Sensatez y sentimientos

Solo perdimos un partido, no es para dramatizar, aunque tampoco para hacer de cuenta que no pasó nada.

sud-america.jpg

El que perdimos con Danubio fue un partido en el que salió poco y nada. Un sombrío encuentro de ambas partes, que bien podría haber terminado empatado o con triunfo buzón.

Un baldazo de realidad que nos enseña que tenemos que estar bien atentos siempre, en todos los partidos y que hay que -como sea- cambiar la pisada en estas dos últimas fechas del campeonato.

Ganarle a Atenas el viernes en Maldonado es fundamental para tener un respiro y afrontar el final con mayor entusiasmo, antes del receso.

También la derrota con Danubio nos hace ser más sensatos. Nos hace no dejar de ver ni por un minuto la tabla de abajo y -sin dejar de soñar con más- nos pellizca y despierta recordándonos que el único e impostergable objetivo, por ahora, es la permanencia en Primera División.

Una derrota que nos permite no echarle la culpa al juez (a pesar de que pudimos tener un penal a favor no cobrado) de nuestro fracaso momentáneo y que nos hace ver que no nos podemos confiar ni distraer un solo segundo para alcanzar la meta.


En la derrota, con más fervor y entusiasmo saludamos a nuestros jugadores, para los que no hay ningún reproche en cuanto a entrega, sacrificio y compromiso con la causa. Este grupo ya sabe cómo levantarse ante la adversidad y dar vuelta la pisada ante una caída.

Solo perdimos un partido, no es para dramatizar, aunque tampoco para hacer de cuenta que no pasó nada: se trata de aprender de los errores y ajustar con sensatez lo que sea necesario.