Cárcel central
Llegó por fin el día tan esperado por todos nosotros, el debut de Racing en un nuevo campeonato uruguayo de Primera división.
Foto: Jime Montgomery.
Desafortunadamente, por muchas razones no terminó de la forma que esperábamos. Del partido, lamentablemente hay poco para hablar. No porque haya sido malo, que lo fue. No porque haya sido aburrido, que lo fue; si no por todo lo otro que pasó.
De camino al "estadio" de Nacional se podía sentir la expectativa de ver a la camiseta más hermosa (aunque jugamos con la alternativa) otra vez en acción. Al subir por las escaleras e ingresar a la tribuna se palpitaba el ambiente que había creado la gente de Racing. Me recibieron como a muchos con globos de colores verde y blanco demostrando que a pesar de que Bonomi no lo quiera, se le puede dar color a una tribuna que se mostraba llena.
De cualquier manera, no podíamos dejar de notar que el equipo local nos apretó contra una esquina de su pequeño estadio, y nos cobró 200 pesos por el privilegio de ver, desde un córner, el 75% del campo de juego, que era lo que se llegaba a ver desde ahí (ojo, desde algunas partes de la tribuna, era menos). Penoso es ver cómo se le permite a este tipo de clubes tratar de tal manera a los visitantes.
No conformes con el hecho de sobre-cobrar por un rincón de una tribuna, el pequeño pulmón que separa a los hinchadas hace que los "hinchas" de Nacional se tienten de gritar, salivar, y sobretodo, arrojar proyectiles a la tribuna visitante, gozando de la impunidad que por algún motivo tienen. Porque eso, ESO, es la cultura Nacional.
A los 43 minutos, después de varios rebotes, le queda una pelota a Alonso que dispara y que contiene Contreras; pero en el rebote, Nacho González la mandó a la red. Más o menos a esa altura del partido, después de un tumulto que -ignoro porqué- se había generado y que (y esto es importante) se había disuelto, a la guardia policial, en el peor accionar que me tocó presenciar en mis años de asistir a partidos de futbol, se le ocurrió que era buena idea, en una tribuna llena de personas que nada tenían que ver con los pequeños incidentes, con niños, y mujeres embarazadas, reprimir con el uso de gases lacrimógenos. LAMENTABLE.
Mientras a escasos metros se divertían tirándonos botellas y cualquier cosa que tuvieran a mano, y hasta se llegaron a vivir situaciones similares, los policías reprimían de nuestro lado.
EL TRABAJO DE LA POLICIA FUE SINIESTRO, no sé si la culpa es de Bonomi (que es un comprobado inepto) de Nacional y la forma en que tratan a los visitantes, o del jefe de policía (probablemente de todos). Francamente, no me importa, pero lo que pasó en el rincón de la tribuna Héctor Scarone fue vergonzoso, y lo que es peor, evitable. Para empezar, esa cancha, no está en condiciones de recibir público visitante, por lo menos no de esa manera, pero ese es tema para otro momento.
Después de ver cómo varios niños y una mujer embarazada se retiraban para recibir asistencia, el ambiente se normalizó apenas. Aunque algunas personas tomaron la decisión de retirarse.
El segundo tiempo transcurrió con normalidad. Nacional no mostró nada extraordinario, pero Racing tampoco. De cualquier manera, y a modo de precaución, el árbitro del partido se encargó de "flechar" la cancha a favor del local.
De todos modos, sobre el final llegó la tardía expulsión de Scotti, que se tendría que haber ido cuando le asestó una patada voladora a Carlitos Diaz. Tampoco vio la tarjeta roja el excedido de peso "Morro" García cuando le propinó una patada en la cara a un futbolista académico.
Después de esto, Racing se arrimó al arco de Nacional, y Rosario intentó con cambios, pero no alcanzó. Entró Gorosito (para mí titular), Gamarra y Dany, pero no mostramos ni la ambición, ni las virtudes que nos podrían haber llevado a igualar el marcador. Así y todo, el local de lo único que se encargó fue de proteger el gol de ventaja que tenía.
