Volveremos volveremos
La última vez que le ganamos en fechas corridas a los “grandes”, fue en el 88 y terminamos campeones. No será que se repita lo de la primera vez…
Con el 2007 no solo se fue nuestra última estrella, sino también nuestra última expresión futbolística. Después de esa fría noche, después de terminar de dar la vuelta y festejar, fue como si hubiésemos entrado en un pozo negro y desaparecido. Comenzamos una caída libre que no parecía tener fin. Golpe tras golpe nos íbamos acercando al piso. Y que quedamos cerca, quedamos.
Pero todo eso parece olvidarse. Esos años grises parecen desaparecer. Señores, señoras, ¡volvió Danubio! Cuando más lo precisábamos, volvió. Podemos dejar de vivir del pasado para pensar en presente. Este equipo es presente.
Este equipo juega. No somos un ballet como dice el himno, ni tocamos la pelota como nos enseñó Pelusso, pero salimos a morder. En el olvido habían quedado los años donde salíamos a proponer y el otro equipo salía a defenderse. Eso lo fuimos cambiando por un simple conformismo de que no nos hagan goles, y si hago uno, capaz que gano. Y así nos fue. Pero usted no se preocupe, eso parece desaparecer. Volvimos a ser.
¿Y qué cambió?, se pregunta usted. Yo también. La respuesta parece estar en que nos tocaron el orgullo. Nos dejaron en la lona con el juez haciendo la cuenta regresiva. Pero no, no está muerto quien pelea. Y acá estamos nosotros. Con hinchas haciendo de jugadores, con jugadores que son hombres, con hombres que saben que no están en un cuadro más, y un cuadro que no se conforma y va por todo.
A la mierda la tabla del descenso. A por el campeonato vamos, señores, y tenemos con qué.
Este equipo convence y yo estoy convencido. No me sumo al carro del éxito. Supe estar en las peores. Supe ver a Danubio en una agonía de 13 partidos sin ganar. Y por todo eso, hoy puedo decir con propiedad que estamos para cosas mayores.
Un dato anecdótico a tener en cuenta. La última vez que le ganamos en fechas corridas a los “grandes”, fue en el 88 y terminamos campeones. No será que se repita lo de la primera vez…
Pero todo eso parece olvidarse. Esos años grises parecen desaparecer. Señores, señoras, ¡volvió Danubio! Cuando más lo precisábamos, volvió. Podemos dejar de vivir del pasado para pensar en presente. Este equipo es presente.
Este equipo juega. No somos un ballet como dice el himno, ni tocamos la pelota como nos enseñó Pelusso, pero salimos a morder. En el olvido habían quedado los años donde salíamos a proponer y el otro equipo salía a defenderse. Eso lo fuimos cambiando por un simple conformismo de que no nos hagan goles, y si hago uno, capaz que gano. Y así nos fue. Pero usted no se preocupe, eso parece desaparecer. Volvimos a ser.
¿Y qué cambió?, se pregunta usted. Yo también. La respuesta parece estar en que nos tocaron el orgullo. Nos dejaron en la lona con el juez haciendo la cuenta regresiva. Pero no, no está muerto quien pelea. Y acá estamos nosotros. Con hinchas haciendo de jugadores, con jugadores que son hombres, con hombres que saben que no están en un cuadro más, y un cuadro que no se conforma y va por todo.
A la mierda la tabla del descenso. A por el campeonato vamos, señores, y tenemos con qué.
Este equipo convence y yo estoy convencido. No me sumo al carro del éxito. Supe estar en las peores. Supe ver a Danubio en una agonía de 13 partidos sin ganar. Y por todo eso, hoy puedo decir con propiedad que estamos para cosas mayores.
Un dato anecdótico a tener en cuenta. La última vez que le ganamos en fechas corridas a los “grandes”, fue en el 88 y terminamos campeones. No será que se repita lo de la primera vez…