¡El Goes una vez más!
Seis partidos, seis años, y al final nos sacamos la espina del clásico.
Foto: Facebook Oficial del Club Atlético Goes
El reloj corría, las posesiones se consumían y Goes seguía clavado en 64 puntos. Medio Palacio sufría porque la bola no entraba hasta que De Gouveia, con cinco puntos al hilo, quebró al fin el partido y llegó el tan ansiado desahogo. No era para menos, era sacarse de encima la mala racha de seis clásicos sin ganar.
La tribuna es un abrazo solo. Con la familia, con los amigos, con cualquier hincha que estuviera a mano; un abrazo de esos de todo un barrio. Dientes apretados para liberar la bronca contenida de tanto tiempo y de tantas cosas. De los seis años sin ganar el clásico, sí, pero también porque ganarlo significó terminar de volver de la sombra de la desafiliación y de los años jodidos que nos tocó vivir. Porque para terminar de volver a Primera faltaba cerrarle la boca a los que decían “no nos ganan nunca más”.
Esta vez el empuje de siempre desde la tribuna sí se trasladó al equipo, que contó con la rebeldía y los huevos de la remontada pasada, pero que además le sumó concentración los 40 minutos y momentos de buen básquetbol. Y cuando las papas quemaron no falló, con la mano caliente de Matías en el momento clave, con un Brian tremendo, un Adeleke enorme abajo del aro y un Acosta que demostró que cuando se enchufa desequilibra.
Dice la columnista del otro cuadro que “el clásico ya pierde sentido”. El pez por la boca muere, y el resultado de ayer se lo sacan con peine fino. Porque no entienden cómo, cuando todos nos daban por muertos en estos años, el pueblo misionero no falló ni en Tercera, ni en el Metro ni aun yéndose del Palacio después de un clásico con las manos vacías.
Remando contra las propias limitaciones, con planteles inferiores a los del rival y con la poca guita que hay a mano, Goes siempre se revolvió para hacerles la vida imposible. Y vaya si lo ha logrado, si no revisen a dónde guardaron los globos negros del 2006. El misionero siempre está, haya o no superplanteles financiados por guita de dudosa procedencia.
La alegría va por barrios, y hoy nos tocó a nosotros, que bien merecido lo tenemos. Hoy el barrio está de fiesta, y eso no nos lo saca nadie. ¡El Goes una vez más, ra ra, el Goes volvió a ganar!
La tribuna es un abrazo solo. Con la familia, con los amigos, con cualquier hincha que estuviera a mano; un abrazo de esos de todo un barrio. Dientes apretados para liberar la bronca contenida de tanto tiempo y de tantas cosas. De los seis años sin ganar el clásico, sí, pero también porque ganarlo significó terminar de volver de la sombra de la desafiliación y de los años jodidos que nos tocó vivir. Porque para terminar de volver a Primera faltaba cerrarle la boca a los que decían “no nos ganan nunca más”.
Esta vez el empuje de siempre desde la tribuna sí se trasladó al equipo, que contó con la rebeldía y los huevos de la remontada pasada, pero que además le sumó concentración los 40 minutos y momentos de buen básquetbol. Y cuando las papas quemaron no falló, con la mano caliente de Matías en el momento clave, con un Brian tremendo, un Adeleke enorme abajo del aro y un Acosta que demostró que cuando se enchufa desequilibra.
Dice la columnista del otro cuadro que “el clásico ya pierde sentido”. El pez por la boca muere, y el resultado de ayer se lo sacan con peine fino. Porque no entienden cómo, cuando todos nos daban por muertos en estos años, el pueblo misionero no falló ni en Tercera, ni en el Metro ni aun yéndose del Palacio después de un clásico con las manos vacías.
Remando contra las propias limitaciones, con planteles inferiores a los del rival y con la poca guita que hay a mano, Goes siempre se revolvió para hacerles la vida imposible. Y vaya si lo ha logrado, si no revisen a dónde guardaron los globos negros del 2006. El misionero siempre está, haya o no superplanteles financiados por guita de dudosa procedencia.
La alegría va por barrios, y hoy nos tocó a nosotros, que bien merecido lo tenemos. Hoy el barrio está de fiesta, y eso no nos lo saca nadie. ¡El Goes una vez más, ra ra, el Goes volvió a ganar!