De colores
Mis colores, tus colores. La intolerancia al nivel más absurdo.
Con esos colores, no puede pisar el Parque Central.
Supongamos que hay un tiempo en el que todos somos hinchas fanáticos de algún club. Por lo menos aquellos que gustamos del deporte. Una etapa que quizá se asemeje a lo que es la adolescencia para la vida de un ser humano. Un momento donde lo que se impone es una total falta de perspectiva que lleva a discutir cosas tan trascendentes como la ubicación de un banco de suplentes, o el color de la tercera camiseta alternativa.
Son actitudes dentro de todo tolerables en un individuo, porque al igual que la adolescencia, uno puede pensar que ya se le van a pasar, que él seguirá siendo igual de hincha, pero con otra postura. Llega un punto en que uno comienza a darse cuenta de que lo que parecía trascendental es una semejante pavada. En ese momento uno opta por tomarse con humor todos esos detalles, o simplemente los deja pasar. El problema surge cuando la persona sigue creciendo y discutiendo esas mismas bobadas.
El delegado de Nacional, Guillermo Pena, tuvo el siguiente diálogo con el juez peruano que dirigió el partido frente a River: " '¿Vos sabés que esos son los colores del tradicional rival?'. Y me respondió que no tenía conocimiento. Entonces le dije que eso puede ser interpretado como un acto que genera violencia. Fueron y se pusieron una camiseta roja”. Fue el mismo delegado que luego de aquel incidente del rollo de serpentina supo declarar: “A veces todos tenemos que colaborar en este tipo de situaciones. Lamento que los árbitros no hayan podido traer camisetas de otros colores, pero esto no justifica en lo más mínimo lo que pasó”.
Del mismo nivel fue lo que le pasó en julio pasado a Sebastián Píriz. Mientras jugaba un amistoso para Peñarol frente a Juventud, un puñado de hinchas se dedicó a insultarlo porque estaba usando zapatos blancos. El jugador tuvo que salir a aclarar que no volvería a usar zapatos de esos colores (de hecho los tiró a la tribuna luego de que lo sustituyeran) y que en realidad el blanco no significa nada para él.
Se podrá decir que estos hechos son más bien pintorescos. Como lo es que la puerta del vestuario locatario en Anfield sea más chica para dar la impresión de que los jugadores de Liverpool son más grandes. Pero en los tiempos que corren, donde los hinchas de Peñarol y Nacional discuten por ver quién queda eliminado antes de las copas internacionales, da un poco de vergüenza que este tipo de cosas trasciendan.
Quizá cuando un dirigente se promociona diciendo que es un verdadero hincha de su club, esto es lo que nos espera: Que defienda al club no permitiendo que los jueces usen remera amarilla, o que un jugador tenga que justificar que el blanco no quiere decir Nacional. Discusiones de hinchas de traje y corbata.
Son actitudes dentro de todo tolerables en un individuo, porque al igual que la adolescencia, uno puede pensar que ya se le van a pasar, que él seguirá siendo igual de hincha, pero con otra postura. Llega un punto en que uno comienza a darse cuenta de que lo que parecía trascendental es una semejante pavada. En ese momento uno opta por tomarse con humor todos esos detalles, o simplemente los deja pasar. El problema surge cuando la persona sigue creciendo y discutiendo esas mismas bobadas.
El delegado de Nacional, Guillermo Pena, tuvo el siguiente diálogo con el juez peruano que dirigió el partido frente a River: " '¿Vos sabés que esos son los colores del tradicional rival?'. Y me respondió que no tenía conocimiento. Entonces le dije que eso puede ser interpretado como un acto que genera violencia. Fueron y se pusieron una camiseta roja”. Fue el mismo delegado que luego de aquel incidente del rollo de serpentina supo declarar: “A veces todos tenemos que colaborar en este tipo de situaciones. Lamento que los árbitros no hayan podido traer camisetas de otros colores, pero esto no justifica en lo más mínimo lo que pasó”.
Del mismo nivel fue lo que le pasó en julio pasado a Sebastián Píriz. Mientras jugaba un amistoso para Peñarol frente a Juventud, un puñado de hinchas se dedicó a insultarlo porque estaba usando zapatos blancos. El jugador tuvo que salir a aclarar que no volvería a usar zapatos de esos colores (de hecho los tiró a la tribuna luego de que lo sustituyeran) y que en realidad el blanco no significa nada para él.
Se podrá decir que estos hechos son más bien pintorescos. Como lo es que la puerta del vestuario locatario en Anfield sea más chica para dar la impresión de que los jugadores de Liverpool son más grandes. Pero en los tiempos que corren, donde los hinchas de Peñarol y Nacional discuten por ver quién queda eliminado antes de las copas internacionales, da un poco de vergüenza que este tipo de cosas trasciendan.
Quizá cuando un dirigente se promociona diciendo que es un verdadero hincha de su club, esto es lo que nos espera: Que defienda al club no permitiendo que los jueces usen remera amarilla, o que un jugador tenga que justificar que el blanco no quiere decir Nacional. Discusiones de hinchas de traje y corbata.