El regalo inesperado

Entusiasma ver la habilidad de Pereiro, el sacrificio de los jugadores, sumado a ese fóbal estético al que somos adictos.

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Apareció el fútbol. Y no hubo sanciones por antidoping, mi mayor preocupación el domingo de tarde luego del desempeño de Juan Manuel Díaz, simpático muchacho.

Una temperatura muy agradable que me permitiría insultar a viva voz a Ache sin H por la situación de los jugadores con arresto domiciliario.

Pero cuando uno se preparaba para reflexionar cómo en una institución profesional se olvidan de tamaño detalle, y los jugadores también dejan de lado sus responsabilidades, apareció un Nacional diferente.

Los improperios cargados de intolerancia religiosa sobre la temperatura torácica de Ignacio María, las referencias sobre la motricidad fina de Arismendi, similares a los monteadores con motosierra, se ahogaron en un grito de gol. Y eso se repitió toda la tarde.

Entusiasma ver la habilidad de Pereiro, el sacrificio de los jugadores, sumado a ese fóbal estético al que somos adictos. No niego que los demás cuadros puedan disfrutar de jugar de la misma manera, pero el hincha de Nacional disfruta de una manera diferente. El segundo gol de Alonso fue poesía en movimiento: rápido, preciso, vistoso.

Más allá que Alonso mojó cuatro veces en una tarde (cosa que los hinchas tricolores le criticaban que solo hacia bajo sábanas), el jugador distinto y que le cambio la cara al Nacional de este semestre fue Sebastián Fernández.

El mismo que vino casi por lástima, que trajeron cuando moría el período de pases, cuya pretemporada con el bolso lleva 15 días y que estaba entrenando solo, con los jugadores libres en una cancha de fútbol 5. Brillante dirigencia. José María Delgado, Dante Iocco y Miguel Restuccia, eclipsados.

Para todo, la victoria fue un bálsamo. Tanto es así, que el gran desajuste en defensa, que entre otras cosas permitió el gol del empate de Defensor, y los errores de dirigencia mencionados pasaron a segundo plano y el tema del lugar de la hinchada visitante quedó relegado.

En este momento de alegría y entusiasmo merecido que tenemos, me gustaría detenerme sobre este punto. "Nacional debe ganar en todas la canchas", es algo que hemos escuchado bastante este último tiempo. Si la frase se cumpliera al pie de la letra, no podría estar más de acuerdo.

¿Qué implica esto? Nacional debe ser el mejor, en todos los aspectos. Estos incluyen comodidades para los equipos visitantes. Para esos hinchas, ir al Gran Parque Central debería ser el evento deportivo más placentero, después de ser local.

Considero que podría manejarse con mejor criterio y más flexibilidad, mediante acuerdos que beneficien a ambas partes y provean de las comodidades adecuadas que fortalezcan los lazos institucionales, no todo lo contrario.

Vamo' los pibes.