Fue un triunfo importantísimo el de Uruguay ante un rival directo como Ecuador. Sin embargo, tarde a la noche, todos corrimos a prender los televisores (expresión de la década pasada), para ver cómo reaccionaban los periodistas argentinos ante una nueva derrota de ellos.

Esta columna no trata de comportamiento moral, la desgracia deportiva ajena suele ser un entretenimiento recurrente. En mi caso me resultó entretenido la primera vez, aquella de Niembro, la Ferrari chocada de Batista y las críticas desmedidas a Pastore.

Supongo que fue impactante por ser improvisada, por lo inesperado que resultó esa eliminación frente a Uruguay para todo el periodismo argentino. Luego se volvió lugar común, tanto que hay periodistas especializados en editorializar luego de cada fracaso.

Pero ya no es lo mismo. Todo está armado, se ven las estructuras que sostienen la escenografía. Cuando Fantino se para a cámara y dice "lo último y me voy a sentar", pero sigue hablando 10 minutos más, es porque alguien le está diciendo al oído que el rating minuto a minuto viene muy bien y hay que seguir.

Entonces se polemiza por polemizar, se repiten los mismos argumentos de mil maneras diferentes, y se tiende a exagerar cada vez más, porque hay que superarse a uno mismo.

Nunca me interesó ese periodismo de opinión barato, de cinco personas con dudosos pergaminos hablando de cómo solucionar problemas. Charlas de bar con cámaras prendidas.

El periodismo deportivo por estos lados es muy resultadista, y como en Uruguay los resultados ahora acompañan luce todo más bonito. Pero Uruguay históricamente estuvo en el lugar de la tabla donde ahora está Argentina.

De este lado del Río de la Plata miramos con burla este espectáculo, pero no puedo dejar de plantearme que nosotros estamos a un par de malos resultados de ser eso, que nuestro periodismo uruguayo supo ser eso. Es verdad, con menos efectos especiales, pero no porque seamos más medidos, sino porque no nos sale.
 

Enfrente tengo un espejo que da un reflejo
Distorsionado que no soy yo
Y vernos sin entendernos,
Reconocernos sin conocernos
Es nuestra misión
Parece...