​Pelota y circunstancias

¿Cómo afectan el entorno y las circunstancias a un deportista de élite?

cavani.jpg
Los hechos sucedidos en las últimas horas, nos vuelven a plantear una duda que se genera muchísimas veces a nivel deportivo.  ¿Cómo y cuánto afecta a un deportista una situación de su vida personal?  ¿El jugador debe jugar igual o debe resolver estas situaciones previamente?

Lo primero es recordar que el jugador es, antes que nada, una persona.  Como tal, posee un mundo interno cargado de pensamientos, sentimientos e instintos que van a incidir directamente en su forma de accionar y reaccionar.

Existe una frase hecha que dice “Cuando entrás a la cancha, los problemas quedan afuera”, pero la realidad no siempre es así.  La realidad es que, como afirmó el filósofo Ortega y Gasset, “Yo soy yo y mi circunstancia”.  O sea, lo que me está sucediendo es parte de mí.

La clave acá es cómo el deportista sea capaz de manejar la situación.  El objetivo principal sería que el jugador logre concentrarse en el juego y depositar su energía en él.  Y para esto será muy importante tanto la personalidad del jugador como su entorno.

Hay personalidades muy permeables a lo que sucede en el mundo exterior, y otras que lo son menos, y se enfocan más en lo interno.  Hay personalidades muy emocionales, y otras que poseen mucho control de las mismas y manejan las situaciones más difíciles de manera fría y racional.  

Algún jugador podría entrar a la cancha y no aparentar circunstancia alguna. Otro jugador puede entrar a la cancha “con la emoción a flor de piel” y canalizarla para “meter más”.

También podría suceder que “explote” la sobrecarga emocional que tiene ya sea en forma de ira (tras una agresión rival o sanción arbitral, por ejemplo), en forma de llanto (desahogo tras un gol o final del partido, por ejemplo), o en el peor de los casos en forma de lesión facilitada por el estrés.

¿Podemos prever cómo reaccionará este jugador específicamente?  Sí, si tuviéramos un conocimiento personal y un trabajo psicológico previo.  Este es siempre uno de los objetivos de la Psicología del Deporte, junto con el de moldear este tipo de reacciones para que sean positivas para el rendimiento del deportista.

Por otro lado, está el equipo.  En una situación como esta, de concentración en un torneo internacional, y más en una selección que lleva muchos años de convivencia, seguramente el jugador tiene compañeros y referentes que serán piezas clave en las que se apoye para decidir y avanzar.

Por último, será importante ver cómo el deportista logra “procesar” los hechos y las circunstancias.  Lo más difícil suele ser aceptar cuando suceden situaciones que no dependen de él, que no puede evitar o en las que no puede ayudar.  Cuando logra traspasar esto, es más fácil enfocarse en aquellas cosas que sí dependen de él.

En resumen, no hay reglas, porque cada persona es distinta y cada circunstancia es diferente.  Será fundamental la habilidad personal del jugador para aceptar la realidad y procesarla, de forma que si decide entrar a la cancha lo haga con sus mejores recursos.  

Desde acá, y una vez más en nuestro lugar de hinchas, solo nos queda desearle lo mejor a Cavani.  Mucha fuerza, y ¡Vamos Uruguay!