La verdad... "Dejala ahí"
Hay que modificar un camino donde la apuesta al futuro debe ser inminente y no se puede perder un minuto más.
yannarthusbertrand.org
A veces un resultado ayuda a crecer, una medalla te da la chance de mayor acceso a competencias de prestigio, becas, difusión en los medios y hasta llegar a cobrar cierto estado de popularidad entre los amantes del deporte. Pero la pregunta que se me viene a la cabeza es, ¿un logro ocasional debe ser desnivelante para que esto suceda?
En lo personal creo que no, que las apuestas deben estar basadas en procesos estructurados, trabajos pensados desde la base de la pirámide en búsqueda de un crecimiento paulatino que vaya generando los nuevos valores que en un futuro estarán a la par de los mejores y nos representarán en las grandes pruebas internacionales como los Juegos Olímpicos. Pero una vez que se llega ¿con qué panorama nos encontramos?
Uno muy distante a la realidad mundial, panamericana y hasta continental, donde Uruguay es de los países que menos invierte en el alto rendimiento, muy por debajo de Paraguay, Perú, Ecuador y ni que hablar Brasil y Argentina.
Esto hace que muchas de las “joyas” que tenemos se vayan estancando, por sus dificultades para competir en el exterior (se viaja poco y nada), por su imposibilidad de dedicarse a entrenar y tener los tiempos necesarios de descanso que exige el deporte, el no contar con los medios para costear suplementación, alimentación adecuada, ni siquiera ropa deportiva correcta y hasta debiendo pagar de sus bolsillos atención médica acorde, necesaria tras cada lesión o molestia física.
Ahora, ¿por qué los deportistas no salen habitualmente a mostrar esta realidad en los medios a la hora de los logros, o previo a cada competencia internacional de exigencia donde las diferencias quedan a la vista?. En muchos casos subyace un temor a que las pocas cosas que se consiguen en la diaria por parte de los grandes organismos oficiales (algún pasaje al exterior, beca ocasional, apoyo de algún tipo) deje de venir a modo de castigo de las autoridades de turno.
A veces se calla por cierta aprensión a un mal mayor, una realidad que a la vista de los involucrados en el seguimiento del alto rendimiento queda a las claras y el mecanismo de “dejarla pasar” hace en muchos casos que los competidores terminen siendo las víctimas de las críticas tras una magra labor, que tiene sus explicaciones en la preparación previa, pero que al no comunicarla, se les vuelve en contra.
Si los deportistas tomaran conciencia que son el gran engranaje de este circuito, otros serían los caminos que se tomarían y las decisiones se pensarían desde otra óptica. Si lograran una unión que les permita ser escuchados como conjunto, los caminos se allanarían y sus pedidos llegarían con mayor claridad y fuerza y no como ahora, con casos puntuales que dejan en evidencia a los autores de los mismos.
Un día me dijeron: “Tremendo ruido hacen cuando caen los grandotes. Posta.”, y yo concuerdo totalmente, pero no en el sentido de amenaza con que se quiso usar, sino que desde el punto de vista de las ideas, que los cambios son posibles siempre y cuando haya compromiso para ello y los principales actores del deporte (sus deportistas), unidos, decididos y con la verdad en la mano, pueden aportar mucho más de lo que varios piensan. Siempre desde el terreno de las ideas y los proyectos, aportando, pero con el convencimiento que hay que modificar un camino donde la apuesta al futuro debe ser inminente y no se puede perder un minuto más.
En lo personal creo que no, que las apuestas deben estar basadas en procesos estructurados, trabajos pensados desde la base de la pirámide en búsqueda de un crecimiento paulatino que vaya generando los nuevos valores que en un futuro estarán a la par de los mejores y nos representarán en las grandes pruebas internacionales como los Juegos Olímpicos. Pero una vez que se llega ¿con qué panorama nos encontramos?
Uno muy distante a la realidad mundial, panamericana y hasta continental, donde Uruguay es de los países que menos invierte en el alto rendimiento, muy por debajo de Paraguay, Perú, Ecuador y ni que hablar Brasil y Argentina.
Esto hace que muchas de las “joyas” que tenemos se vayan estancando, por sus dificultades para competir en el exterior (se viaja poco y nada), por su imposibilidad de dedicarse a entrenar y tener los tiempos necesarios de descanso que exige el deporte, el no contar con los medios para costear suplementación, alimentación adecuada, ni siquiera ropa deportiva correcta y hasta debiendo pagar de sus bolsillos atención médica acorde, necesaria tras cada lesión o molestia física.
Ahora, ¿por qué los deportistas no salen habitualmente a mostrar esta realidad en los medios a la hora de los logros, o previo a cada competencia internacional de exigencia donde las diferencias quedan a la vista?. En muchos casos subyace un temor a que las pocas cosas que se consiguen en la diaria por parte de los grandes organismos oficiales (algún pasaje al exterior, beca ocasional, apoyo de algún tipo) deje de venir a modo de castigo de las autoridades de turno.
A veces se calla por cierta aprensión a un mal mayor, una realidad que a la vista de los involucrados en el seguimiento del alto rendimiento queda a las claras y el mecanismo de “dejarla pasar” hace en muchos casos que los competidores terminen siendo las víctimas de las críticas tras una magra labor, que tiene sus explicaciones en la preparación previa, pero que al no comunicarla, se les vuelve en contra.
Si los deportistas tomaran conciencia que son el gran engranaje de este circuito, otros serían los caminos que se tomarían y las decisiones se pensarían desde otra óptica. Si lograran una unión que les permita ser escuchados como conjunto, los caminos se allanarían y sus pedidos llegarían con mayor claridad y fuerza y no como ahora, con casos puntuales que dejan en evidencia a los autores de los mismos.
Un día me dijeron: “Tremendo ruido hacen cuando caen los grandotes. Posta.”, y yo concuerdo totalmente, pero no en el sentido de amenaza con que se quiso usar, sino que desde el punto de vista de las ideas, que los cambios son posibles siempre y cuando haya compromiso para ello y los principales actores del deporte (sus deportistas), unidos, decididos y con la verdad en la mano, pueden aportar mucho más de lo que varios piensan. Siempre desde el terreno de las ideas y los proyectos, aportando, pero con el convencimiento que hay que modificar un camino donde la apuesta al futuro debe ser inminente y no se puede perder un minuto más.