El viernes me mandó un mensaje Pablo, un colega. Me preguntaba qué documentales de ESPN 30x30 valen la pena. Podría mentir y decirles que no sé por qué me lo preguntaba a mí, pero siendo un individuo que un domingo por la tarde prefiere mirar NFL a ver un Nacional - Danubio, o que disfruta más de un partido de la serie Mundial de baseball antes que una final del Metro, está claro por qué me lo pregunta a mí. 

Los 30x30 son documentales, en su mayoría con temáticas del deporte estadounidense, o vinculados a las ligas deportivas de Estados Unidos. Excelentes, todos. Una forma espectacular de contar historias. 

Nada que ver, pero hace unos días se volvió viral una noticia curiosa sobre los canales de Venecia. Qué peligroso que es volverse viral en tiempos de Coronavirus. O qué redundante. O qué fácil, simplemente te subís a caballito del virus de moda y ya estás en todos lados. 

Bueno, no importa. La noticia viral es que la ausencia de turistas, la menor circulación de góndolas y embarcaciones por los canales venecianos, habían resultado casi que como por accidente en que pocos días después, sus aguas luzcan cristalinas. 

Qué consecuencia inesperada, pero a la vez sumamente lógica. Y al leer me enteraba que en realidad la calidad del agua no ha mejorado, simplemente los sedimentos del lecho de los canales se asentaron en el fondo, permitiéndole al agua recobrar su cristalinidad. Me impactó ver videos de cómo nadaban los delfines por la laguna, a orillas de la ciudad. Qué imagen curiosa la de ver delfines en las proximidades de la plaza de San Marco

Lo que me inunda ahora es una certeza. Primero fue una sospecha, pero ahora estoy seguro. Así como el barro cae al fondo de los canales en Venecia, para que sus aguas luzcan transparentes, algo similar tiene que pasar con nuestro consumo de noticias cotidiano. 

Mientras nuestras grillas de TV están llenas de partidos en vivo, del zapping de un estadio de fútbol al otro, o a una cancha de básquetbol o a las pistas de Fórmula 1, somos miles mirando esa superficie embarrada, pero perdiéndonos de ver lo que sucede debajo. 

“El Cebolla Rodríguez entrenó diferenciado”, dice un titular. “Estocolmo - Unión Atlética se suspendió por humedad”, comentan en la tele. Prendés la radio y “Messi rompe un nuevo récord” o “Los rumores dicen que Cavani se va del PSG”.  

Todo eso se fue, se pausó por un rato. Y lo que va quedando es un consumo de historias mucho mejor contadas, más significativas, con mejor producción y sin tanta urgencia. Ahí estaban en la tele, partidos del Mundial de 2010 y 2014. Unos amigos encontraron una web con partidos históricos y se pusieron a ver Holanda - Uruguay del Mundial 74. 

Y entonces, me acordaba, me escribió un mensaje Pablito preguntándome qué documental le recomendaba. Y la verdad que me prendió la lamparita. Él a mi. Me puse a mirar si en la web de ESPN estaban estos documentales disponibles para mirar. Porque la verdad que los gringos los han cuidado mucho de la piratería y no siempre los encuentro. Pero ahora, como todos los días te pasan uno distinto en la TV, también estaban ahí, en la web. Como los delfines en Venecia, salieron a jugar. 

Así que ta, una cosa lleva a la otra y terminé un fin de semana entero mirando documentales, desde patinaje sobre hielo hasta la persecución policial de OJ Simpson en 1994. Gracias, Pablo.