Hasta acá nos dio

Un poco más en frío, y después de haber quedado por el camino en la competición, escribo esta última columna.

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Quedó un sabor amargo. No sé cuánto más lejos podríamos haber llegado en esta Liga "Profesional" aunque con canchas que se gotean, problemas de humedad e infinitos “parates”. Pero a mí, como a mis hermanos de cancha y seguramente a la totalidad de los hinchas e integrantes del plantel, nos quedó el sentimiento de que podíamos haber al menos superado la serie.

Quizás el primer partido condicionó la serie, aunque tampoco sería justo cargarle toda la culpa a los jueces. Por más que hayan sido determinantes, se cometieron muchos errores propios, por ejemplo, en el rebote defensivo.

Quizás Allen no era lo que necesitábamos, pero también quedó la duda la temporada pasada sobre qué hubiera pasado si cambiábamos a Fay. Esta temporada se cambió, quizás un poco tarde, quizás con el jugador equivocado, pero siempre con el fin de mejorar. Es fácil hablar con el diario del lunes.

La realidad es que quedamos una vez más por el camino en cuartos de final. La última vez que el equipo jugó semifinales fue en 2009, cuándo tras los incidentes justamente ante Atenas, pasamos a unas semifinales en las que nos eliminó Defensor. Luego, lo más cercano a campeonar que estuvo “el rojo” tras el título en 2005/06, fue la temporada siguiente donde perdimos en semifinales ante el finalmente campeón Malvín. Hasta el día de hoy, al menos a mí, me quedan dudas sobre qué pasó con Jair Peralta y el “Toñito” García en esa serie…

Tal vez, y seguramente, “para esto” es para lo que estamos. No se han realizado grandes inversiones en jugadores, si no que se ha apostado a una base joven a futuro y a lo institucional. Lastimosamente (y gracias a Dios) el equipo nos “mal acostumbró” con momentos de excelente básquetbol. Por eso es que nos queda el sabor a poco, a que se podría haber dado más.

Lo cierto es que hay equipos muy fuertes, y para vencerlos, había que dar todos los partidos el 100% y un plus. Los pequeños errores en un torneo como este, y más aún siendo un equipo “de pibes”, generalmente se pagan muy caro.

Hasta aquí nos dio, y no es para dramatizar. Ya habrá tiempo para quienes les compete realizar el plantel de jugadores y cuerpo técnico para la siguiente competición. Si decidir apostar fuerte a campeonar, o seguir focalizándose en muchas cosas que también son, y muy, importantes.

Gracias al plantel por los momentos de excelente basquet, especialmente en Chucarro. Gracias a la linda familia roja que siempre acompañó cuando tocó perder, y festejó (sin haber nunca sobrado y/o faltado el respeto a NINGÚN rival) cuando tocó ganar.

Distintas opiniones tenemos todos, pero sea cual haya sido por dirigentes y cuerpo técnico, siempre se tiró para el mismo lado en el acierto o en el error.

Y por último, gracias a quienes leyeron esta columna siempre, alguna vez o nunca. Fue lindo mientras “la pude robar”. Hasta la Liga que viene, nos vemos en Chucarro.