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Gastón Reyno demostró que con trabajo todo se puede. Hay que seguir el camino.

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Foto: TV show.
En estos tiempos de Copa América, donde las discusiones sobre táctica, huevos y demás se hacen eternas, un “¡Uruguay nomá!” resonó vibrante al otro lado del continente. Abriéndose paso como podían entre un bucal adornado con nuestra bandera, las dos palabras más uruguayas de todas coparon el mayor escenario de las artes marciales mixtas.
 
Gastón Reyno, aquel que soñó en grande y trabajó enormemente para cumplirlo, puso a nuestro país en un lugar donde nunca nos hubiésemos imaginado estar.
 
“Yo soy el primero de muchos”, dijo después de la pelea en la entrevista arriba del ring. “Tengan cuidado que se vienen los asesinos”. Y tal vez tenga toda la razón.
 
Este es, nada más y nada menos, el inicio de una nueva era en el deporte uruguayo. Es la demostración empírica de que querer es poder y de que con trabajo las cosas llegan.
 
En el deporte, como en la vida, cada uno necesita tener un guía que lo acompañe en su camino y, probablemente, para muchos jóvenes uruguayos amantes de este deporte, Gastón Reyno lo sea.
 
Todo era nuevo. Un uruguayo iba a pelear en esa jaula que se ve por televisión, en la que dos tipos se matan a palo, y por eso los celulares empezaban a sonar.
 
-          ¿A qué hora pelea?
-          ¿Dónde lo pasan?
-          ¿Ya peleó?
-          Se adelantó la pelea.
-          Ganó.
 
La espera se prolongó porque el combate se adelantó y no salió en vivo para nuestro país. Sin embargo, pasada la medianoche se pudo ver en diferido.
 
Poco más de un minuto de combate y la cosa estaba resuelta. El uruguayo aprovechó su momento y se aferró tan fuerte al cuello de su rival que lo obligó a rendirse. Los que tenían alguna idea hablaban de guillotina, otros de sumisión y alguno de nocaut.
 
Lo cierto es que la expectativa generada tuvo un final feliz y un grito de gol se escuchó entre los presentes en Lou Bizarro, que mostraba en su pantalla gigante el combate tan esperado.
 
Un uruguayo abrió el camino y lo hizo de manera excelente, dando inicio al presente, pero principalmente marcando el primer mojón hacia el futuro. Es cuestión de seguirlo, porque es por ahí.
 
El “Tonga” demostró una vez más que este pequeño país de tres millones de personas está destinado cada tanto a hacerse sentir. Acá estamos, llegamos los del Maracanazo, los hijos de Obdulio, los de la patriada de Wynants, los que la picaron en el Mundial, los que una vez pelearon contra Muhammad Alí, los que entraron a la jaula; pero sobre todas las cosas, llegaron los que van a dejar la vida para terminar gritando una vez más ¡Uruguay nomá!

Si no la viste, acá te dejamos la pelea: