Llega el día. Casi dos semanas después, se juega la revancha en casa. La fe está intacta y la ilusión, también. Creemos que se puede. Faltan 90 minutos de juego y tres goles para quedarnos con la clasificación.

Este equipo se caracteriza por desatar rebeldía en los momentos más complicados, y este martes, no puede ser la excepción. En los hinchas, que reine la paciencia. A no desesperarse, porque sabemos que este equipo va a dejar lo mejor, otra vez.

Y en los jugadores, que aparezca la confianza. Que se apoyen unos a otros como la gran familia que demostraron ser a lo largo de la Libertadores. Que vuelva esa defensa indestructible de la mano (o de la cabeza) del Coto Correa.

Que se iluminen los pies de Giorgian y se encuentren de nuevo con la magia de Felipe. Que aparezca la tranquilidad de Andy para ordenar el partido, junto a la clase de un Nico Olivera.

Pasar a cuartos, depende de nosotros.

Yo voy a estar el martes a las 19 en el Franzini, esperando cambiar el rumbo de esta historia. Y sabiendo que me voy a ir orgullosa de ser de Defensor Sporting. Sé que muchos más también.