​Tan lejos y tan cerca

Seguir viviendo un año más esta locura de ver al viejo y dolorido Sud América en Primera División

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Con el resonante triunfo frente a Liverpool, Sud América quedó en la línea de Cerro Largo y Juventud, los equipos rivales por el descenso, solo que ellos no duplican y nosotros sí.

Para el común de la gente que mira la tabla con frialdad, Sud América está salvado, ya que los rivales deberían hacer el doble de puntos que nosotros para salvarse, algo que no han hecho hasta el momento. Es más, Juventud ni siquiera ha podido hacer el mismo puntaje que nosotros.

También para el común de la gente, Sud América tiene un buen equipo que juega bien a la pelota, con jugadores de interesante proyección, por lo tanto no se sorprenderían si la IASA mantiene la categoría.

Pero para el hincha buzón, que de común tiene muy poco, mira la tabla con terror y sufre semana a semana pensando en el próximo partido. De nada le sirve que le digan que con dos triunfos en ocho partidos que restan estaría salvado. El hincha buzón ve esos dos triunfos como algo casi heroico, imposible de lograrlo en situaciones normales.

Es que para el hincha buzón salvarse del descenso significa mucho más que para cualquier hincha de otro equipo. Para el hincha buzón es casi la vida. Porque gracias a este plantel, cuerpo técnico y grupo inversor, el hincha buzón volvió a ir a ver a su equipo con la abandonada sensación de que se jugaba algo cada semana.

Empezó a dejar las reuniones sociales en la tribuna y comenzó a vibrar desde el minuto cero, sabiendo que en cada tranque, en cada centro nos jugamos algo.

Y ese algo que nos jugamos es nada más y nada menos que la ilusión de confirmar que todo esto que estamos viviendo no es solo un espejismo, hermoso y placentero, pero extremadamente corto.

Porque el hincha buzón, que tantas batallas ha perdido, siente después de tanto tiempo que valió la pena cada derrota, para aprender a saborear cada triunfo. Aquellos 100 hinchas que nunca dejaron caminar sola a la IASA, aquellos que hacen 200 kilómetros cada vez que son “locales”, sin quejarse y sin cuestionarse, saben que es hora de disfrutar el sufrimiento de estar peleando algo.

A cada uno de ellos, que les resulta imposible ver la realidad con frialdad, les quiero decir que estamos tan lejos como tan cerca de seguir viviendo un año más esta locura de ver al viejo y dolorido Sud América en Primera División. Estamos a tan solo dos sufridos pasos de lograrlo. Anímese a soñarlo, anímese a creerlo…