​PDA es un viaje: Más que un club

La magia del FC Barcelona se explica en la idiosincrasia de su gente y en la herencia del modernismo: La belleza estética a disposición de las masas.

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En nuestra revista digital La Fatídica del mes de febrero, publicamos esta columna para la sección "PDA es un viaje". Desde entonces el FC Barcelona acumuló dos títulos más (Liga y Copa del Rey), por lo que es un buen momento para que nuestro lectores puedan disfrutarla.

Cuando uno es turista aprende muy rápido que un tour guiado es bastante caro, y que los tours gratuitos nunca son gratis. Por eso, mientras caminás por la tuya bajo la sombra de la Sagrada Familia, afinás el oído y le robás un par de piques al guía del grupo que está unos pasitos más allá. Que conste que todo es por amor al arte, a Gaudí, su obra y un poquito también para escribirlo en La Fatídica. 

25 millones de euros al año se gastan en la construcción de esta iglesia que, según dicen, estará terminada para 2026, cuando se cumplan 100 años de la muerte de su creador. Aunque también dicen que no, que en realidad llevará más tiempo. La mayor parte del presupuesto anual lo donan actualmente el Emperador de Japón y el Vaticano. Pero por supuesto estos datos no tienen el más mínimo rigor periodístico. A fin de cuentas, esto es una historia de viaje y son los datos que repetía el guía ahí, atrás de todas esas cabecitas agrupadas. 

No muy lejos de la opulenta e inconclusa basílica de Gaudí, se encuentra otro templo, también consagrado a la religión católica, al que los catalanes llaman “La Catedral del Pueblo”. La Basílica de Santa María del Mar ya existía cuando Antoni Gaudí paseaba por las calles de Barcelona. Según dicen, esta construcción llamó tanto su atención que en su interior se inspiró al diseñar su obra maestra. Su construcción, a la que ldefonso Falcones dedicó la recomendable novela “La Catedral del Mar”, dio inicio en el 1329 y fue finalizada apenas 54 años después, en 1383. Tiempo récord si consideramos que la Sagrada Familia planea terminarse 144 años después de su inicio. 

La verdadera Catedral de la ciudad, demoró 122 años en construirse. Justamente como reacción a la construcción de esta última, destinada a la realeza y nobleza de aquellos años medievales, fue que los feligreses decidieron construir su propia catedral. Medio siglo después, la habían terminado. Tras pagarla con su dinero y con su trabajo, el pueblo tenía su premio. 

Hasta ahora de deporte poco y nada. La historia concreta es mucho más sencilla. Tras la Guerra Civil, varios años después, se trabajó en la restauración de los vitrales dañados de Santa María del Mar. Para entonces, varias entidades donaron dinero patrocinando esta obra. Una de las instituciones que lo hizo fue el FC Barcelona y, en agradecimiento, se colocó un escudo del club de 50x40cm en una de las coloridas ventanas. Desde entonces, Santa María es patrona del Barcelona y el club ofrenda sus títulos cada vez que los gana. 

Resulta un símbolo muy poético, al menos para un turista futbolero como yo, que un equipo de fútbol ofrende sus títulos en la Catedral del Pueblo, ya que es el pueblo el que sufre especialmente la derrota y goza tanto de la victoria. Un símbolo que por demás le calza a esta Barcelona moldeada por el arte modernista, cuyos artistas pensaban que la belleza estética había que democratizarla y hacerla pública. En otras palabras, sacaron el arte a la calle. No sé si estos símbolos y creencias en verdad tengan que ver, pero se me antoja que el fútbol al que desde hace años el FC Barcelona acostumbra a su pueblo, no es más que una extensión de esta forma colectiva de ser de los catalanes. 

Asociarse para conseguir en corto tiempo logros inimaginados, dotándolos además de toda la belleza estética posible, es su estilo. No alcanza con que sea funcional, debe ser vistoso y estar a disposición de todos. Y así –ya sin ser capricho o imaginación mía- es el fútbol del Barca, ese club que cuando gana, agradece a Santa María en la catedral del pueblo. Ahí, donde hay un pequeño rincón dedicado a su pasión incondicional. 
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Columna publicada en la edición de febrero de La Fatídica, revista digital exclusiva para suscriptores de PDA, a la que podés acceder mes a mes haciéndote socio acá.