Cuando los deportistas son ejemplo de vida
Un deportista que también fue ejemplo de vida para su comunidad. ¿Podémos exigirle eso a los deportistas?
Foto: marca.com
La columna de opinión a continuación va vestida de recomendación, cuando no hay nada interesante que decir, siempre es bueno mostrar gente que sí lo hace.
En este caso vamos a basarnos en un programa español llamado Informe Robinson (programa que volverá en varias ocasiones a esta columna). La parte de Robinson es por Michael Robinson un ex jugador británico que como jugador de fútbol no tuvo una gran trayectoria, aunque pasó por el Liverpool, Queens Park Rangers y Osasuna. Luego de jugar en este último equipo, en 1989, decidió quedarse a vivir en España.
Seguramente varios lo ubiquen cuando aclaremos que Robinson fue la voz e imagen del famoso PC Fútbol desde sus comienzos hasta el 2001. También es la voz de la “Hermana Fea” en las películas de Shrek 2 y Shrek Tercero. Pero volviendo al tema en cuestión, Robinson hace seis años que realiza un programa mensual donde se cuentan historias relacionadas al deporte, siempre aportando un punto de vista novedoso.
El Informe Robinson que inspira esta columna es el dedicado a Manute Bol. En pocas líneas Bol fue un Dinka, una tribu ganadera y agrícola del sur de Sudan, cerca de las fuentes del Nilo. Son unos tres millones, carecen de clases sociales y suelen ser altos, muy altos. Manute se hizo jugador de básquetbol, y fue en su momento el jugador más alto en la NBA, 2,31 m, incluso se dice que su abuelo supo medir 2,39. Jugó pocos años en la NBA, su cuerpo no se lo permitió demasiado, por muchos intentos que se hicieron nunca pudo aumentar de peso y superar los noventa y tantos kilos.
Más allá de su carrera deportiva, hay un hecho que nos motiva a reflexionar, Manute murió pobre, principalmente porque gastó la gran mayoría de sus ingresos en ayudar a su pueblo en Sudán del Sur. Y eso nos hace repasar un poco la historia de Sudán. Históricamente Sudán siempre fueron dos países, totalmente distintos entre sí. El territorio del norte de cultura islámica e influencia egipcia y el sur animista. Pero lo que hasta entonces la naturaleza y alguna guerra aislada separaban, los europeos decidieron juntarlos.
Los británicos unieron las colonias de Sudán y de Sudán del Sur, y cuando en 1956 se declara la independencia de Sudán unificado nadie escuchó a las tribus del sur. Dos guerras civiles después y 2.5 millones de muertos en el medio tuvieron que pasar para que en 2005 Sudán, el del norte, aceptara un referéndum para la independencia del sur. En plenas negociaciones Jartum (capital de Sudan) le ofreció a Manute que sea representante del sur si decidía convertirse al Islam.
Bol no pudo ver a su Sudán del Sur libre, murió hace 3 años en un hospital de Virgina, mientras que la independencia de los sur sudaneses se proclamó el 9 de julio de 2011. Manute puso su fama y su dinero a disposición de su comunidad, fue un ejemplo por donde se lo mire. Y eso nos lleva a reflexionar.
Muchas veces les exigimos a los deportistas que lleven una vida ejemplar en todos sus aspectos. ¿Con qué autoridad? , porque es verdad que muchos son referentes para niños y jóvenes, pero es fundamental explicarles a esos niños y jóvenes que quienes idolatran no son ni más ni menos que deportistas.
Por lo cual lo deben juzgarlos como tales por lo que hacen durante la competencia. En palabras de Dolina en entrevista con Fantino: “Si vos queres admirar a Maradona como ejemplo edificante para la juventud, te dejo solo. Ahora si hablamos de los jugadores de fútbol que han existido, ahí yo me descubro”.
Durante la historia del deporte hemos tenido deportistas que han sido ejemplo de vida y otros que no, siguiendo con Dolina, la vida desordenada y el talento son “líneas causales que van por distintas vías”. Es emocionante cuando el talentoso es a la vez un transmisor de valores para la sociedad, pero también surge la duda, sobre si como sociedad tenemos la autoridad moral de pedirle a un individuo con un talento particular que sea el ejemplo de algo.
