Horas vacías
Por suerte pasó el tiempo de buscar cosas para hacer el fin de semana.
Se terminan las especulaciones y los “no me gusta” de los eternos inconformistas.
Ya no hay tiempo de probar, es hora de mostrar y demostrar lo bien que se viene laburando, si la línea de 3 o de 5, si los 4 defensas a la antigua o la valentía de salir a atacar.
En la vecina orilla el Ciclón de Boedo demuestra que no fue casualidad habernos hecho 5 y que no es aquel equipo que casi pierde la categoría el año pasado.
Sin dudas que eso no sirve de consuelo pero alcanza como para hacer todo un poco menos tétrico.
Pasó el poderoso Atlético como para medir con buena vara, no pasamos vergüenza como insinuaban los descreídos, los hicimos temblar por momentos y volvimos a demostrar horrores en el fondo, horrores que serán aprovechados por los rivales, la nube negra sigue ahí arriba y habrá que meterle mucha magia blanca para que empiece a desaparecer.
Pasaron los dos meses más largos de mi vida, muchas horas vacías de cancha, olor a quemado, bombos y trompetas.
Se fueron algunos ídolos y algunos se quedaron, repatriamos goles por doquier y mantenemos las ilusiones intactas como en aquel primer día.
Hay equipo, la banda siempre estará, enfrente la escuelita cervecera, rival que nos trae a los golpes hace algunos partidos y que no será un simple obstáculo.
Se terminó la tortura y las horas vacías de templo y familia, ¡el domingo es contigo viejo Nacional!