La T mueve montañas

Otro libro en el Nuevo Testamento del fútbol uruguayo.

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Foto: Pablo Nogueira (ladiaria.com.uy)
“Con este espíritu, todos los que integramos Tenfield S.A. rendimos tributo con nuestra ofrenda de trabajo sin pausas, esfuerzo continuo y dedicación permanente, a la figura de Francisco Casal, genial inspirador y realizador de este proyecto que para muchos sólo podía concebirse en la dulce atmósfera de los sueños imposibles.

Él, “Paco”, como en tantas otras actividades que desarrolló en el fútbol y en la vida, se encargó de demostrar que las barreras no existen cuando no se bajan los brazos, haciendo realidad la sentencia bíblica: la fe mueve montañas.”

 
Así de sublimes son los últimos párrafos de la sección “Nosotros” del sitio web de Tenfield. Y por si alguno cree que estoy inventando, pase y vea.  Así, entre ofrendas y sentencias bíblicas, Dios, Él, “Paco”, sonríe desde la Divina Providencia del balompié charrúa.
 
Pero lo grave no es que Garrido, o quien haya escrito ese deliciosa presentación, rinda tributo a la figura del genial inspirador Francisco Casal. De última es el que le da laburo (aunque tratar a tu patrón como a un Dios parece algo bastante desagradable). Lo complejo es que en todas las esferas del fútbol, y otras esferas también, se transformen en los siervos de la santa sede de Divina Comedia.
 
Renunció Bauzá y con él el Ejecutivo de la AUF en pleno. No es la primera vez que pasa, pero esta vez es diferente. Renunció un Ejecutivo que, con errores o aciertos, no sólo cumplió lo que prometió (potenciar la selección uruguaya como prioridad), sino que generó ingresos millonarios nunca antes vistos para la AUF y por ende para los clubes, además de negociar los derechos de TV del fútbol uruguayo como nunca antes (en perjuicio de Casal, que tuvo que desembolsar unos cuantos millones de dólares más) y proponer licitar los derechos de TV de la selección para las Eliminatorias de 2018.
 
“El fútbol uruguayo no vale más de lo que yo pago”, dijo alguna vez Casal, pero este Ejecutivo, con Bauzá a la cabeza, demostró que no era cierto. En 2011 Tenfield tuvo que pagar el doble de lo que proponía para quedarse con los derechos del fútbol local.
 
Era claro que la cosa no iba a quedar así, que no iba a ser así de fácil pretender quebrar un poder que desde hace años gobierna nuestro fútbol. Con la gran mayoría de los clubes “chicos” como mandaderos, reclamando la renuncia del Ejecutivo por “matarlos de hambre”; con Peñarol encabezando la denuncia ante la Conmebol por los derechos de TV de las copas, comenzó la cruzada que hoy (con la última decisión del Poder Ejecutivo de no mandar a la Policía al Centenario, y una manito de Ache y su constante delirio de conspiración universal contra Nacional) termina con otro triunfo de Dios.
 
El apoyo que este Ejecutivo había tenido del Gobierno Nacional, clave para torcer el brazo de Tenfield en 2011, se diluyó. Por ahí nos pasará por la cabeza el juicio suspendido por temas impositivos y la asignación de una señal digital para VTV.
 
En cuanto a los clubes “pobres”, la receta de siempre: con la promesa del pan, solo será hambre para hoy y más hambre para mañana. Y con eso, la dependencia y la fidelidad eterna al mesías que, si bien me vacía y me seguirá vaciando, por lo menos me hace jugar todos los fines de semana.
 
Peñarol solo tendrá que ser el caballito de batalla de Casal en su lucha por ganarle a Fox los derechos de TV para pagar la plata de su tan promocionado como innecesario Estadio. Y Nacional… A Nacional no le importará nada con tal de “recuperar el poder político de la AUF”, ese que en teoría perdió con en el nuevo milenio (ganando 9 títulos de los últimos 16 disputados) y que últimamente sirve de excusa para justificar que sus jugadores no dan dos pases seguidos.
 
Así las cosas, es muy probable que se cierre un ciclo exitoso de nuestro fútbol, con dos clasificaciones consecutivas a un Mundial, logrando un cuarto puesto, obteniendo una Copa América y dos subcampeonatos mundiales juveniles.
 
Volverán los viejos valores, de los que nos reímos cuando la gente de La Celeste de Antes escribe sus artículos, pero estos van a volver en serio, con aprendices de Figueredo presidiendo la AUF y volviendo, como antes, a la ofrenda de trabajo sin pausas para satisfacer a Dios.
 
Parecerá apocalíptica mi predicción, pero ya viví los 90 y la década pasada. Ya sabemos qué pasó en el fútbol uruguayo. Y además, estoy triste. Y estoy triste porque, puteando o no los cambios de Tabárez, en estos años a miles de uruguayos nos volvió a entusiasmar la Celeste, y a tantos otros los entusiasmó por primera vez.
 
Estoy triste porque ganó el chantaje y la mafia. Estoy triste porque el fútbol perdió, y el interés de un magnate con cadenas de oro pudo más.

Otra vez se hizo realidad aquella sentencia bíblica: “la T mueve montañas”.
 
Amén.