El rival no se sienta

El tema es adentro.

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Foto: AFP.
Los peruanos estuvieron una semana entera movilizándose en las redes sociales bajo la consigna “El rival no duerme”; intentando dañar la concentración de nuestra selección para sacar ventaja.

Lo hicieron, se juntaron frente al hotel a tirar bombas toda la madrugada, se infiltraron en la práctica, silbaron nuestro himno y tiraron huevos al ómnibus celeste. Lamentablemente, para ellos, se olvidaron de una cosa: el partido se juega adentro de la cancha y lo que hicieron afuera, no les sirvió para nada.

Los huevos hay que meterlos adentro, no tirarlos afuera señores. Le pese a quien le pese este país tiene una de las historias más ricas del fútbol mundial y eso no se ve afectado por un grupo de hinchas cantando o tirando cosas. Nuevamente este plantel repleto de leones agitó su melena cuando se necesitó.

¿Bombas? Bombazo fue el segundo gol de Suárez, que abrió las puertas del Estadio para que la hinchada empiece a retirarse. En esta tierra se forjó gran parte de la historia de este maravilloso deporte, y siempre estuvo llena de enormes goleadores, que nunca se ven intimidados.

La tradición lo indica, y aunque nunca me gustó ser de los que viven solo de lo que éramos en otros tiempos o de cómo se ganaba antes, esta vez no lo puedo dejar pasar.

Se infiltraron en las prácticas con sus cámaras y sus periodistas, pero hay unos datitos no menores que no tuvieron en cuenta. La garra de Arévalo Ríos, los enganches de Luisito, las atajadas de Muslera en los momentos precisos, el trabajo en equipo y todo lo que se vio en el estadio peruano, no se ve tan fácil en un entrenamiento.

“Orientales, la patria o la tumba” reza nuestro himno (que evidentemente no oyeron por los chiflidos) y no hay otro en el mundo que pueda expresar algo similar. La selección uruguaya es, en este momento, un representativo celeste. Cada vez que entran a la cancha, salen a representarnos, a dejarlo todo por la victoria, por la clasificación, por el país.

“El rival no duerme” decían. Y es verdad, generalmente porque estmos acostumbrados a no dormir, por andar de festejos por las noches. Tan verdad como que esta noche, nuestro rival no se sienta.