O ¿no somos nosotros los mismos que cuando ese talento no brilla somos los primeros en olvidarnos de todo lo que está fuera de un campo de juego?
En este caso vamos a basarnos en un programa español llamado Informe Robinson (programa que volverá en varias ocasiones a esta columna). La parte de Robinson es por Michael Robinson un ex jugador británico que como jugador de fútbol no tuvo una gran trayectoria, aunque pasó por el Liverpool, Queens Park Rangers y Osasuna. Luego de jugar en este último equipo, en 1989, decidió quedarse a vivir en España.
Seguramente varios lo ubiquen cuando aclaremos que Robinson fue la voz e imagen del famoso PC Fútbol desde sus comienzos hasta el 2001. También es la voz de la “Hermana Fea” en las películas de Shrek 2 y Shrek Tercero. Pero volviendo al tema en cuestión, Robinson hace seis años que realiza un programa mensual donde se cuentan historias relacionadas al deporte, siempre aportando un punto de vista novedoso.
El Informe Robinson que inspira esta columna es el dedicado a Manute Bol. En pocas líneas Bol fue un Dinka, una tribu ganadera y agrícola del sur de Sudan, cerca de las fuentes del Nilo. Son unos tres millones, carecen de clases sociales y suelen ser altos, muy altos. Manute se hizo jugador de básquetbol, y fue en su momento el jugador más alto en la NBA, 2,31 m, incluso se dice que su abuelo supo medir 2,39. Jugó pocos años en la NBA, su cuerpo no se lo permitió demasiado, por muchos intentos que se hicieron nunca pudo aumentar de peso y superar los noventa y tantos kilos.
Más allá de su carrera deportiva, hay un hecho que nos motiva a reflexionar, Manute murió pobre, principalmente porque gastó la gran mayoría de sus ingresos en ayudar a su pueblo en Sudán del Sur. Y eso nos hace repasar un poco la historia de Sudán. Históricamente Sudán siempre fueron dos países, totalmente distintos entre sí. El territorio del norte de cultura islámica e influencia egipcia y el sur animista. Pero lo que hasta entonces la naturaleza y alguna guerra aislada separaban, los europeos decidieron juntarlos.
Los británicos unieron las colonias de Sudán y de Sudán del Sur, y cuando en 1956 se declara la independencia de Sudán unificado nadie escuchó a las tribus del sur. Dos guerras civiles después y 2.5 millones de muertos en el medio tuvieron que pasar para que en 2005 Sudán, el del norte, aceptara un referéndum para la independencia del sur. En plenas negociaciones Jartum (capital de Sudan) le ofreció a Manute que sea representante del sur si decidía convertirse al Islam.
Bol no pudo ver a su Sudán del Sur libre, murió hace 3 años en un hospital de Virgina, mientras que la independencia de los sur sudaneses se proclamó el 9 de julio de 2011. Manute puso su fama y su dinero a disposición de su comunidad, fue un ejemplo por donde se lo mire. Y eso nos lleva a reflexionar.
Muchas veces les exigimos a los deportistas que lleven una vida ejemplar en todos sus aspectos. ¿Con qué autoridad? , porque es verdad que muchos son referentes para niños y jóvenes, pero es fundamental explicarles a esos niños y jóvenes que quienes idolatran no son ni más ni menos que deportistas.
Por lo cual lo deben juzgarlos como tales por lo que hacen durante la competencia. En palabras de Dolina en entrevista con Fantino: “Si vos queres admirar a Maradona como ejemplo edificante para la juventud, te dejo solo. Ahora si hablamos de los jugadores de fútbol que han existido, ahí yo me descubro”.
Durante la historia del deporte hemos tenido deportistas que han sido ejemplo de vida y otros que no, siguiendo con Dolina, la vida desordenada y el talento son “líneas causales que van por distintas vías”. Es emocionante cuando el talentoso es a la vez un transmisor de valores para la sociedad, pero también surge la duda, sobre si como sociedad tenemos la autoridad moral de pedirle a un individuo con un talento particular que sea el ejemplo de algo.
O ¿no somos nosotros los mismos que cuando ese talento no brilla somos los primeros en olvidarnos de todo lo que está fuera de un campo de juego?