Al acabarse el encuentro, después de escasísimos tres minutos de descuento, volvió a caldearse el ambiente. Cayeron un par de botellas de vidrio, que no sé cómo ingresaron, y unas cuantas piedras ante la atenta mirada de la policía. Esto, sumado al trámite del partido, generó reclamos de parte de nuestra parcialidad para los coraceros mientras nos retirábamos.
Lo más increíble de todo es que con lo 100% reprobable que fue el trabajo de quienes se supone que son los que guardan la seguridad, lo peor estaba por llegar. Yo, personalmente, mientras bajaba las escaleras, también prestando atención a no recibir ninguna de las piedras que caían desde la otra tribuna, vi como un oficial fue a buscar a uno de nuestros hinchas mientras este último se retiraba, alegando que le había insultado.
Luego que el policía alcanzara al parcial (que a ésta altura estaba ya en la puerta de salida del estadio) comenzó a empujarlo y pecharlo, y esperó a que se diera vuelta para golpearlo con el palo. Esto no me lo contó nadie, fue a medio metro de donde yo estaba. Por si esto fuera poco, más colegas de este energúmeno, que no está ni por asomo en condiciones de cumplir su trabajo salieron tras él a propinarle golpes a todo lo que encontraron por su camino. Incluso llevándose detenido a otro de nuestros hinchas que se retiraba en paz, con uno de los bombos, a pesar de que (incluso después de recibir agresiones injustificadas) nunca hizo nada ni siquiera para provocar a ningún agente.
Conclusiones para sacar, hay muchas. Futbolísticas, no tantas. Perdimos. No jugamos bien, fuimos tímidos y nos faltó peso ofensivo. Así y todo, fuimos rival para Nacional, que no le sobró nada, porque a su vez, no tiene mucho.
Esperemos que los representantes del club hagan su parte para hacer llegar los reclamos pertinentes a la asociación, y evitar que los medios sigan perpetrando las mentiras de siempre.
Hasta el domingo, ¡Vamos Racing!
De camino al "estadio" de Nacional se podía sentir la expectativa de ver a la camiseta más hermosa (aunque jugamos con la alternativa) otra vez en acción. Al subir por las escaleras e ingresar a la tribuna se palpitaba el ambiente que había creado la gente de Racing. Me recibieron como a muchos con globos de colores verde y blanco demostrando que a pesar de que Bonomi no lo quiera, se le puede dar color a una tribuna que se mostraba llena.
De cualquier manera, no podíamos dejar de notar que el equipo local nos apretó contra una esquina de su pequeño estadio, y nos cobró 200 pesos por el privilegio de ver, desde un córner, el 75% del campo de juego, que era lo que se llegaba a ver desde ahí (ojo, desde algunas partes de la tribuna, era menos). Penoso es ver cómo se le permite a este tipo de clubes tratar de tal manera a los visitantes.
No conformes con el hecho de sobre-cobrar por un rincón de una tribuna, el pequeño pulmón que separa a los hinchadas hace que los "hinchas" de Nacional se tienten de gritar, salivar, y sobretodo, arrojar proyectiles a la tribuna visitante, gozando de la impunidad que por algún motivo tienen. Porque eso, ESO, es la cultura Nacional.
A los 43 minutos, después de varios rebotes, le queda una pelota a Alonso que dispara y que contiene Contreras; pero en el rebote, Nacho González la mandó a la red. Más o menos a esa altura del partido, después de un tumulto que -ignoro porqué- se había generado y que (y esto es importante) se había disuelto, a la guardia policial, en el peor accionar que me tocó presenciar en mis años de asistir a partidos de futbol, se le ocurrió que era buena idea, en una tribuna llena de personas que nada tenían que ver con los pequeños incidentes, con niños, y mujeres embarazadas, reprimir con el uso de gases lacrimógenos. LAMENTABLE.
