Tarde de carnaval
Con la villa en plena fiesta y rompiendo 25 años de no ganar en casa contra Peñarol.
Desde un principio fui a la cancha resignada, sentía que íbamos a perder, por lo que ya estaba entre nerviosa y quemada.
Para peor, los amigos de la AUF se pusieron rompehuevos en la entrada, pidiendo a algunos socios el recibo de pago de la cuota junto con la entrada.
Obviamente, no tenía el recibo conmigo porque nunca lo piden así que tuve que volver a buscarlo. Todo venía para el orto.
Una vez adentro y comenzado el partido, pude deleitarme con los avances de las murgas para el próximo carnaval. ¡Qué partido feo, por favor! Puro pelotazo y nada de futbol.
He dicho que Cerro no juega tan mal pero lo del domingo no tengo cómo taparlo. Pero voy a reivindicar lo de la defensa que, esta vez, no se mandó mucha cagada, sino que, por el contrario, nos salvó de varias y hasta de ahí vino la alegría del pueblo cerrense.
Qué me importa que fuera un centro desviado, que tuvo tremendo culo. Leites hizo un golazo y se mandó tremendo partido. Él dice que es bolso pero en algún rinconcito es tremendo villero.
Los nervios que pasé los últimos 45 minutos del partido... Creo que se me agravó el síndrome Víctor Púa porque en cada jugada, mi cuerpo se movía en la dirección que yo quería que fuera la pelota.
Y así terminó el partido. Con la villa en plena fiesta y rompiendo 25 años de no ganar en casa con estos muertos.
Para peor, los amigos de la AUF se pusieron rompehuevos en la entrada, pidiendo a algunos socios el recibo de pago de la cuota junto con la entrada.
Obviamente, no tenía el recibo conmigo porque nunca lo piden así que tuve que volver a buscarlo. Todo venía para el orto.
Una vez adentro y comenzado el partido, pude deleitarme con los avances de las murgas para el próximo carnaval. ¡Qué partido feo, por favor! Puro pelotazo y nada de futbol.
He dicho que Cerro no juega tan mal pero lo del domingo no tengo cómo taparlo. Pero voy a reivindicar lo de la defensa que, esta vez, no se mandó mucha cagada, sino que, por el contrario, nos salvó de varias y hasta de ahí vino la alegría del pueblo cerrense.
Qué me importa que fuera un centro desviado, que tuvo tremendo culo. Leites hizo un golazo y se mandó tremendo partido. Él dice que es bolso pero en algún rinconcito es tremendo villero.
Los nervios que pasé los últimos 45 minutos del partido... Creo que se me agravó el síndrome Víctor Púa porque en cada jugada, mi cuerpo se movía en la dirección que yo quería que fuera la pelota.
Y así terminó el partido. Con la villa en plena fiesta y rompiendo 25 años de no ganar en casa con estos muertos.