Una isla
El proceso de selección sigue dejando enseñanzas.
Pelear por otros en tiempos donde parece que uno es lo más importante. Pelear por otros en el país de "el que no llora no mama y el que no afana es un gil". Pelear por otros en el ambiente del fútbol, no debe ser tarea fácil.
El fútbol en Uruguay es un asunto público y eso a veces nos hace olvidar que la AUF es una asociación privada, y que por más que nos interesemos sobremanera en su funcionamiento, no tienen por qué rendirle cuentas a la sociedad.
La discusión Nike o Puma me generó ciertas dudas, porque en algún momento llegué a pensar que se trataba de jugadores ricos pidiendo más plata, pidiendo lo mismo que ganan sus compañeros de equipos europeos.
Y allá apareció el capitán para dejar las cosas claras: "no queremos un peso más". Lo que entre por derechos de imagen de los jugadores lo donarán a la Mutual, la Fundación Celeste o alguna otra idea que se les ocurra.
La selección es una isla en todo este barro del fútbol uruguayo. Ojalá muchos jugadores puedan conocer esa isla, para luego volver y cambiar la realidad de la que surgieron, para sumarse a los Bigote López y Agustín Lucas, porque ya lo dijo una murga: "si vos no cambiás algo, no cambia nada".
La era Tabárez llegó a ser una era gracias a los resultados deportivos, si no se hubiera terminado luego de un corto período.
El legado del Maestro y sus jugadores trasciende cualquier resultado, y en un fútbol donde a veces enseña que "el segundo es el primer perdedor", mucho hay que agradecer que la selección refleje un Uruguay posible, uno donde la mejor oferta le gane a las otras y uno donde el que tiene mucho se preocupa por el que tiene poco.
El fútbol en Uruguay es un asunto público y eso a veces nos hace olvidar que la AUF es una asociación privada, y que por más que nos interesemos sobremanera en su funcionamiento, no tienen por qué rendirle cuentas a la sociedad.
La discusión Nike o Puma me generó ciertas dudas, porque en algún momento llegué a pensar que se trataba de jugadores ricos pidiendo más plata, pidiendo lo mismo que ganan sus compañeros de equipos europeos.
Y allá apareció el capitán para dejar las cosas claras: "no queremos un peso más". Lo que entre por derechos de imagen de los jugadores lo donarán a la Mutual, la Fundación Celeste o alguna otra idea que se les ocurra.
La selección es una isla en todo este barro del fútbol uruguayo. Ojalá muchos jugadores puedan conocer esa isla, para luego volver y cambiar la realidad de la que surgieron, para sumarse a los Bigote López y Agustín Lucas, porque ya lo dijo una murga: "si vos no cambiás algo, no cambia nada".
La era Tabárez llegó a ser una era gracias a los resultados deportivos, si no se hubiera terminado luego de un corto período.
El legado del Maestro y sus jugadores trasciende cualquier resultado, y en un fútbol donde a veces enseña que "el segundo es el primer perdedor", mucho hay que agradecer que la selección refleje un Uruguay posible, uno donde la mejor oferta le gane a las otras y uno donde el que tiene mucho se preocupa por el que tiene poco.