Como debe ser
El "Vasco" da cátedra en un medio corrompido.
Que el fútbol es una locura, que produce pasiones desmedidas y que muchas veces se nos van de las manos, no es ninguna novedad.
Lamentablemente, tampoco es novedad que los protagonistas de este deporte no colaboren demasiado para que eso cambie.
Dirigentes que imaginan planes macabros en su contra, jugadores que justifican derrotas por errores arbitrales y técnicos que declaran para la tribuna están a la orden del día.
Lo que, desafortunadamente, no es común es que aparezca un tipo que se salga de todo eso. Y más aún que ese tipo sea el técnico de Nacional.
Porque no es fácil ser el técnico de Nacional y salir a decir lo que medio país no quiere escuchar, ni siquiera lo que sus propios dirigentes -o algunos de ellos- pregonan.
Le preguntan por Peñarol, ni una palabra. Le preguntan por los jueces, no les pega. Le preguntan por el juego, tiene autocrítica.
Entonces el "Vasco" es como un oasis en el desierto. Al periodismo no le sirve, obvio, no rinde. Pero a la sociedad y al fútbol le vendrían muy bien muchos tipos como este.
Lamentablemente, tampoco es novedad que los protagonistas de este deporte no colaboren demasiado para que eso cambie.
Dirigentes que imaginan planes macabros en su contra, jugadores que justifican derrotas por errores arbitrales y técnicos que declaran para la tribuna están a la orden del día.
Lo que, desafortunadamente, no es común es que aparezca un tipo que se salga de todo eso. Y más aún que ese tipo sea el técnico de Nacional.
Porque no es fácil ser el técnico de Nacional y salir a decir lo que medio país no quiere escuchar, ni siquiera lo que sus propios dirigentes -o algunos de ellos- pregonan.
Le preguntan por Peñarol, ni una palabra. Le preguntan por los jueces, no les pega. Le preguntan por el juego, tiene autocrítica.
Entonces el "Vasco" es como un oasis en el desierto. Al periodismo no le sirve, obvio, no rinde. Pero a la sociedad y al fútbol le vendrían muy bien muchos tipos como este.