Un laurel más conquistado quedará

Fuimos anfitriones y ganamos los tres partidos al hilo, lo que nos coloca en las semifinales de la Liga de las Américas y enaltece el básquetbol de todo el país.

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Foto: fibaamericas.com
Si a alguien se le ocurría, años atrás, que hoy estaríamos viviendo esto, posiblemente no le hubiésemos creído. Estamos en un sueño del que no queremos despertar jamás.

Quizás valió la pena la espera, el recorrer canchas y trepar tribunas así los resultados no acompañasen, el estar en las malas y en las no tan buenas, para poder hoy vivir lo que estamos viviendo: esta alegría que no termina más, no termina más. Clasificamos a las semifinales de la Liga de las Américas, ni más ni menos.

El vicecampeonato en Liga Sudamericana no era todo. Volvimos a jugar a nivel internacional y volvimos a organizar un certamen de este tipo, esta vez en el gran Estadio Aguatero. Fuimos anfitriones y ganamos los tres partidos al hilo, lo que nos coloca en las semifinales de la Liga de las Américas y enaltece el básquetbol de todo el país.

Magia. Magia se vio en el juego, un juego parejo, sólido, armado y preciso, juego que no estamos acostumbrados a ver. Nuestros jugadores respondieron a las exigencias de estas instancias y los refuerzos se pusieron la camiseta y supieron defenderla con altura.

Magia se vio en las tribunas que sorprendían, una vez más, a todo un continente. El color, las banderas que se desplegaban una a una al son de los cánticos que no pararon nunca.

La fiesta inundó al barrio que no se cansa de festejar en rojo, verde y blanco. La alegría es de muchos y es inmensa. Arriba muchachada, que el triunfo nos brindará, satisfacciones siempre logradas.

¡Arriba Aguada una vez más!