Mientras a escasos metros se divertían tirándonos botellas y cualquier cosa que tuvieran a mano, y hasta se llegaron a vivir situaciones similares, los policías reprimían de nuestro lado.
EL TRABAJO DE LA POLICIA FUE SINIESTRO, no sé si la culpa es de Bonomi (que es un comprobado inepto) de Nacional y la forma en que tratan a los visitantes, o del jefe de policía (probablemente de todos). Francamente, no me importa, pero lo que pasó en el rincón de la tribuna Héctor Scarone fue vergonzoso, y lo que es peor, evitable. Para empezar, esa cancha, no está en condiciones de recibir público visitante, por lo menos no de esa manera, pero ese es tema para otro momento.
Después de ver cómo varios niños y una mujer embarazada se retiraban para recibir asistencia, el ambiente se normalizó apenas. Aunque algunas personas tomaron la decisión de retirarse.
El segundo tiempo transcurrió con normalidad. Nacional no mostró nada extraordinario, pero Racing tampoco. De cualquier manera, y a modo de precaución, el árbitro del partido se encargó de "flechar" la cancha a favor del local.
De todos modos, sobre el final llegó la tardía expulsión de Scotti, que se tendría que haber ido cuando le asestó una patada voladora a Carlitos Diaz. Tampoco vio la tarjeta roja el excedido de peso "Morro" García cuando le propinó una patada en la cara a un futbolista académico.
Después de esto, Racing se arrimó al arco de Nacional, y Rosario intentó con cambios, pero no alcanzó. Entró Gorosito (para mí titular), Gamarra y Dany, pero no mostramos ni la ambición, ni las virtudes que nos podrían haber llevado a igualar el marcador. Así y todo, el local de lo único que se encargó fue de proteger el gol de ventaja que tenía.
Al acabarse el encuentro, después de escasísimos tres minutos de descuento, volvió a caldearse el ambiente. Cayeron un par de botellas de vidrio, que no sé cómo ingresaron, y unas cuantas piedras ante la atenta mirada de la policía. Esto, sumado al trámite del partido, generó reclamos de parte de nuestra parcialidad para los coraceros mientras nos retirábamos.
Lo más increíble de todo es que con lo 100% reprobable que fue el trabajo de quienes se supone que son los que guardan la seguridad, lo peor estaba por llegar. Yo, personalmente, mientras bajaba las escaleras, también prestando atención a no recibir ninguna de las piedras que caían desde la otra tribuna, vi como un oficial fue a buscar a uno de nuestros hinchas mientras este último se retiraba, alegando que le había insultado.
Luego que el policía alcanzara al parcial (que a ésta altura estaba ya en la puerta de salida del estadio) comenzó a empujarlo y pecharlo, y esperó a que se diera vuelta para golpearlo con el palo. Esto no me lo contó nadie, fue a medio metro de donde yo estaba. Por si esto fuera poco, más colegas de este energúmeno, que no está ni por asomo en condiciones de cumplir su trabajo salieron tras él a propinarle golpes a todo lo que encontraron por su camino. Incluso llevándose detenido a otro de nuestros hinchas que se retiraba en paz, con uno de los bombos, a pesar de que (incluso después de recibir agresiones injustificadas) nunca hizo nada ni siquiera para provocar a ningún agente.
Conclusiones para sacar, hay muchas. Futbolísticas, no tantas. Perdimos. No jugamos bien, fuimos tímidos y nos faltó peso ofensivo. Así y todo, fuimos rival para Nacional, que no le sobró nada, porque a su vez, no tiene mucho.
Esperemos que los representantes del club hagan su parte para hacer llegar los reclamos pertinentes a la asociación, y evitar que los medios sigan perpetrando las mentiras de siempre.
Hasta el domingo, ¡Vamos Racing!