Impresiones de un entrenamiento
Las impresiones de una visita a los entrenamientos de la selección chilena.
Hace algún tiempo que descubrí lo mucho que me gusta ver el entrenamiento de un equipo de fútbol. Mi condición de futbolista amateur, por momentos semi-profesional (solo si tenemos en cuenta la parte de ganar dinero por jugar al fútbol), me hace interesarme enormemente por aquellos que hacen los mismos ejercicios que yo, pero de mucha mejor manera.
En un entrenamiento se luce la técnica y se puede prestar atención a los detalles, elementos que en un partido y en vivo no se aprecian tanto. Detalles ínfimos, como ver qué marca de guantes usa el arquero, qué ejercicios se usan para entrar en calor o cómo se mueve un jugador en un espacio reducido.
Desde que vivo en Viena, Austria, me he dejado caer alguna que otra vez por el entrenamiento del Austria Viena. Me asombraron sus monitos (o rondos, como le dicen los españoles) a un toque y en muy poco espacio. Claro, el pasto como una alfombra ayuda a la técnica.
Esta vez fue turno de ir de visita a un movimiento de la selección chilena, que anda por Viena previo a un partido amistoso contra Irán. Los entrenamientos de una selección nacional tienen otras restricciones: solo 15 minutos para sacar fotos, jugadores a grandes distancias y mucho movimiento táctico. El entrenador debe aprovechar al máximo el poco tiempo que está con sus jugadores.
El equipier y una veintena de pares de zapatos, la encargada de prensa con una planilla conversando con los periodistas que acompañan a la delegación, los ayudantes del entrenador delimitando con cintas blancas diferentes áreas, y el entrenador de arqueros comenzando el entrenamiento. Los arqueros siempre empiezan a entrenar primero.
Con la primavera asomando en la capital austríaca, el lugar elegido por los chilenos para entrenar era ideal. El Kontakt Sportcenter tiene de un lado al Danubio y del otro la ciudad de la ONU. Es un predio con dos canchas y un sector de césped sintético.
Llegaron los jugadores, descendieron y fueron directamente a una de las canchas. Luego de unos minutos reparé en un detalle: ninguno saludo a la prensa al bajar, no se escuchó ni un "buenas tardes".
No sé por qué ese detalle quedó prendido en mi cabeza. Quizá porque la última vez que estuve en el Complejo Uruguay Celeste para ver una práctica de la selección sub 20, nos cruzamos con Lugano.
El capitán no solo saludó, sino que se detuvo unos minutos para conversar sobre un toque de La Vela Puerca con cuatro desconocidos que éramos nosotros. Diferencias que seguramente no signifiquen mucho, o quizás sí.
Sampaoli tiene la difícil tarea de manejar las expectativas que desde Chile se generan con esta selección. Una Copa América de local y una de las mejores generaciones de su historia provocan entusiasmo en todos.
Previendo esto, el entrenador dio un mensaje claro a los referentes, Bravo y Sánchez: nada de declaraciones triunfalistas y bajo perfil. Quizá por eso, jugadores y cuerpo técnico se bajaron del ómnibus y se fueron rápidamente a trabajar.
En un entrenamiento se luce la técnica y se puede prestar atención a los detalles, elementos que en un partido y en vivo no se aprecian tanto. Detalles ínfimos, como ver qué marca de guantes usa el arquero, qué ejercicios se usan para entrar en calor o cómo se mueve un jugador en un espacio reducido.
Desde que vivo en Viena, Austria, me he dejado caer alguna que otra vez por el entrenamiento del Austria Viena. Me asombraron sus monitos (o rondos, como le dicen los españoles) a un toque y en muy poco espacio. Claro, el pasto como una alfombra ayuda a la técnica.
Esta vez fue turno de ir de visita a un movimiento de la selección chilena, que anda por Viena previo a un partido amistoso contra Irán. Los entrenamientos de una selección nacional tienen otras restricciones: solo 15 minutos para sacar fotos, jugadores a grandes distancias y mucho movimiento táctico. El entrenador debe aprovechar al máximo el poco tiempo que está con sus jugadores.
El equipier y una veintena de pares de zapatos, la encargada de prensa con una planilla conversando con los periodistas que acompañan a la delegación, los ayudantes del entrenador delimitando con cintas blancas diferentes áreas, y el entrenador de arqueros comenzando el entrenamiento. Los arqueros siempre empiezan a entrenar primero.
Con la primavera asomando en la capital austríaca, el lugar elegido por los chilenos para entrenar era ideal. El Kontakt Sportcenter tiene de un lado al Danubio y del otro la ciudad de la ONU. Es un predio con dos canchas y un sector de césped sintético.
Llegaron los jugadores, descendieron y fueron directamente a una de las canchas. Luego de unos minutos reparé en un detalle: ninguno saludo a la prensa al bajar, no se escuchó ni un "buenas tardes".
No sé por qué ese detalle quedó prendido en mi cabeza. Quizá porque la última vez que estuve en el Complejo Uruguay Celeste para ver una práctica de la selección sub 20, nos cruzamos con Lugano.
El capitán no solo saludó, sino que se detuvo unos minutos para conversar sobre un toque de La Vela Puerca con cuatro desconocidos que éramos nosotros. Diferencias que seguramente no signifiquen mucho, o quizás sí.
Sampaoli tiene la difícil tarea de manejar las expectativas que desde Chile se generan con esta selección. Una Copa América de local y una de las mejores generaciones de su historia provocan entusiasmo en todos.
Previendo esto, el entrenador dio un mensaje claro a los referentes, Bravo y Sánchez: nada de declaraciones triunfalistas y bajo perfil. Quizá por eso, jugadores y cuerpo técnico se bajaron del ómnibus y se fueron rápidamente a trabajar.