Los candidatos no hablan de deporte

La campaña electoral y el deporte.

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Cuando decidimos hacer un ciclo de entrevistas sobre las políticas deportivas de los tres partidos mayoritarios, nos motivó un hecho curioso y llamativo: los candidatos no hablan de deporte.

Muy lejos, allá en el comienzo de la campaña, Bordaberry presentó su equipo de trabajo en deporte, y anunció una batería de medidas para los primeros 100 días de gobierno. Todo lo hizo en un desayuno que reunió a exdeportistas, dirigentes, periodistas y políticos. Curiosamente no se vieron deportistas en actividad. Fue el único de los presidenciables que por lo menos se explayó en deportes, el resto nada.

Pero esta situación tiene otro gran problema: los candidatos no hablan porque nadie les pregunta. Tampoco tengo claro quién tiene que preguntar. Los periodistas deportivos en general se meten poco en estos temas. Por otro lado, los periodistas políticos lo consideran irrelevante. Algunos prefieren hacer las mismas preguntas que ya hicieron otros, para escuchar las mismas respuestas.

Para quienes gustan de los extremos, no estoy diciendo que el deporte tenga que ser un tema de primera línea en la campaña. Parafraseando a Valdano: el deporte es lo más importante de las cosas menos importantes.

Tampoco tengo claro que al público le interese el tema. Las tres notas que publicamos en PDA no tuvieron grandes números. Hasta ahora: Daners 640 visitas, Ferrari 321 y Castaingdebat 317. Pero supongamos que esto último sea culpa nuestra, por no presentarlas de maneras más atractivas o no tener la suficiente llegada.

Decidimos centrar las entrevistas en el deporte de competencia por ser un tema con el que tenemos contacto a diario. Sin dejar de reconocer que el deporte tiene aspectos sociales y de salud que son muy importantes, y que deben ser atendidos antes que la competencia.

El Partido Colorado tiene algunas buenas ideas, pero sin una base sólida para financiarlas. Ferrari contó que se pretende un “compromiso político partidario” para que se asignen “seis o siete veces” más recursos para deporte. Algo que se antoja muy difícil.

Pero el punto más flojo de su programa son las cuestiones relacionadas a los múltiples Centros de Alto Rendimiento (CAR). Crear un CAR cuesta -en el mejor de los casos- 50 millones de dólares, y es un lugar multidisciplinario donde los atletas de muy variados deportes puedan entrenar, comer, e incluso vivir.

Decir que no se sabe cuánto cuesta un CAR es faltar a la verdad. Decir que se planean construir cuatro CAR en Uruguay es no saber de qué se está hablando.

Para tener una idea, España con sus 46 millones de personas tiene solamente dos CAR. Lo que se entiende de las declaraciones de Ferrari es que el Partido Colorado busca un CAR general y algunos específicos para menos disciplinas.

El Partido Nacional también habla de un Centro de Alto Rendimiento que denominan: Centro Celeste de Alto Rendimiento (CeCAR), pero poco y nada sabemos de ello.

Armando Castaingdebat, referente deportivo para el PN, al ser preguntado de dónde saldría la financiación contestó: “Hablamos un poco de mejorar la ley existente de promoción de deportes. Acá lo que hay que tener es definición de qué es lo que queremos, a dónde queremos ir y cómo lo vamos a hacer”. Ni el programa del PN, ni sus representantes pudieron contestar cómo se financiaría un CAR.

Por otro lado, el programa del FA establece la creación de un Sistema Nacional de Alto Rendimiento, pero no dice nada concreto, habla de “herramientas eficaces y eficientes” y de actualización de las metodologías de entrenamiento.

Daners, el director de Infraestructura y Administración de la DINADE cambia la perspectiva de la discusión y se pregunta si es necesario un CAR en Uruguay. Sin lugar a dudas fue la posición más realista de los tres y lejos de los lugares comunes.

Pero también hay puntos de contacto entre los tres partidos. Todos piensan que el deporte se podría beneficiar mucho más de los fondos que vuelcan a la publicidad estatal. Desde el PC y el PN piden destinar parte de esos gastos a actividades deportivas, y desde el FA se dice que hay que sistematizar el apoyo estatal.

Pero el tema que queda latente es la jerarquización de algunas disciplinas. Y todos están de acuerdo que es inviable el apoyo estatal a las 62 federaciones. Lo que se debe discutir es, en base a qué indicadores se escoge a cuáles apoyar.

Connotación social, como dijo Castaingdebat (y nombró al kung fu, la Federación con menos apoyo de todas, siendo de las artes marciales con menos atletas); o tal vez la cantidad de personas que podrían practicarla.

El problema es que no se habla de estos temas en campaña, porque nadie pregunta y porque alguna parte de la prensa se acuerda de los deportes que no son fútbol o básquetbol, solo dos o tres veces al año.