No es una lotería

Cómo manejar la presión en una tanda de penales.

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Terminó el Campeonato Uruguayo, luego de una gran final entre Danubio y Wanderers. ¡Salú a todos los franjeados! Pero hablaremos de una particularidad: luego del empate en los 90 y el alargue, el torneo se definió por penales. Y en las tribunas y los barrios se escuchaba el comentario “es un juego de azar”. Entonces nos preguntamos, ¿es tan así?

Lo cierto es que las series de penales transforman jugadores en héroes –como el caso de Salvador Ichazo para los danubianos– y villanos. En vísperas de la Copa del Mundo, recordemos al “Loco” Abreu y su “picadita” y a Roberto Baggio, quien reconoció que soñó con el tiro final en EEUU ’94 durante varios años.

Es claro que a la hora de ejecutar un penal, inciden los mismos tres aspectos del juego individual que en cualquier otro momento del partido: la técnica, el físico y lo mental. A nivel técnico, en general todos los jugadores profesionales están aptos para patear; a nivel físico sin dudas las definiciones por penales se dan en estado de alto desgaste, en general luego de 120 minutos de juego para la mayoría.

¿Pero qué sucede a nivel mental? Antes que nada, vale decir que los tiros “fáciles” en general generan mayor presión, porque conllevan el pensamiento “no lo puedo errar”, y eso hace que muchas veces se termine fallando. Y vale tener en cuenta que el penal es muy distinto al tiro libre en básquetbol, por ejemplo, ya que en esa situación no hay oposición. En el penal, existe una variable que es la del arquero.

A nivel psicológico, inciden fuertemente dos factores: el nivel de activación y la autoconfianza. Esta última se ve influida especialmente por las últimas experiencias similares… es decir, si ha convertido en sus últimos tiros, tendrá mayor confianza, y por ende más probabilidad de ejecutar bien y convertir; mientras que si viene de marrar un penal hay más probabilidades de que vuelva a errar.

También incide en la autoconfianza la evaluación que el propio jugador ha venido haciendo de su desempeño en el partido. Si ha percibido una buena actuación, con más aciertos, esto le generará un pensamiento y ánimo positivos, que ayudarán a la hora de ir hacia su ejecución. Por otra parte, si se evalúa negativamente seguramente vaya con más dudas e inseguridades, aunque lo ideal es que el jugador logre desprenderse de eso a la hora de esta definición.

Sobre la activación, en algunos casos lo que genera ansiedad es el propio pensamiento de que el penal depende de tener suerte. Cuando el jugador asume que tiene el control de la situación, que convertir depende en gran parte de él mismo, sufre menos ansiedad.

Obviamente que es imposible que no haya ansiedad en un momento de definición. El tema es que no juegue en contra, que el jugador sepa regular su nivel de activación para poder rematar de la mejor manera.

Para esto, es bueno seguir una rutina que incluya respiración y pensamientos positivos, e incluso visualización. Esto no es algo improvisado, sino algo preestablecido… una rutina sirve para que la ejecución se haga siempre de la misma forma, dando menos relevancia a las circunstancias. En el video al final de esta nota, vemos como Davor Suker (croata, goleador de Francia ’98) llevaba al extremo esta rutina, al punto que controlaba su ritmo cardíaco antes de ejecutar. 

Lo otro que incide bastante es la presión, de la que ya hemos hablado. Las investigaciones han encontrado que cuánto más hay para perder, más se falla. En situaciones donde fallar significa la derrota, se marca sólo un 68%, mientras que cuando la victoria/derrota no depende directamente de la ejecución, los jugadores anotan el 92% de los penales.

Esto muestra que no es lo mismo patear primero que segundo en la serie, ya que el segundo viene siempre con la presión de lo hecho por el anterior. Aquí sí podemos decir que hay una incidencia del factor suerte, ya que quien ejecuta primero se resuelve “a cara o cruz”.

En este sentido, vale aportar que el entrenamiento de definiciones por penales debe intentar reproducir lo más posible las características reales. Si bien nunca podremos generar la presión real en situación de entrenamiento, deben hacerse con competencia (premio para el ganador o algún castigo o multa para el perdedor), ejecutarse en series alternadas, definiendo orden de tiro previamente, en momentos de alto agotamiento (final del entrenamiento), etc. Siempre buscando que los jugadores deban poner en práctica todos sus recursos de concentración y manejo de presión.

Por último, hay cada vez más estudios sobre los ejecutantes, como aquella recordada serie de penales donde el arquero alemán Lehmann recibió un papel diciendo a dónde pateaban habitualmente los ejecutantes argentinos y contuvo dos remates. Incluso estudios recientes sobre dónde pone la vista quien va a rematar, y cómo el tiro tiene más posibilidades de ir a donde se ha mirado. ¡Hasta se está estudiando la incidencia de los colores de la vestimenta del arquero!

En resumen, las definiciones por penales no son apenas definidas por la suerte de un jugador o un equipo. Son definidas por mínimos detalles, entre los que la parte mental juega muchísimo, y el buen uso de la rutina puede ayudar al jugador a autorregularse y definir positivamente esta situación.