Final feliz
Terminamos zafando del descenso en los últimos 45 minutos del campeonato al obtener un gran triunfo frente a Cerro en el Tróccoli.
Muchos de nosotros nos manteníamos incrédulos ante la realidad de encontrarnos con una posibilidad muy real de descender, considerando la ventaja que teníamos hacía 12 partidos (la última vez que habíamos ganado). Pero conforme el campeonato fue avanzando y Racing fue jugando cada vez peor, esa chance se fue materializando.
"¿Qué tan mal tendríamos que hacer las cosas para terminar en tal posición?", pensábamos. Estábamos en lo cierto en suponer que muy mal, nos equivocamos en afirmar que estábamos salvados.
Es cierto que en algunos partidos la suerte no nos acompañó, mucho menos algunos arbitrajes (sobre todo contra el ayudado Liverpool y Peñarol), pero no es ningún secreto que el exentrenador nunca encontró el equipo ni el juego. Tampoco que duró demasiado en el cargo o los problemas internos del plantel.
Jugadores que cumplieron ya su ciclo, algunos que tuvieron demasiados minutos para lo que fue su rendimiento (ni hablar sus ganas) y otros que no tuvieron los suficientes marcaron la pauta durante un pobre Clausura. Como la sorprendente desaparición de Franco Romero del plantel principal.
Lo claro y concreto es que a falta de un partido para el cierre del año futbolístico, habíamos cosechado 28 puntos en 29 partidos. El anterior semestre también había sido flojo.
Queda claro entonces que lo que nos mantuvo con vida fue el Apertura en el que cosechamos 32 puntos con Larriera. Ningún otro orientador le agarró la mano a un plantel que tendrá que tener cambios de cara a lo que se viene.
Afortunadamente todo esto tuvo un final feliz y este sábado la historia fue distinta. De la mano de Ney Morales y después de tres meses, volvimos a ganar. Cuando más lo necesitábamos. En un partido de hombres, en el que si bien jugamos mejor de lo que lo veníamos haciendo, ganamos a huevo. Y no hay mejor palabra para definirlo que esa.
La tarde estuvo llena de emociones. Cuando comenzaron los partidos que definirían el descenso, estábamos momentáneamente en un desempate con Rentistas. Rápidamente un gran centro de Juan Pablo encontró un mejor cabezazo de Renzo López y nos pusimos en ventaja. Estábamos salvados. Sin embargo no demoraron en llegar noticias de otras canchas.
El Bicho y Liverpool también estaban en ventaja, mientras que en el Tróccoli, Cerro igualaba el partido aprovechando un error defensivo. Por unos minutos que fueron eternos, estábamos en la B.
Cuando el nerviosismo se apoderaba de muchos de nosotros y la tensión en la tribuna se podía cortar con un cuchillo, llegó el empate de Wanderers, mientras que Liverpool de a poco liquidaba su encuentro ante Nacional. El desempate volvía a ser posible.
Por su parte el segundo tiempo en el Cerro era vibrante y los dos equipos querían ganar. La cancha, como siempre, estaba en malas condiciones y eso provocaba que a veces se saltearan las líneas, pero no faltaban emociones.
En los primeros minutos del complemento generamos varias chances sobre el arco rival, que de no ser por algunas grandes intervenciones del golero rival nos habrían puesto en ventaja.
Faltando poco para el final, nuevamente noticias del Parque Viera. El local se ponía en ventaja y nos daba la permanencia. Por si eso fuera poco, Líber volvió a demostrar por qué forma parte de la historia de Racing. Ganó de cabeza, recogió el rebote, y cuando buscó el centro del área: penal.
Caballero le alcanzó la pelota. Es que no debía haber nadie en todo el estadio que no supiera a quién pertenecía esa responsabilidad. Y una vez más, el gordo no decepcionó. El guardameta para un lado, la pelota para el otro. Euforia y emoción. Ya no había dudas, éramos de Primera.
Párrafo aparte merece lo que pasó cuando pitó el arbitro. No habían pasado ni 5 minutos cuando gran parte de la parcialidad local se volcó a la salida de nuestra tribuna y empezaron a llover piedras. No conforme con eso llegaron prácticamente hasta la entrada y además de vandalizar y robar varios vehículos, directamente dieron vuelta uno de ellos.
El accionar policial brillaba por su ausencia y de no ser por la propia gente de Racing, podríamos haber vivido una tragedia mucho mayor. Mientras tanto, otros 40 simpatizantes del rival (aproximadamente) habían ingresado a la cancha para agredirnos desde ese lado.
Si a nosotros nos suspendieron los derechos de localía durante 2 partidos por incidentes menores y un proyectil inofensivo, no quiero ni pensar lo que puede llegar a ser el castigo para Cerro después de todo esto.
Es que la realidad marca que esa cancha no puede estar habilitada si realmente se quiere garantizar la seguridad de los asistentes a los espectáculos deportivos. Eso, o lograr que la guardia policial trabaje bien. Como esto parece imposible, nos quedamos indefectiblemente con la primera opción.
Pido disculpas a mi escaso grupo de lectores por la longitud de esta columna y les agradezco por su fidelidad (?) (aprovecho para mandarle un saludo a mi amigo Leonardo). Nos reencontraremos en el engendro deportivo que han dado en llamar Campeonato Uruguayo Especial o Transición.
Tenemos una nueva oportunidad para hacer las cosas un poco mejor y aspirar a algo más en los seis meses que durará mencionado torneo. Para eso, habrá que cambiar bastante.
Salud, cerveceros, somos de Primera.