El 2 de enero de este año, entre medio de turrones, pan dulce y algún que otro aperitivo propio de las fiestas, la Fundación Deporte Uruguay (que integran el Comité Olímpico Uruguayo y el Ministerio de Turismo y Deporte) se reunió con la intención de comenzar a delinear un nuevo ciclo olímpico con vistas a Río de Janeiro 2016.

Muchos de los dirigentes hicieron un alto en sus vacaciones para conversar de las apuestas a futuro y cómo mejorar la que consideraron una “pobre” actuación en Londres 2012, donde los puntos más altos fueron Alejandro Foglia (octavo en Láser de la vela) y Déborah Rodríguez (bajó su record nacional en los 400 metros vallas).

Luego de analizar el pasado y presente del deporte uruguayo, llegaron a la conclusión de que los venideros Juegos Odesur a realizarse en Chile en marzo del 2014 debían ser la gran apuesta a afrontar, en el entendimiento de que “es donde se puede pelear con bases más sólidas por medallas y buenas figuraciones”.

Allí se concluyó que había que hacer un trabajo inédito en nuestro deporte, apoyar desde el vamos, generar crecimiento en aquellos que estuvieran a la altura de ganar preseas y trabajar como nunca se hizo para ello. Los días pasaron, el tiempo también y los meses corrieron como agua, hasta llegar a este agosto, que marca que tan solo faltan siete meses para la cita (sin contar marzo mes del evento).

De aquel enero a la fecha, poco cambió de lo que se hizo en anteriores ciclos y el crecimiento parece estar lejos de ser una realidad. Hoy en día, tan solo dos deportistas celestes se encuentran becados a través de Solidaridad Olímpica (generadas por el Comité Olímpico) y fueron aquellos dos de mejor actuación en la cita inglesa: Rodríguez, que sí participará en los Odesur, y Foglia, que no irá al país trasandino porque su nueva clase de competencia (Finn) no integra el calendario de dichos Juegos.

Remeros, nadadores, tiradores, judokas y todos los otras disciplinas que poseen chances de pelear medallas no tienen este beneficio y eso complica mucho sus posibilidades en el evento. Los deportistas no solo se preparan como pueden para la cita, sino que a esto le añaden que deben estudiar y trabajar, menguando sus horarios, tiempos de descanso, alimentación adecuada y todos aquellos elementos claves en el alto rendimiento.

Pero a esto hay que sumarle que en todo Sudamérica las brechas existentes con nuestro país, con respecto del apoyo económico al deporte, se han acentuado y eso es proporcional a las medallas y objetivos que se pueden concretar.

Por eso, no queda duda que a nuestros deportistas “amateur” no se le puede exigir nada, porque siempre detrás de cada logro hay una historia de vida, de esfuerzo, amor propio y apuesta personal, casi sin ayudas de ningún tipo que la enmarcan en “hazaña”.

Hace pocos días la Fundación “Deporte Uruguay” se reunió una vez más y parece que habría un acuerdo para otorgar 12 becas (lo antes que se pueda) a deportistas con vistas a los Odesur . Quizás algo tarde -se perdieron 8 meses de preparación- pero como dice el dicho: "Más vale tarde que nunca".