llegar a las finales me ha hecho crecer muchísimo. Quizás llegue el momento en que tengamos que separarnos para seguir creciendo, pero hasta ahora está bien.
¿Qué mensaje le darías a los jugadores de Formativas que aspiran a llegar a Primera?
Primero, que disfruten. Esto se trata de llegar a Primera, de cumplir objetivos, pero también el básquetbol te deja un montón de cosas como persona que son importantes. Y después, que sepan que van a pasar por momentos en donde quizás quieran dejar todo, tengan bajones y vean las cosas negativas, pero que traten de seguir, ser persistentes. Hay jugadores que tienen facilidades y reciben todo con menos esfuerzo, pero la mayoría no. Va a haber muchas piedras en el camino, pero que lo sigan intentando porque es como se logran las cosas.