La academia de la ineficiencia

Caímos derrotados este sábado a la noche frente a Nacional. En virtud, más que nada, de nuestras deficiencias a la hora de concretar las jugadas de gol.

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Fue el debut de Larriera en el banco de suplentes cervecero y en el equipo titular no hubo demasiadas sorpresas. Quizás el hecho más cuestionable es la no inclusión de Manuel Fernández en la zaga, y sí la del recientemente incorporado Malrrechaufe, de regular partido.

El resto fue muy parecido a lo que veníamos viendo ya que, con Acosta, Balsas, Murillo y Ezquerra en la tribuna, no había demasiadas variantes.

Los primeros minutos no fueron buenos, y eso nos costó un gol, que como sucede habitualmente nos hizo reaccionar. Es justo decir, además, que el visitante estaba jugando con muchos suplentes, pero en el resto del primer tiempo los superamos en casi todos los aspectos del juego.

También es cierto que el gol llegó por medio de una jugada que denota ciertas falencias defensivas, ya que antes de la definición del jugador rival, hubo dos desvíos prácticamente dentro de nuestra área chica. Y fue así que se pusieron en ventaja, para alegría de los 3 mil hinchas tricolores que se dieron cita en el estadio.

En los restantes minutos de la primera etapa, se vislumbró algo de la idea del nuevo entrenador. Los laterales apoyaron, desbordaron y llegaron. De hecho, una de las más claras las tuvo Lalo, que no supo definir y le reventó el balón en el pecho a Munua.

Lo interesante fue que además de -por momentos- lograr una buena triangulación, no quedamos prácticamente nunca desbalanceados. Cuando uno (o los dos) de los laterales trepaba por su costado, armábamos una línea de 3 provisoria en el fondo, a veces hasta integrada por Ernesto cubriendo el contraataque.

Todo marchaba relativamente bien, hasta que la pelota llegaba al área. Ahí apareció la falta de ese “hombre-gol” que la mande a las piolas.

Agustín Gutiérrez condujo bien el equipo, pero estuvo mucho menos que feliz a la hora de definir, perdiéndose un gol increíble que podría haber significado el empate. El equipo presionó en la mitad de la mitad de la cancha, la banda (que como siempre se hizo sentir) empujó, pero no alcanzó.

La segunda etapa sería otra historia. Estuvimos muy cerca de anotar el empate al principio, pero después el partido se tornó mucho más parejo, y peor jugado. Por ambos.

No se veía el gol por ningún lado, pero ellos tuvieron la virtud que nosotros no, y en la primera que tuvieron, pusieron el partido 2 - 0. Perdido por perdido, fuimos al ataque y encontramos un par de chances más, pero las malogramos. No había caso.

Entró Cayetano para darle un poco más de manejo a la mitad del campo, y algo de eso hubo, pero el partido no cambió y se fue consumiendo el tiempo. Tampoco se animaron a cobrarnos un penal cuando el partido estaba tan solo 1 - 0, pero esa historia es tan vieja que aburre.

Hay dos formas de evaluar el partido: perdimos contra un equipo lleno de suplentes sin poder anotarle siquiera un gol. O nos quedamos con el buen rendimiento en varios pasajes del primer tiempo, sumado a las ausencias que tuvimos y esperamos recuperar.

Cada uno elegirá la suya. Lo cierto es que el siguiente fin de semana nos enfrentará a Miramar Misiones, en un duelo que pasa a ser fundamental pensando en la fatídica. Nos vemos en el Méndez Piana.

Racing y solo Racing.