​El orgullo de ser hincha de Fénix

Sufriendo, metiendo, aguantando y peleando. Así se ganó una batalla clave en busca de la permanencia.

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Todavía falta pero cada partido que pasa nos acerca al objetivo. Se sacó adelante un partido que era vital para seguir peleando por mantener la categoría.
 
Una vez más “Manotas” tapó esa pelota clave que nos mantuvo con vida en el partido. Nuevamente las camisetas terminaron empapadas de sudor por la entrega y el corazón que dejó cada uno de los jugadores en la cancha. Las gargantas de los hinchas quedaron afónicas después de gritar el “Feni nomá” cuando pitó el juez y los corazones de cada uno de nosotros asumieron que van a sufrir mucho en las cinco fechas que nos quedan.
 
Un párrafo aparte se merece Martín Liguera. De Martín se pueden escribir muchas cosas pero hay una palabra que lo resume todo: “Gracias”. Gracias por tu fútbol, por tu entrega, por tu pasado y tu presente en el club.  Por correr y meter como un pendejo y pensar el partido como un veterano. Por gritar los goles y comprometerte como si fueras un chiquilín. Simplemente gracias.
 
Pero además ganamos como institución. Mientras festejábamos el triunfo tuvimos que soportar y esquivar algunas piedras que desde afuera nos arrojaban no más de 15 estúpidos que se escudan y se hacen llamar “hinchas de Rampla”. Está claro que el título de hinchas les queda grande, porque esas reacciones lejos están de ser asociadas con el amor a un club y el respeto a una institución.
 
Encima, esos quince estúpidos, tuvieron la “gracia” de grafitear la escuela del barrio. Y así como en muchas ocasiones un grupo de nuestra hinchada decidió que para hacerse respetar había que “ir a buscarlos”, el otro día la razón le ganó al corazón y entendimos que la mejor forma de defendernos era juntar cal, conseguir pintura y volver a poner linda la escuela.
 
Demostramos que un club es el barrio, los jugadores, los hinchas y los dirigentes. Demostramos que somos una familia y que en las pequeñas acciones y aportando cada uno desde su lugar podemos salir adelante.
 
Porque somos un barrio, porque tenemos que tirar todos para el mismo lado y sobre todas las cosas porque si estamos todos juntos podemos, más que nunca lo grito: ¡El Fénix no baja!