Si Di María fuera lindo

De finales de Champions y otras historias.

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Foto: fifa.com
A medida que se acumulan horas de lectura sobre un tema, uno empieza a encontrar esas voces autorizadas fuera de los focos, unos pocos que exponen sobre un tema sin importarle demasiado las ventas.

Cuando terminó la final los focos iban apuntar a Ronaldo y su festejo; o a Bale, sus 100 millones y un gol que junto a la corrida de la final de la Copa del Rey, empieza a emparejar las cuentas.

Pero cuando se va a las otras voces, a las profundas, todas coinciden. Real Madrid le debe la décima a Ángel Di María y a Sergio Ramos.

Al primero le buscaron salida al comienzo de la temporada, y lo que más pesó para que se quedara en Madrid fue una situación familiar. Sea como sea el argentino se quedó, y a base de grandes rendimientos se transformó en pieza clave.

Lo de Ramos es un poco diferente, pero no tanto. Aunque hace años es referente del club, esta temporada no empezó de la mejor manera en su relación con Ancelotti, tanto que el DT declaró después del partido que para las Navidades se había ido un defensa y había vuelto otro.

Sergio Ramos, el mismo que se lesionó el cuello cabeceando en un entrenamiento una semana antes de la final de la Copa del Rey, se escapó de la marca de Godín, quien había marcado a los mejores cabeceadores de todos los equipos rivales, y cuando los hinchas merengues se encomendaban a dioses “cristianos”, el cabezazo salvador lo puso el defensa central.

Luego del partido, el periodista De La Morena le preguntó a Casillas si creía tener un ángel de la guarda. Iker contestó: “A medida que pasan los años tiendo a pensar que sí”.

Es que el partido se venía dando como muestra fiel del relevo generacional de goleros. De un lado Courtois se mostraba seguro como siempre, y del otro Casillas estaba extrañamente errático. Pero al final Di María y Ramos se vistieron de ángeles de la guarda.

Del otro lado había un equipo con el cual era fácil identificarse, pero no por compartir nacionalidad con algunos jugadores, sino porque había llegado hasta ahí a base de trabajo más que talento.

Simeone se hizo cargo de este Atlético a mitad de temporada 2011/2012. Se había ido Gregorio Manzano. Por la Liga en 17 partidos había sumado 22 puntos, marchaba décimo y solamente 3 puntos por arriba de la línea de descenso, dato que los hinchas colchoneros dicen casi de manera orgullosa para explicar su resurrección.

En 17 partidos le habían convertido al equipo de Manzano 27 tantos. El golero era Courtois y la línea de cuatro: Juanfran, Godín, Miranda y Filipe Luis. Esta temporada el “Aleti” recibió 26 goles en 38 juegos, siendo el equipo menos vencido. El golero es Courtois y la línea de cuatro: Juanfran, Godín, Miranda y Filipe Luis.

Simeone logró rescatar un equipo a la deriva con prácticamente la misma plantilla, he ahí el milagro. Y es verdad que muchas veces de este lado del Atlántico nos parecen exagerados algunos gestos del argentino, pero del otro lado están encantados con la forma de dirigir y la pasión impuesta.

Los capitaneados por Gabi, de emocionante rendimiento en la final, tuvieron todo y no tuvieron nada, como declaró el “Cholo” en la rueda de prensa.

No pudieron desafiar más la lógica, pero no sucumbieron ni ante Bale ni ante Ronaldo. Fue ante Di María, que si fuera más lindo y pronunciara todas las eses, sería tapa de las portadas deportivas con la frecuencia que se merece.